
Un muchacho de Connecticut tomó esa drástica medida porque no se animaba a teminar la relación.
Tucker Blandford, un estadounidense de 23 años, no sabía cómo dejar a su novia y tuvo una idea que quizás fue demasiado lejos: fingió su propia muerte. Pero eso no es todo: junto a su novia Alex Lanchester -que vive en Inglaterra- ya habían hecho todos los preparativos para casarse, y solamente faltaba ultimar los detalles.

Una semana antes de que él viajara a ver a Alex, ella recibió un llamado -supuestamente- del padre de su novio. “Me dijo que Tucker había estado profundamente deprimido y que deseaba morirse, así que se había arrojado frente a un auto. Yo no podía respirar, estaba devastada”, recordó la chica.

La pareja se había conocido en 2012, cuando Alex se había ido a los Estados Unidos en un viaje de estudios. La relación era romántica y perfecta. Cuando el intercambio estudiantil se terminó y ella tenía que volver a Inglaterra, él le pidió matrimonio. Planificaron la boda a distancia hasta que ella recibió la trágica noticia: su futuro marido era un imbécil.