
Llegó al país la turista argentina que se enfermó en un crucero y estuvo internada en Jamaica
Viajaba rumbo a EEUU, pero una infección motivó que la obligaran a bajar en Kingston, donde estuvo "en coma farmacológico". El avión sanitario arribó en Buenos Aires esta madrugada y la mujer fue trasladada al Hospital Finochietto. Su estado es “crítico”

Cuando faltaban pocos minutos para las 4 de la mañana, aterrizó en el Aeroparque Internacional Jorge Newbery el avión sanitario que trasladó desde Jamaica a la turista argentina que se enfermó durante un crucero y, debido a una infección, terminó en coma farmacológico en Kingston.
Inmediatamente, la mujer fue trasladada al hospital Finochietto donde permanece en terapia intensiva y es evaluada por un grupo de médicos expertos. Según precisó su marido Guillermo en los canales televisivos, Ana continuará por el momento en terapia intensiva. "Su situación sigue siendo crítica”, informó.
“Hay una junta de médicos evaluándola, están con todos los estudios. Está en terapia intensiva porque sigue en coma inducido. Los médicos aguardan los resultados de los estudios”, explicó el hombre tras descargar fuertemente contra la compañía de cruceros: “La bajaron cual perro del barco y la dejaron tirada en una ambulancia por la fuerza, quitándole el derecho a todo. La responsabilidad fue de toda la tripulación”, acusó.
Según relataron los familiares, hace aproximadamente tres semanas Ana María fue a consultar al médico del barco porque tenía "fuertes dolores abdominales" y fue diagnosticada con un cuadro de "gastroenteritis aguda", por lo que le dieron "pastillas" y "pañales". Dos días después y ante la persistencia de los dolores, el Capitán del barco consideró que la mujer y su hija Celeste debían descender de la nave en la primera parada, en Kingston, para recibir una mejor atención. Además, personal del crucero sacó a Celeste "esposada" por reclamar que no podían abandonarlas sin que le expidieran el certificado correspondiente explicando el descenso, y exigir que se dé un tratamiento correcto a su madre. Ya en Kingston, Ana debió ser operada de urgencia porque "tenía los ovarios llenos de pus".
Ante la falta de recursos en ese hospital, la salud de Ana empeoró en tan solo días, por lo que su marido viajó de urgencia a Kingston. Según contó ante la prensa, la clínica donde se encontraba internada en Jamaica estuvo sujeta al dinero que la familia abonara, por lo que la relación en el interior del centro de salud fue tensa: "Discutí con ellos porque me pedían plata. Deposité 9 mil pesos, que es todo lo que tenía”. Por la falta de ayuda y respuestas para el envío desde Buenos Aires de un avión sanitario que la trajera, la familia recurrió a los medios de comunicación. Finalmente, fue Assist Card (asistencia médica al viajero) la que extendió los límites de cobertura y se hizo cargo de los gastos del traslado.
Al respecto, Guillermo contó: “Celeste (hija menor) me llama y me dice que no hay respirador en la isla. La situación se agravaba y me empecé a asustar porque ella solo respiraba en un 50%. En Aeroparque me avisan que se agravó más la situación de Ana. Fueron diez horas de viaje sin saber con qué me iba a encontrar. El lugar donde estaba internada era paupérrimo, una cama al lado de la otra. Tenía una infección en el abdomen que le llegó a los pulmones y casi la mata”.
Cuando faltaban pocos minutos para las 4 de la mañana, aterrizó en el Aeroparque Internacional Jorge Newbery el avión sanitario que trasladó desde Jamaica a la turista argentina que se enfermó durante un crucero y, debido a una infección, terminó en coma farmacológico en Kingston.
Inmediatamente, la mujer fue trasladada al hospital Finochietto donde permanece en terapia intensiva y es evaluada por un grupo de médicos expertos. Según precisó su marido Guillermo en los canales televisivos, Ana continuará por el momento en terapia intensiva. "Su situación sigue siendo crítica”, informó.
“Hay una junta de médicos evaluándola, están con todos los estudios. Está en terapia intensiva porque sigue en coma inducido. Los médicos aguardan los resultados de los estudios”, explicó el hombre tras descargar fuertemente contra la compañía de cruceros: “La bajaron cual perro del barco y la dejaron tirada en una ambulancia por la fuerza, quitándole el derecho a todo. La responsabilidad fue de toda la tripulación”, acusó.
Según relataron los familiares, hace aproximadamente tres semanas Ana María fue a consultar al médico del barco porque tenía "fuertes dolores abdominales" y fue diagnosticada con un cuadro de "gastroenteritis aguda", por lo que le dieron "pastillas" y "pañales". Dos días después y ante la persistencia de los dolores, el Capitán del barco consideró que la mujer y su hija Celeste debían descender de la nave en la primera parada, en Kingston, para recibir una mejor atención. Además, personal del crucero sacó a Celeste "esposada" por reclamar que no podían abandonarlas sin que le expidieran el certificado correspondiente explicando el descenso, y exigir que se dé un tratamiento correcto a su madre. Ya en Kingston, Ana debió ser operada de urgencia porque "tenía los ovarios llenos de pus".
Ante la falta de recursos en ese hospital, la salud de Ana empeoró en tan solo días, por lo que su marido viajó de urgencia a Kingston. Según contó ante la prensa, la clínica donde se encontraba internada en Jamaica estuvo sujeta al dinero que la familia abonara, por lo que la relación en el interior del centro de salud fue tensa: "Discutí con ellos porque me pedían plata. Deposité 9 mil pesos, que es todo lo que tenía”. Por la falta de ayuda y respuestas para el envío desde Buenos Aires de un avión sanitario que la trajera, la familia recurrió a los medios de comunicación. Finalmente, fue Assist Card (asistencia médica al viajero) la que extendió los límites de cobertura y se hizo cargo de los gastos del traslado.
Al respecto, Guillermo contó: “Celeste (hija menor) me llama y me dice que no hay respirador en la isla. La situación se agravaba y me empecé a asustar porque ella solo respiraba en un 50%. En Aeroparque me avisan que se agravó más la situación de Ana. Fueron diez horas de viaje sin saber con qué me iba a encontrar. El lugar donde estaba internada era paupérrimo, una cama al lado de la otra. Tenía una infección en el abdomen que le llegó a los pulmones y casi la mata”.
Por su parte, Celeste, la hija que viajó con Ana, detalló la desesperación que vivió en el crucero cuando la tripulación las obligó a descender esposadas del barco para que sean atendidas en Kingston: “Semejante estructura de un crucero y no tienen para hacer análisis de sangre. El crucero no hizo lo que tenía que hacer. Estaban desesperados por bajarnos. Tendrían que haber llamado un helicóptero y sacarla lo antes posible, pero dejaron pasar dos días”, lanzó.
A su vez, la joven sostuvo que ya no tienen dinero para costear los tratamientos porque llevan gastados más de 40 mil dólares en tarjeta “más lo que se puso en efectivo”. “Fue muy duro porque estaba sola. Trataba de no asustar a mi familia. Me contenían mis amigas por Whatsapp y hablaba con papá por Skype. Mamá no se enteró de que estábamos buscando un avión sanitario. Se durmió y ni se dio cuenta de que tuvieron que entubarla”, dijo.
Ahora, los médicos argentinos esperan los resultados de los análisis para arrancar con el tratamiento que podría salvarle la vida.
