Le imponen sesenta días de prisión por balear a policía
David M., el joven de 23 años acusado tirotearse el lunes con un policía franco de servicio al que intentó robarle la moto, deberá permanecer 60 días en la cárcel. La resolución la adoptó ayer el juez penal Hernán Postma al dictarle la prisión...
David M., el joven de 23 años acusado tirotearse el lunes con un policía franco de servicio al que intentó robarle la moto, deberá permanecer 60 días en la cárcel. La resolución la adoptó ayer el juez penal Hernán Postma al dictarle la prisión preventiva en una audiencia imputativa realizada en Tribunales.
El acusado, según dijo su abogado defensor, Rubén Navas, no tiene prontuario abierto, trabaja en una empresa de Garibaldi y Oroño y "tiene adicción a las drogas". Ayer, el muchacho tenía la mano izquierda vendada y sostenida por un pañuelo a raíz del tiro que recibió en la balacera del lunes. También tenía un hematoma en la ceja y otro en la nariz. Testigos del suceso, en tanto, dijeron en declaraciones periodísticas que el joven "fue brutalmente golpeado por el policía asaltado", Luciano P., y por efectivos de Gendarmería Nacional que arribaron a la escena. A su vez, Navas señaló en la audiencia que David M. también fue golpeado en la comisaría 5ª.
A su turno el fiscal Alvaro Campos admitió que David M. fue golpeado, pero atribuyó el castigo infligido, según el acta policial de la seccional, a "lo hecho por ocasionales transeúntes" que quisieron hacer justicia por sus manos. A partir de esta situación, el juez Postma ordenó un examen médico al imputado.
Abordaje violento. El tiroteo se desató el mediodía del lunes en 27 de Febrero al 1400, entre Corrientes y Paraguay. La balacera fue feroz: en el pavimento quedaron 30 vainas servidas. Una fuente policial señaló que todo se inició cuando el agente Luciano P., que trabaja en la alcaidía de la Jefatura de la Unidad Regional II, esperaba a un amigo en la puerta del edificio de 27 de Febrero 1473. El efectivo, franco de servicio, estaba de civil junto a una moto Honda Tornado 250 blanca.
En ese momento, según las fuentes, aparecieron dos hombres en una moto Honda Titán CG oscura. Los motociclistas se detuvieron frente al policía y uno de ellos lo encañonó con un revólver calibre 38 y le exigió le entrega de la moto. "Con amenazas de muerte le sustrajo la moto al empleado policial y se subió a ese rodado para escapar junto a su cómplice, que seguía a bordo de la moto en la que habían llegado. Fue entonces que el agente se identificó como policía y el ladrón que le había robado la moto comenzó a dispararle. El empleado repelió para proteger su integridad", dijo el jefe de la seccional 5ª, Fabián Fantín.
Según el vocero, el asaltante primero disparó desde el cantero central del bulevar y luego corrió a parapetarse detrás de un auto estacionado. Sin embargo, una de las balas disparadas por el agente le atravesó una mano al ladrón, que quedó tendido en el pavimento, a unos metros de la moto que le había robado al efectivo y junto al revólver calibre 38 con el que abrió fuego. Ya para entonces, su cómplice se había esfumado en la Honda Titán en la que ambos habían llegado.
Imputación. En la audiencia de ayer el fiscal Campos le atribuyó a David M. los delitos de tentativa de robo calificado por uso de arma de fuego, portación indebida de arma de fuego y abuso de armas. Y basó su acusación en los dichos de un testigo que dijo ver al imputado disparando. También apoyó su posición en las declaraciones de tres efectivos de Gendarmería que observaron cuando el policía Luciano P. inmovilizaba al acusado. Y ponderó las afirmaciones del uniformado asaltado, el hallazgo del revólver calibre 38 con el que supuestamente disparó el ladrón y las manchas de sangre que tenía la moto del policía.
Navas, a su turno, señaló que la escena "fue armada para que coincidiera con la tesis policial". Y se preguntó "¿A qué velocidad arrancó la moto y cuántos segundos trancurrieron hasta que (mi cliente) disparó? ¿Cómo hizo para tirar mientras manejaba la moto? Si David M. disparó cinco balazos, ¿cómo ninguno le pegó al policía? ¿Cuántos tiros hizo el efectivo si fueron encontrados 30 casquillos?"
El letrado aseguró que las manchas de sangre son consecuencia de los golpes que recibió su cliente y se preguntó si se va a aceptar que la Justicia y la Gendarmería hagan justicia por mano propia.
Navas aceptó que David M. estaba "drogado" cuando ocurrió el hecho y requirió que el joven pueda realizar un tratamiento para superar la adicción. También solicitó que sea alojado en el pabellón evangélico de la alcaidía de Jefatura y se le otorguen salidas laborales.
Finalmente, el juez Postma le dictó prisión preventiva por 60 días, aceptó el lugar de detención en la alcaidía y rechazó la posibilidad de las salidas laborales.

