El jueves se estrena la secuela del éxito de 2005. Clarín entrevistó a la bella Jessica Alba.
Gaspar Zimerman MEXICO D.F. ENVIADO ESPECIAL
El hotel es gigantesco, como todo en México DF, y siempre parece vacío: caminar por los interminables pasillos despierta la tétrica fantasía de estar protagonizando una secuela de El resplandor. Un momento: ahí a lo lejos se divisa, cual oasis, a una señorita bastante agraciada. La escolta un mastodonte trajeado, conectado por el oído a un cable telefónico: un guardaespaldas. Sin embargo, ella viene hacia nosotros: ¿la atraemos? ¿somos irresistibles? No: estamos parados al lado del ascensor que, se ve, necesita tomar. Epa: esta chica suena conocida. Ahora entramos en la dimensión de La rosa púrpura de El Cairo: ¿no es ella la misma que hace un rato estaba dentro de la pantalla, en un ajustado traje azul, volviéndose invisible y correteando malvados? Sí, es Jessica Alba. Elegante aun en jeans y blusa, bastante alta (1,68 estirados con un buen par de tacos), tal vez demasiado flaca, la mirada de superioridad de la más linda del colegio; es atractiva, sí, aunque no para agarrarse un patatús.
Uno podría contar que en ese viaje en ascensor a la Alba le sobrevino un ataque y quiso emular a Patricia Sarán y sus jeans de calce profundo, o que se reveló como una nietszcheana furiosa, o que se mostró ofuscada por el regreso de Riquelme a la selección, o que... No: silencio total. Ni del tiempo habló. Apenas hizo una mueca graciosa ante un extraño ruido del ascensor, y nada más. Cuando aterrizamos en el lobby, al orangután que la acompañaba se le sumó una corte de asistentes que la rodeó, la peinó, la maquilló y la acompañó hasta la sala donde seguiría haciendo lo que vino a hacer a México: promocionar el estreno de Los 4 Fantásticos y Silver Surfer en América latina (en la Argentina será este jueves).
Y aquí estamos de nuevo, frente a frente, pero con menos intimidad: nos acompaña una media docena de periodistas de México, El Salvador, Venezuela... Enseguida, ella toma el control de la incómoda situación: "Empiecen con la pregunta más difícil, así después estamos todos relajados. Hace un rato, en otra ronda de prensa, la guardaron para el final, y todo el mundo estuvo duro, nervioso, mientras tanto". Pasarán los quince minutos de charla y lo más parecido a una pregunta incisiva será esto: "¿Es verdad que te molesta ser considerada como una actriz latina?".
Ultimamente circularon declaraciones tan antipáticas como ésta: "Genéticamente, soy menos latina que Cameron Diaz, cuyo padre es cubano. Pero a ella no la llaman actriz latina, porque es rubia y de ojos azules". Así que ahora que está en México, rodeada de latinos, Jessica hace piruetas para emparchar el asunto: "Nunca dije que me molestara ser considerada latina. Mi mamá es de origen franco-danés, y ella sí se pone loca cuando la gente piensa que soy sólo latina. Yo le digo: mamá, salí con piel oscura; no me parezco a vos, sino a papá. Crecí en los Estados Unidos con mi familia paterna, de origen mexicano, y estoy orgullosa de ser méxico-americana. Nunca dije lo contrario: aquello lo inventó un blogger con quien no quise sacarme una foto en un night-club. Soy una buena chica: entonces, como no hago nada malo, las revistas no tienen qué publicar y fabrican controversias".
De la crianza a la mexicana le quedaron un par de recetas de cocina y no mucho más. Abandonó el catolicismo cuando un cura la culpó por atraer a los hombres, y jamás habló español. "Nunca aprendí el idioma porque no conté con el tiempo: trabajo desde los 12 años y hasta ahora, que tengo 26, en total habré disfrutado de seis o siete meses libres. Y en ese tiempo libre buscaba nuevos trabajos, porque no tenía padres ricos de quienes vivir. Necesitaba sobrevivir y construir una carrera."
