La belicosa historia de la humanidad y los conflictos en Medio Oriente
La historia de la humanidad ha estado signada por encuentros muy poco felices entre las diferentes culturas que coexistieron en cada época.
Durante miles de años y bajo diferentes argumentos, los desacuerdos interculturales, religiosos o territoriales, tanto como los derivados del afán por el manejo de los diferentes recursos naturales, han sido dirimidos mediante conflictos bélicos.
La ciencia fue aumentando el poder de las armas, y su posesión fue convirtiéndose en juez y jurado de los conflictos entre los seres humanos. De los palos y piedras, a las lanzas, arcos y flechas; de los cañones y fusiles a los misiles, bombas atómicas y armas biológicas, la humanidad fue subiendo una cada vez más peligrosa escalera.
El escalón en el que nos encontramos hoy es uno de los más altos y por lo tanto uno de los más peligrosos. Tenemos las armas como para convertir una puja de poder, en un desastre sin precedentes a nivel mundial.
Las balas y las esquirlas han dejado de ser el principal riesgo en una guerra, porque los efectos colaterales han ganado un importante terreno. Hoy son mayores los riesgos de morir a causa de la contaminación radiactiva causada por el conflicto, o por la falta de agua potable, el hambre, o las enfermedades infecto contagiosas derivadas del deterioro ambiental, que por la acción directa de un proyectil. Peor aun, estos riesgos se extienden en el tiempo mucho mas allá del fin del conflicto y sus principales victimas son los niños.
Hoy, Medio Oriente se encuentra en el ojo de la tormenta, las presiones externas que vienen alimentando desde hace décadas las diferencias interculturales, están logrando su objetivo mas anhelado. Usan al pueblo de Israel como caballo de batalla para imponer sus intereses, en una región maldecida por el petróleo y enfrentan al planeta entero a las consecuencias de una escalada bélica en la que no solo se encuentran en juego vidas humanas de las zonas de conflicto, sino que puede tener graves consecuencias ambientales en toda la región y quizá en todo el planeta.
Nada justifica la muerte de un ser humano en manos de otro. Mucho menos podemos aceptar que una civilización que debería ya haber alcanzado un alto grado de altruismo permita, bajo ningún punto de vista, que se perpetre un nuevo genocidio, una nueva catástrofe humanitaria y ambiental, por la razón que fuera, en cualquier sitio del planeta.
La maldición del Oro Negro del Medio Oriente, puede convertirse en unos pocos años en la maldición del Oro Azul de Latinoamérica. Cada conflicto bélico, en cualquier parte del mundo que se suscite, concierne a toda la humanidad y no solo a las partes involucradas directamente.
Desde EcoPortal repudiamos enfáticamente el terrorismo de estado que se está perpetrando contra el pueblo palestino, por el Estado de Israel, y la invasión al Líbano, sembrando destrucción, devastación y muerte, con el apoyo de los Estados Unidos.
Sabemos que gran parte del pueblo judío y del pueblo norteamericano no apoyan esto. Ellos y nosotros, el resto de los pueblos del mundo, tendremos que unirnos para pararlo. También repudiamos el silencio cómplice de muchos gobiernos ante estos atropellos y los llamamos a que individualmente y a través de Naciones Unidas, no sólo lo repudien públicamente sino que hagan también lo posible para detenerlo.
Nos reencontramos la próxima semana, con una nueva entrega de esta publicación.
Ricardo Natalichio, [email protected]
FUENTE: www.EcoPortal.net
La historia de la humanidad ha estado signada por encuentros muy poco felices entre las diferentes culturas que coexistieron en cada época.
Durante miles de años y bajo diferentes argumentos, los desacuerdos interculturales, religiosos o territoriales, tanto como los derivados del afán por el manejo de los diferentes recursos naturales, han sido dirimidos mediante conflictos bélicos.
La ciencia fue aumentando el poder de las armas, y su posesión fue convirtiéndose en juez y jurado de los conflictos entre los seres humanos. De los palos y piedras, a las lanzas, arcos y flechas; de los cañones y fusiles a los misiles, bombas atómicas y armas biológicas, la humanidad fue subiendo una cada vez más peligrosa escalera.
El escalón en el que nos encontramos hoy es uno de los más altos y por lo tanto uno de los más peligrosos. Tenemos las armas como para convertir una puja de poder, en un desastre sin precedentes a nivel mundial.
Las balas y las esquirlas han dejado de ser el principal riesgo en una guerra, porque los efectos colaterales han ganado un importante terreno. Hoy son mayores los riesgos de morir a causa de la contaminación radiactiva causada por el conflicto, o por la falta de agua potable, el hambre, o las enfermedades infecto contagiosas derivadas del deterioro ambiental, que por la acción directa de un proyectil. Peor aun, estos riesgos se extienden en el tiempo mucho mas allá del fin del conflicto y sus principales victimas son los niños.
Hoy, Medio Oriente se encuentra en el ojo de la tormenta, las presiones externas que vienen alimentando desde hace décadas las diferencias interculturales, están logrando su objetivo mas anhelado. Usan al pueblo de Israel como caballo de batalla para imponer sus intereses, en una región maldecida por el petróleo y enfrentan al planeta entero a las consecuencias de una escalada bélica en la que no solo se encuentran en juego vidas humanas de las zonas de conflicto, sino que puede tener graves consecuencias ambientales en toda la región y quizá en todo el planeta.
Nada justifica la muerte de un ser humano en manos de otro. Mucho menos podemos aceptar que una civilización que debería ya haber alcanzado un alto grado de altruismo permita, bajo ningún punto de vista, que se perpetre un nuevo genocidio, una nueva catástrofe humanitaria y ambiental, por la razón que fuera, en cualquier sitio del planeta.
La maldición del Oro Negro del Medio Oriente, puede convertirse en unos pocos años en la maldición del Oro Azul de Latinoamérica. Cada conflicto bélico, en cualquier parte del mundo que se suscite, concierne a toda la humanidad y no solo a las partes involucradas directamente.
Desde EcoPortal repudiamos enfáticamente el terrorismo de estado que se está perpetrando contra el pueblo palestino, por el Estado de Israel, y la invasión al Líbano, sembrando destrucción, devastación y muerte, con el apoyo de los Estados Unidos.
Sabemos que gran parte del pueblo judío y del pueblo norteamericano no apoyan esto. Ellos y nosotros, el resto de los pueblos del mundo, tendremos que unirnos para pararlo. También repudiamos el silencio cómplice de muchos gobiernos ante estos atropellos y los llamamos a que individualmente y a través de Naciones Unidas, no sólo lo repudien públicamente sino que hagan también lo posible para detenerlo.
Nos reencontramos la próxima semana, con una nueva entrega de esta publicación.
Ricardo Natalichio, [email protected]
FUENTE: www.EcoPortal.net