


que cerró y generó escándalo

Norberto Araya, del ICAT, dijo que "indemnizó" a los profesores con el mobiliario y que, "lo único" que puede hacer con los alumnos que quedaron con sus cursos a la mitad es "pedir disculpas".



San Juan, 27 de abril.- La semana pasada, el Instituto de Capacitación y Trabajo (ICAT), cerró sus puertas sin dar ninguna explicación. Dejó 250 alumnos con sus cursos pagados y a la mitad de su dictado. Y a 13 trabajadores, en la calle. Las denuncias no tardaron en correr por las redes sociales. Ahora, habló el dueño del lugar, Norberto Araya, quien aseguró que le pagó la indemnización a los trabajadores con mobiliario y que a los alumnos sólo puede pedirles disculpas.
“El motivo del cierre es que, económicamente no el instituto no funcionaba, ya no lo podíamos mantener abierto. Se fundió”, aseguró simplemente Norberto Araya, desde Neuquén, a DIARIO DE CUYO.
A su vez comentó que “a los docentes se los indemnizó con todo el mobiliario, para que ellos puedan continuar, abrir un instituto nuevo”.
Mientras que, sobre los alumnos dijo: “Sé que ellos son los más perjudicados, pero podrán retomar si los profesores abren el instituto nuevo. Quizá no con la misma certificación, pero seguramente podrán adquirir el conocimiento. Yo les pido disculpas, es lo único que puedo hacer”. Y agregó: “En cuanto a los certificados que no se emitieron, a lo mejor los alumnos tendrán que hablar en el Ministerio de Educación, para ver cómo hacen”.
Araya se refirió también a los supuestos certificados truchos denunciados por los estudiantes. “Ninguno de los certificados que se ha entregado es trucho. Sí hubo un error en algunos de los últimos, porque la persona que estaba encargada tenía que hacer un trámite sencillo y lo hizo mal. No pasó los nombres de los profesores que dictan las clases. Pero eso se podría haber arreglado si el instituto hubiese seguido funcionando. Ahora no sé qué podrán hacer”, afirmó.
En cuanto a la acusación de estafa que hacen los alumnos, el dueño dijo que “en mi opinión no fue una estafa. No hubo intención de perjudicar a nadie. Quizá sí hubo negligencia. A lo mejor no habría que haber llegado al punto de cerrar tan bruscamente”.