El padre pertenecía a la Fuerza Aérea y por eso tuvo una vida nómada, mudándose por el sur de los Estados Unidos con cada misión. La modesta situación económica ¿recuerda que usaban ropa de segunda mano o que juntaban cupones de descuento para comida¿ no era grave comparada con su salud: Jessica sufrió problemas pulmonares, neumonías, asma, apendicitis, amigdalitis, trastornos obsesivo-compulsivos. "No sé si hoy sería actriz si no fuera por esas enfermedades. Viví tanto tiempo de mi infancia en mi cabeza, imaginando y fingiendo una vida diferente, distinta... Por eso busqué un trabajo donde vivir otras vidas. Todo ese tiempo aislada en hospitales fue duro, pero no lo cambiaría porque formó lo que soy."
¿Y qué es? Una actriz en ascenso, con cada vez más trabajo, y un par de modestos hitos en su carrera: su primer papel importante, en Jamás besada; el protagónico de las dos temporadas que duró la serie Dark Angel y una breve pero tórrida aparición en La ciudad del pecado que la transformó definitivamente en objeto de deseo.
Desde entonces, su nombre siempre aparece en los ránkings de belleza. De novia desde hace más de dos años con Cash Warren, productor a quien conoció en la anterior Los 4 Fantásticos, ella dice que nunca haría un desnudo, y hasta tuvo un conflicto con la revista Playboy porque apareció en la tapa ¿en malla¿ sin su autorización. En esta película tampoco muestra demasiado, pero el Hombre Elástico, su pareja, la menciona como "la chica más sexy del planeta". ¿No teme quedar atada a esa imagen? "Las revistas de hombres hacen énfasis en eso. Y no me preocupa, me halaga, porque últimamente hice papeles que no tenían que ver con mi físico, como la comedia Good Luck Chuck, o The Eye, que es de terror. Que me respeten como actriz más que por mi cuerpo es sólo una cuestión de tiempo."
Fuente:http://www.clarin.com/diario/2007/06/24/espectaculos/c-01011.htm
Gaspar Zimerman MEXICO D.F. ENVIADO ESPECIAL
El hotel es gigantesco, como todo en México DF, y siempre parece vacío: caminar por los interminables pasillos despierta la tétrica fantasía de estar protagonizando una secuela de El resplandor. Un momento: ahí a lo lejos se divisa, cual oasis, a una señorita bastante agraciada. La escolta un mastodonte trajeado, conectado por el oído a un cable telefónico: un guardaespaldas. Sin embargo, ella viene hacia nosotros: ¿la atraemos? ¿somos irresistibles? No: estamos parados al lado del ascensor que, se ve, necesita tomar. Epa: esta chica suena conocida. Ahora entramos en la dimensión de La rosa púrpura de El Cairo: ¿no es ella la misma que hace un rato estaba dentro de la pantalla, en un ajustado traje azul, volviéndose invisible y correteando malvados? Sí, es Jessica Alba. Elegante aun en jeans y blusa, bastante alta (1,68 estirados con un buen par de tacos), tal vez demasiado flaca, la mirada de superioridad de la más linda del colegio; es atractiva, sí, aunque no para agarrarse un patatús.
Uno podría contar que en ese viaje en ascensor a la Alba le sobrevino un ataque y quiso emular a Patricia Sarán y sus jeans de calce profundo, o que se reveló como una nietszcheana furiosa, o que se mostró ofuscada por el regreso de Riquelme a la selección, o que... No: silencio total. Ni del tiempo habló. Apenas hizo una mueca graciosa ante un extraño ruido del ascensor, y nada más. Cuando aterrizamos en el lobby, al orangután que la acompañaba se le sumó una corte de asistentes que la rodeó, la peinó, la maquilló y la acompañó hasta la sala donde seguiría haciendo lo que vino a hacer a México: promocionar el estreno de Los 4 Fantásticos y Silver Surfer en América latina (en la Argentina será este jueves).
