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Ocupémonos entonces de la pregunta de cómo surgió este culto y cuáles fueron sus antecedentes, puesto que Jesús de Nazaret no habló de su madre como de la «Madre de Dios», sino que Él habló de María, una mujer sencilla, humilde y entregada a Dios






En esta foto de una catedral se pude ver a la imagen de maría por sobre la de Jesús.


Las enseñanzas y estructuras de la Iglesia católica proceden en casi todos sus aspectos directamente del culto idólatra pagano. En vista de este hecho, es fácil también asociar a éste el culto a María, que constituye una parte esencial de la fe católica: el culto a la «Madre de Dios», que según un dogma que anunció Pío XII, habría sido acogida incluso físicamente en el Cielo.

Ocupémonos entonces de la pregunta de cómo surgió este culto y cuáles fueron sus antecedentes, puesto que Jesús de Nazaret no habló de su madre como de la «Madre de Dios», sino que Él habló de María, una mujer sencilla, humilde, entregada a Dios, que era una mujer del pueblo. Por tanto, primero sería interesante saber: ¿Cómo se produjo este curioso desarrollo, y sobre todo, cuáles son los antecedentes de este culto? Si se mira hacia el pasado, se puede constatar que el culto a una Madre de Dios está profundamente arraigado en el paganismo precristiano.

Por ejemplo, se sabe que a la diosa egipcia Isis y a la diosa griega Artemisa se las veneraba de la misma forma que se adora a María en la Iglesia católica hasta en la actualidad. En parte se les ponían palabra por palabra los mismos títulos, como «Reina de los Cielos», «Estrella de los mares», tal vez algunos conozcan la canción «Salve, estrella de los mares…», etc., que se canta hasta en nuestros días en los lugares de peregrinaciones marianas. No obstante, ¿se dirigió acaso Jesús de Nazaret alguna vez a María, su madre, llamándola «estrella de los mares»? «Estrella de los mares» era un título de estas grandes Madres de Dios en Grecia y Egipto. También es significativo el hecho de que el dogma de que María es la madre de Dios, es decir, no sólo la madre de Jesús, sino incluso la «Madre de Dios», fue acordado en el concilio de Éfeso, en el año 431. Éfeso era un centro del culto a Diana, es decir, un lugar en el que se había adorado especialmente a la diosa-madre Diana.

Por tanto, aquí está totalmente claro que un pensamiento, una doctrina de fe proveniente del paganismo fluyó introduciéndose en la Iglesia católica. Tal vez resulte también interesante saber que Diana era la diosa de la caza y al mismo tiempo «Madre de Dios». En la Iglesia católica se la venera como a la virgen coronada de estrellas que está sobre la media luna. Se trata de una imagen que se asemeja a la diosa egipcia Isis, que también fue presentada de esa manera.




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