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Fin de la ablación en Nigeria



Nigeria declaró ilegal la mutilación genital femenina. Este fue uno de los últimos actos de Goodluck Jonathan, el presidente que fue reemplazado por su sucesor Muhammadu Buhari en Mayo 29.

La mutilación genital femenina es el acto de la eliminación parcial o total de los genitales femeninos externos o el causar daño a los órganos genitales femeninos con fines no médicos.

De acuerdo a UNICEF, más de 130 millones de mujeres y niñas han pasado por esta experiencia en 29 países en África y el Medio Oeste, donde la práctica es más común.

Hoy, las adolescentes son un tercio menos propensas a ser sometidas a la mutilación genital femenina que hace 30 años.

Algunos de los efectos en la salud incluyen infecciones bacterianas y sangrado y a largo plazo incluyen infertilidad, complicaciones durante el parto e infecciones en la vejiga.

Implementar esta ley es difícil debido a los pensamientos culturales que pueden conllevar a la violencia contra la mujer, pero es un buen comienzo.






Egipto: prohibida desde 2008, es una práctica usual

Pese a que fue prohibida por el Gobierno egipcio en 2008, esta práctica sigue estando muy extendida en el país. El 92% de las mujeres casadas egipcias de entre 15 y 49 años fueron víctima de la ablación, según la Encuesta Demográfica y de Salud de Egipto tal como informa la agencia EFE.

Esta cifra supone una reducción de más del 3% con respecto a la anterior encuesta de este tipo, que data de 2008, cuando el porcentaje de mujeres casadas de entre 15 y 49 años a las que se les había practicado la mutilación genital femenina alcanzó el 95%. En 2008, se incluyó también en la encuesta a las mujeres solteras del mismo rango de edad, lo que hizo que el total de mujeres de entre 15 y 49 años mutiladas genitalmente en Egipto fuera del 91%. Más de la mitad de ellas fueron mutiladas cuando tenían entre siete y diez años, según la encuesta en Egipto, donde esta práctica es una tradición arraigada tanto entre musulmanes como cristianos.

Según las mujeres encuestadas, más del 20% de sus hijas de entre 0 y 19 años ya fueron víctimas de la ablación. Del casi 80% restante, más de la mitad sufrirá esta práctica en el futuro, según las respuestas de las madres. Asimismo, la encuesta señala que más del 50% de la muestra piensa que la mutilación genital femenina es una práctica religiosa y que seis de cada diez mujeres creen que debería continuar.



En Kenia, casa por casa

Pese a que el Gobierno la declaró ilegal en 2011, una de cada cuatro mujeres sufrió la mutilación femenina en Kenia, uno de los 29 países de todo el mundo donde todavía se lleva a cabo esta práctica, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). En ese contexto, la keniana Amran Abundi intenta acabar puerta a puerta con la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil en la zona norte de su país, donde una de cada cuatro mujeres y niñas son mutiladas, una labor por la que recibió el premio "Index on Censorship" 2015.

En el condado de Wajir (noreste), donde nació Abundi, la mayoría de sus habitantes son musulmanes o de etnia somalí, una cultura donde la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil sigue teniendo aceptación social. Por eso, desde 2006, Abundi, pequeña y delgada, ataviada con un vestido negro y un pañuelo de llamativos colores cubriéndole la cabeza, va todos los días, puerta por puerta, hablando con las familias para convencerlas del daño irreversible que la mutilación o el matrimonio infantil infligen a la mujer. Es una "constructora de paz" desde los cimientos. "No puedo permitir que esto siga pasando. Estas mujeres y niñas están sufriendo", explica Abundi.





Una medida que se debería haber tomado hace años.

FGM, la mutilación genital femenina, comprende todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales de una mujer. Esta práctica no aporta ningún beneficio a la salud de las mujeres y niñas, más bien todo lo contrario: puede producir hemorragias graves y problemas urinarios, además de quistes, infecciones, infertilidad y complicaciones de parto. Muchas son las que mueren en el procedimiento, ya que se realiza casi siempre de manera rudimentaria, con herramientas como cristales, cuchillos o cuchillas de afeitar contaminadas.



Es por eso que creo que Nigeria ha hecho historia. Porque al declarar ilegal la mutilación genital femenina, Nigeria rompe con una tradición infame que lleva años perpetuándose, un crimen horrible que busca amparo en la historia y en la convención social pero que, en la práctica, no es más que una violación, clara y concreta, a los derechos humanos de las mujeres y niñas del mundo.



Porque una vez promulgada la “Prohibición de violencia contra las personas”, la mutilación genital femenina ya no está amparada por la ley. Hoy, nadie más puede decir con orgullo que su hija fue cortada, mutilada y humillada para convertirse es una mujer más pura. Porque al menos, sabemos que se ha reconocido su ilegalidad. Este fue uno de los últimos actos del ex presidente Goodluck Jonathan, y su sucesor, Muhammadu Buhari (quien asumió el cargo el pasado viernes 29 de mayo), deberá encargarse de perpetuar la orden.



Unos 140 millones de mujeres y niñas sufren en la actualidad las consecuencias de esta práctica. Y no podemos ser tan ingenuos. No podemos soñar con que, a partir de hoy, no se repetirá nunca más un caso tan macabro como este. Pero lo que sí podemos hacer es aplaudir el paso. Porque al menos hoy, Nigeria está haciendo algo por sus mujeres. Probablemente no logre erradicarlo por completo, de un momento a otro, pero al menos hoy, puede mirarlas a los ojos sin sentir vergüenza.




GRACIAS POR PASAR LINCE!