Y aquí estamos de nuevo, frente a frente, pero con menos intimidad: nos acompaña una media docena de periodistas de México, El Salvador, Venezuela... Enseguida, ella toma el control de la incómoda situación: "Empiecen con la pregunta más difícil, así después estamos todos relajados. Hace un rato, en otra ronda de prensa, la guardaron para el final, y todo el mundo estuvo duro, nervioso, mientras tanto". Pasarán los quince minutos de charla y lo más parecido a una pregunta incisiva será esto: "¿Es verdad que te molesta ser considerada como una actriz latina?".
Ultimamente circularon declaraciones tan antipáticas como ésta: "Genéticamente, soy menos latina que Cameron Diaz, cuyo padre es cubano. Pero a ella no la llaman actriz latina, porque es rubia y de ojos azules". Así que ahora que está en México, rodeada de latinos, Jessica hace piruetas para emparchar el asunto: "Nunca dije que me molestara ser considerada latina. Mi mamá es de origen franco-danés, y ella sí se pone loca cuando la gente piensa que soy sólo latina. Yo le digo: mamá, salí con piel oscura; no me parezco a vos, sino a papá. Crecí en los Estados Unidos con mi familia paterna, de origen mexicano, y estoy orgullosa de ser méxico-americana. Nunca dije lo contrario: aquello lo inventó un blogger con quien no quise sacarme una foto en un night-club. Soy una buena chica: entonces, como no hago nada malo, las revistas no tienen qué publicar y fabrican controversias".
De la crianza a la mexicana le quedaron un par de recetas de cocina y no mucho más. Abandonó el catolicismo cuando un cura la culpó por atraer a los hombres, y jamás habló español. "Nunca aprendí el idioma porque no conté con el tiempo: trabajo desde los 12 años y hasta ahora, que tengo 26, en total habré disfrutado de seis o siete meses libres. Y en ese tiempo libre buscaba nuevos trabajos, porque no tenía padres ricos de quienes vivir. Necesitaba sobrevivir y construir una carrera."
El padre pertenecía a la Fuerza Aérea y por eso tuvo una vida nómada, mudándose por el sur de los Estados Unidos con cada misión. La modesta situación económica ¿recuerda que usaban ropa de segunda mano o que juntaban cupones de descuento para comida¿ no era grave comparada con su salud: Jessica sufrió problemas pulmonares, neumonías, asma, apendicitis, amigdalitis, trastornos obsesivo-compulsivos. "No sé si hoy sería actriz si no fuera por esas enfermedades. Viví tanto tiempo de mi infancia en mi cabeza, imaginando y fingiendo una vida diferente, distinta... Por eso busqué un trabajo donde vivir otras vidas. Todo ese tiempo aislada en hospitales fue duro, pero no lo cambiaría porque formó lo que soy."
¿Y qué es? Una actriz en ascenso, con cada vez más trabajo, y un par de modestos hitos en su carrera: su primer papel importante, en Jamás besada; el protagónico de las dos temporadas que duró la serie Dark Angel y una breve pero tórrida aparición en La ciudad del pecado que la transformó definitivamente en objeto de deseo.
Desde entonces, su nombre siempre aparece en los ránkings de belleza. De novia desde hace más de dos años con Cash Warren, productor a quien conoció en la anterior Los 4 Fantásticos, ella dice que nunca haría un desnudo, y hasta tuvo un conflicto con la revista Playboy porque apareció en la tapa ¿en malla¿ sin su autorización. En esta película tampoco muestra demasiado, pero el Hombre Elástico, su pareja, la menciona como "la chica más sexy del planeta". ¿No teme quedar atada a esa imagen? "Las revistas de hombres hacen énfasis en eso. Y no me preocupa, me halaga, porque últimamente hice papeles que no tenían que ver con mi físico, como la comedia Good Luck Chuck, o The Eye, que es de terror. Que me respeten como actriz más que por mi cuerpo es sólo una cuestión de tiempo."
Fuente:http://www.clarin.com/diario/2007/06/24/espectaculos/c-01011.htm