David M., el joven de 23 años acusado tirotearse el lunes con un policía franco de servicio al que intentó robarle la moto, deberá permanecer 60 días en la cárcel. La resolución la adoptó ayer el juez penal Hernán Postma al dictarle la prisión...

David M., el joven de 23 años acusado tirotearse el lunes con un policía franco de servicio al que intentó robarle la moto, deberá permanecer 60 días en la cárcel. La resolución la adoptó ayer el juez penal Hernán Postma al dictarle la prisión preventiva en una audiencia imputativa realizada en Tribunales.
El acusado, según dijo su abogado defensor, Rubén Navas, no tiene prontuario abierto, trabaja en una empresa de Garibaldi y Oroño y "tiene adicción a las drogas". Ayer, el muchacho tenía la mano izquierda vendada y sostenida por un pañuelo a raíz del tiro que recibió en la balacera del lunes. También tenía un hematoma en la ceja y otro en la nariz. Testigos del suceso, en tanto, dijeron en declaraciones periodísticas que el joven "fue brutalmente golpeado por el policía asaltado", Luciano P., y por efectivos de Gendarmería Nacional que arribaron a la escena. A su vez, Navas señaló en la audiencia que David M. también fue golpeado en la comisaría 5ª.
A su turno el fiscal Alvaro Campos admitió que David M. fue golpeado, pero atribuyó el castigo infligido, según el acta policial de la seccional, a "lo hecho por ocasionales transeúntes" que quisieron hacer justicia por sus manos. A partir de esta situación, el juez Postma ordenó un examen médico al imputado.
Abordaje violento. El tiroteo se desató el mediodía del lunes en 27 de Febrero al 1400, entre Corrientes y Paraguay. La balacera fue feroz: en el pavimento quedaron 30 vainas servidas. Una fuente policial señaló que todo se inició cuando el agente Luciano P., que trabaja en la alcaidía de la Jefatura de la Unidad Regional II, esperaba a un amigo en la puerta del edificio de 27 de Febrero 1473. El efectivo, franco de servicio, estaba de civil junto a una moto Honda Tornado 250 blanca.
En ese momento, según las fuentes, aparecieron dos hombres en una moto Honda Titán CG oscura. Los motociclistas se detuvieron frente al policía y uno de ellos lo encañonó con un revólver calibre 38 y le exigió le entrega de la moto. "Con amenazas de muerte le sustrajo la moto al empleado policial y se subió a ese rodado para escapar junto a su cómplice, que seguía a bordo de la moto en la que habían llegado. Fue entonces que el agente se identificó como policía y el ladrón que le había robado la moto comenzó a dispararle. El empleado repelió para proteger su integridad", dijo el jefe de la seccional 5ª, Fabián Fantín.
Según el vocero, el asaltante primero disparó desde el cantero central del bulevar y luego corrió a parapetarse detrás de un auto estacionado. Sin embargo, una de las balas disparadas por el agente le atravesó una mano al ladrón, que quedó tendido en el pavimento, a unos metros de la moto que le había robado al efectivo y junto al revólver calibre 38 con el que abrió fuego. Ya para entonces, su cómplice se había esfumado en la Honda Titán en la que ambos habían llegado.
Imputación. En la audiencia de ayer el fiscal Campos le atribuyó a David M. los delitos de tentativa de robo calificado por uso de arma de fuego, portación indebida de arma de fuego y abuso de armas. Y basó su acusación en los dichos de un testigo que dijo ver al imputado disparando. También apoyó su posición en las declaraciones de tres efectivos de Gendarmería que observaron cuando el policía Luciano P. inmovilizaba al acusado. Y ponderó las afirmaciones del uniformado asaltado, el hallazgo del revólver calibre 38 con el que supuestamente disparó el ladrón y las manchas de sangre que tenía la moto del policía.
Navas, a su turno, señaló que la escena "fue armada para que coincidiera con la tesis policial". Y se preguntó "¿A qué velocidad arrancó la moto y cuántos segundos trancurrieron hasta que (mi cliente) disparó? ¿Cómo hizo para tirar mientras manejaba la moto? Si David M. disparó cinco balazos, ¿cómo ninguno le pegó al policía? ¿Cuántos tiros hizo el efectivo si fueron encontrados 30 casquillos?"
El letrado aseguró que las manchas de sangre son consecuencia de los golpes que recibió su cliente y se preguntó si se va a aceptar que la Justicia y la Gendarmería hagan justicia por mano propia.
Navas aceptó que David M. estaba "drogado" cuando ocurrió el hecho y requirió que el joven pueda realizar un tratamiento para superar la adicción. También solicitó que sea alojado en el pabellón evangélico de la alcaidía de Jefatura y se le otorguen salidas laborales.
Finalmente, el juez Postma le dictó prisión preventiva por 60 días, aceptó el lugar de detención en la alcaidía y rechazó la posibilidad de las salidas laborales.
