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TOKIO, Japón.- Este jueves dio inicio la matanza anual de delfines en la pequeña villa japonesa, Taiji, lo que ha provocado enfrentamientos entre ambientalistas y lugareños, quienes aseguran defender sus tradiciones milenarias.



Taiji es un pequeño lugar con 3 mil 500 habitantes, quienes desde septiembre a marzo del siguiente año, realizan la cacería en la que mueren miles de delfines.

Aunque la mayoría de los delfines son asesinados por su carnel, grupos ambientalistas han denunciado el tráfico de animales con coleccionistas internacionales.



Cada año la práctica, desaprobada por muchos, es por Sea Sheperd, un grupo de activistas que transmite en vivo desde la pequeña comunidad mientras dirige una campaña en redes sociales para denunciar el caso.

La organización difundió, a través de CNN, unas imágenes tomadas la semana pasada donde se muestra a una familia de delfines que tras verse atrapados, se mantienen juntos en todo momento hasta que llega el final.



La organización asegura que si bien los habitantes de Wakayama ven a los delfines y a las ballenas como una fuente legítima e recursos marinos, las cuales les permiten sobrevivir económicamente; lamentan los métodos empleados en las cacerías de delfines.

"Golpeando tubos de metal se crea una pred de sonido que desorienta y deja sordos al grupo de delfines, los cuales luego son acorralados en una playa, donde son atacados de una forma bárbara", asegura la organización.



"Los delfines son golpeados en la espina dorsal con piezas de metal, por lo que no mueren inmediatamente, sino que generalmente se dsangran lentamente debido a las heridas internas"

Los pobladores obtienen entre 400 y 500 dólares por la carne d elos delfines muertos, mientras que los delfines vivos y que son vendidos a acuarios, llegan a obtener hasta 100mil dólares por animal.

De acuerdo con cifras de Sea Sheperd, el año pasado fueron asesinados 850 delfines y 160 fueron vendidos vivos.