Es un delfín de aguas turbias. Medio amarronado, costero y, justo es decirlo, no tiene la gracia o el garbo del cinematográfico Flipper. Pero es más bonaerense que el viejo Manual del Alumno. Por eso un grupo de argentinos, en colaboración con instituciones internacionales, acaba de poner en marcha un plan para intentar salvarlo de la extinción.
En realidad, se trata de la segunda parte de un ambicioso objetivo: saber exactamente por dónde se mueve y cuántos ejemplares hay de esta especie, conocida como Delfín franciscana o Delfín del Plata (Pontoporia blainvillei). Así se podría evitar que caiga atrapada en las mallas de los pescadores artesanales. Unos 1.000 ejemplares por año corren esa suerte en la costa de la provincia de Buenos Aires.
Para poder monitorearlos, el año pasado les colocaron radio transmisores, que con sus "beep beep..." podían dar señales sobre su posición. Ahora, en esta segunda etapa, los científicos redoblaron la apuesta: les pusieron a cuatro ejemplares (a quienes bautizaron como Tango, Bruce, Pampa y Chica) modernísimos transmisores satelitales.
"Saber por dónde se mueven es de gran utilidad, esta es la primera vez en el mundo que se realiza un seguimiento satelital con miembros de esta especie", destacó Pablo Bordino, biólogo marino y director de Aquamarina, una de las entidades nacionales que participa en este proyecto, junto con la Dirección de Areas Protegidas de la Provincia de Buenos Aires y la Prefectura Naval Argentina.
"Hay que destacar que los pescadores, en cuyas redes algunos de estos animales quedan atrapados, también colaboran con nosotros. De hecho existe un dispositivo, una especie de alarma acústica que podría ahuyentar al delfín antes que sea capturado y ellos están dispuestos a utilizarla; el problema es su costo", remarcó Bordino.
Es verdad, el Delfín del Plata no es una pieza buscada por estos pescadores, quienes bastante remordimiento sienten cuando lo descubren enmarañado en sus redes. En todos los casos se trata de un encuentro accidental. Ni ellos quieren pescarlos, ni los primos de Flipper quieren terminar sus días sobre una modesta barcaza.
Esta especie, que puede encontrarse en aguas argentinas, parte del Brasil y Uruguay, fue monitoreada en marzo de 2005 durante seis semanas. De ese estudio, en el que se utilizaron radiotransmisores VHF en tres hembras que se movían en la Bahía Samborombón, se pudieron sacar algunas conclusiones. Una de ellas, por deducción de los patrones de movimiento, es que no existiría una única población de ellos en la Argentina. Hasta ahora se cree que sólo hay una. En esta segunda parte del estudio, en la que se utilizaron radiotransmisores satelitales, se colocaron con éxito esos dispositivos en las aletas de dos hembras y dos machos (ver infografía).
La primera captura fue realizada el 8 de marzo de este año. Bordino esta vez trabajó junto al científico Randall Wells, de la Chicago Zoological Society, un experto con más de tres décadas de experiencia en delfines, y con Andy Stamper, biólogo y veterinario de la compañía Disney.
Con base de operaciones en San Clemente del Tuyú, el proyecto involucra a 50 personas entre biólogos, veterinarios, pescadores artesanales, estudiantes de aquí y de los Estados Unidos y personal de Prefectura. Todos unidos para salvar a este raro delfín de agua turbia.
fuente: http://www.clarin.com/diario/2006/05/13/sociedad/s-05801.htm
no creo que se logre lamentablemente...

En realidad, se trata de la segunda parte de un ambicioso objetivo: saber exactamente por dónde se mueve y cuántos ejemplares hay de esta especie, conocida como Delfín franciscana o Delfín del Plata (Pontoporia blainvillei). Así se podría evitar que caiga atrapada en las mallas de los pescadores artesanales. Unos 1.000 ejemplares por año corren esa suerte en la costa de la provincia de Buenos Aires.
Para poder monitorearlos, el año pasado les colocaron radio transmisores, que con sus "beep beep..." podían dar señales sobre su posición. Ahora, en esta segunda etapa, los científicos redoblaron la apuesta: les pusieron a cuatro ejemplares (a quienes bautizaron como Tango, Bruce, Pampa y Chica) modernísimos transmisores satelitales.
"Saber por dónde se mueven es de gran utilidad, esta es la primera vez en el mundo que se realiza un seguimiento satelital con miembros de esta especie", destacó Pablo Bordino, biólogo marino y director de Aquamarina, una de las entidades nacionales que participa en este proyecto, junto con la Dirección de Areas Protegidas de la Provincia de Buenos Aires y la Prefectura Naval Argentina.
"Hay que destacar que los pescadores, en cuyas redes algunos de estos animales quedan atrapados, también colaboran con nosotros. De hecho existe un dispositivo, una especie de alarma acústica que podría ahuyentar al delfín antes que sea capturado y ellos están dispuestos a utilizarla; el problema es su costo", remarcó Bordino.
Es verdad, el Delfín del Plata no es una pieza buscada por estos pescadores, quienes bastante remordimiento sienten cuando lo descubren enmarañado en sus redes. En todos los casos se trata de un encuentro accidental. Ni ellos quieren pescarlos, ni los primos de Flipper quieren terminar sus días sobre una modesta barcaza.
Esta especie, que puede encontrarse en aguas argentinas, parte del Brasil y Uruguay, fue monitoreada en marzo de 2005 durante seis semanas. De ese estudio, en el que se utilizaron radiotransmisores VHF en tres hembras que se movían en la Bahía Samborombón, se pudieron sacar algunas conclusiones. Una de ellas, por deducción de los patrones de movimiento, es que no existiría una única población de ellos en la Argentina. Hasta ahora se cree que sólo hay una. En esta segunda parte del estudio, en la que se utilizaron radiotransmisores satelitales, se colocaron con éxito esos dispositivos en las aletas de dos hembras y dos machos (ver infografía).
La primera captura fue realizada el 8 de marzo de este año. Bordino esta vez trabajó junto al científico Randall Wells, de la Chicago Zoological Society, un experto con más de tres décadas de experiencia en delfines, y con Andy Stamper, biólogo y veterinario de la compañía Disney.
Con base de operaciones en San Clemente del Tuyú, el proyecto involucra a 50 personas entre biólogos, veterinarios, pescadores artesanales, estudiantes de aquí y de los Estados Unidos y personal de Prefectura. Todos unidos para salvar a este raro delfín de agua turbia.
fuente: http://www.clarin.com/diario/2006/05/13/sociedad/s-05801.htm

no creo que se logre lamentablemente...
