Invasión: los descendientes de cincuenta ejemplares traídos de Canadá en 1946 amenazan con destruir el ecosistema fueguino.
Pero lo que más temen los científicos es que algún día los castores de Tierra del Fuego logren cruzar a nado el estrecho de Magallanes -o sean introducidos de contrabando- e invadan tierra firme.
Hay biólogos que dicen que podrían apoderarse de los bosques andinos y sostienen que deben ser eliminados.
Las consecuencias no deseadas de este proceso iniciado hace cinco décadas se originaron a partir de un solo hecho: Tierra del Fuego no tiene ninguno de los predadores naturales de los castores, como lobos, osos y linces, que habitan en sus tierras originales de Canadá. En consecuencia, los castores han prosperado y se han multiplicado aquí como en ningún lugar de la Tierra.
