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La inflación venezolana engorda y enferma


El desabastecimiento y el desmedido incremento de los precios de la comida obligan al venezolano promedio a consumir más carbohidratos y menos vegetales en su dieta



El año pasado, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) reportó que entre 1990 y 2012 el consumo calórico promedio del venezolano subió hasta 3 mil 200 calorías por día, una cantidad que excede las 1 mil 800 calorías diarias consideradas el mínimo nutricional aceptable.

Los valores de referencia de energías y nutrientes para la población de Venezuela, divulgados por la Sociedad Latinoamericana de Nutrición (Slan) siguen la misma tendencia: la ingesta criolla de carbohidratos sobrepasa los 130 gramos por día, porción suficiente para suplir los requerimientos de un adulto o un niño.

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) también ha observado estas estadísticas, pero no a través del cristal gubernamental que las luce como un logro en materia nutricional, sino con la óptica de una crisis económica sin precedentes.

Desde la alianza opositora advierten que la inflación y la escasez acentuarán la malnutrición y sus consecuentes problemas de salud. Técnicos de la coalición que agrupa a 22 partidos y organizaciones antichavistas adelantan un estudio anual, cuyos resultados serán hechos públicos a finales de 2014.


Lo que haya

“Los venezolanos están comiendo lo que consiguen en el supermercado, lo más económico. Y eso no siempre es lo más sano”, apunta Maritza Landaeta, experta en planificación alimentaria nutricional y coordinadora de investigación de la Fundación Bengoa, quien precisa que actualmente 75% de la fuente de calorías del venezolano son los carbohidratos y las grasas.

“La alimentación del venezolano se caracteriza por ser muy monótona: de aproximadamente 300 alimentos a su alcance, sólo consumen alrededor de 25: las frutas y hortalizas apenas representan 4% del consumo total y los vegetales están presentes en la mesa como aliños. Si los venezolanos no tienen acceso a una alimentación equilibrada, ésta puede ser una década perdida para el país”, alerta la especialista.

Los carbohidratos, proteínas y lípidos, fundamentales en una alimentación balanceada, integran una lista de víveres que no escapa de una inflación anualizada (agosto 2013-agosto 2014, según el más reciente reporte del Banco Central de Venezuela) de 63,4 y un alarmante índice de escasez de 29,4%.

La última Encuesta de Seguimiento al Consumo de Alimentos, cuyos resultados fueron divulgados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en 2013, indica que la carne de pollo, la harina de maíz, el arroz, el pan de trigo, la carne de res, la pasta alimenticia y el azúcar están entre los productos más ingeridos por los venezolanos.

Son carbohidratos en su mayoría y sus precios están regulados por el gobierno: son los más baratos y los primeros que “vuelan” de los anaqueles.

Los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas, de acuerdo con el reporte del BCV han aumentado 91% desde agosto 2013 hasta el mismo mes de este año.

Ese porcentaje se encuentra a nueve dígitos de la hiperinflación.

Oscar Meza, director del Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas), institución que realiza y divulga estadísticas independientes, afirma que las cifras oficiales están lejos de una realidad aún más encarecida.

Además pidió tener en cuenta el cambio de metodología implementado recientemente por el Banco Central, el cual redujo el número de alimentos incluidos en la lista de medición mensual del Indice Nacional de Precios al Consumidor (Inpc).

De acuerdo con las estimaciones propias del Cendas, organismo adscrito a la Federación Venezolana de Maestros, en la actualidad se requieren 13 mil 482 bolívares para poder cubrir la canasta alimentaria. Esta cifra es el equivalente a 3, 2 salarios mínimos ( 4 mil 251 bolívares al mes).

El Tiempo consultó a cinco ciudadanos en la calle para saber si el desabastecimiento y el alto costo de la comida ha implicado cambios en sus hábitos alimenticios. Todos los entrevistados afirmaron que ya no comen lo mismo que antes.

Lo más resaltante del sondeo periodístico fue la reducción del consumo de vegetales. Magaly Torres, nutricionista de la Escuela de Nutrición y Dietética de la UCV, aclara que los venezolanos nunca han ingerido la cantidad y variedad recomendada de vegetales, “porque no se les enseñó a comerlos desde niños. Lo ideal sería consumirlos todos los días”.


Mal pronóstico

Las especialistas en Nutrición de la UCV, María Teresa Zabala y Magaly Torres, coincidieron en advertir: si los venezolanos mantienen una alimentación altamente calórica persistirá la predisposición a padecer enfermedades cardiovasculares.

El más reciente anuario de mortalidad, correspondiente a 2011, fue publicado a principios de este año. En ese reporte, difundido por el Ministerio del Poder Popular para la Salud, se halla que la primera causa de muerte la constituyen las enfermedades del corazón.

La diabetes, otra patología estrechamente relacionada con la alimentación, ocupa el cuarto lugar, antecedida por el cáncer y las enfermedades cerebrovasculares.