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El Censo 2010 pregunta por primera vez sobre las raíces negras de la población para saldar una deuda histórica con alrededor de dos millones de personas
Los esclavos de la época colonial y sus sucesores tras la independencia sufrieron el “plan sistemático de exterminio y blanqueamiento más exitoso de América”



¿Ud. o alguna persona de este hogar es afrodescendiente o tiene antepasados de origen afrodescendiente o africano (padre, madre, abuelos/as, bisabuelos/as)? Así reza la sexta pregunta del cuestionario ampliado del Censo nacional de población, hogares y viviendas 2010convocado el miércoles 27 de octubre en la República Argentina. De este modo, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) interpelará, por primera vez en más de un siglo de recuentos oficiales, sobre las raíces negras a una gran parte de la población de uno de los países, junto a Chile, considerado más blanco de Latinoamérica.
Imperativa consecuencia de la adhesión a la declaración final de la Conferencia Mundial contra el Racismo auspiciada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en la ciudad sudafricana de Durban durante 2001, la pregunta atiende una demanda histórica de las asociaciones de afrodescendientes y, de hecho, el propio Indec, reconoce que pretende saldar “una deuda, de larga data, existente con ciertos sectores de la población de Argentina”, en referencia a similares cuestiones planteadas en anteriores censos a minorías como indígenas o discapacitados. Instituciones oficiales de Perú, Colombia, Ecuador o Venezuela ya interrogaron a la población sobre su origen africano y ahora el organismo argentino dependiente del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas trasladó la pregunta a todos los residentes de los núcleos con menos de 50.000 personas y al 10% en las ciudades con un mayor número de habitantes con el objetivo de obtener “una muestra más que representativa para proyecciones” estadísticas, según el asesor del Indec y secretario general de la asociación África y su Diáspora, Carlos Álvarez.


“No se puede ir para atrás, Argentina ya está retrasada con respecto a países del entorno”, subraya Álvarez, educador popular de 34 años y cuarta generación de una familia uruguaya con ascendencia africana, sobre la necesidad de recabar “datos como base para empezar a trabajar” en posteriores y exhaustivos estudios demográficos sobre el colectivo. Y, a continuación, “el segundo paso será exigir al Estado políticas públicas focalizadas en educación, empleo o justicia”. Además de una “reparación moral mediante un pedido de perdón por los cuatro siglos de opresión y la obtención de representatividad política”, añade la presidenta de la Sociedad de Socorros Mutuos Unión Caboverdeana y delegada argentina en la Conferencia de Durban, Miriam Gomes. Precisamente, el antropólogo Alejandro Frigerio recuerda, en un artículo de la revista especializada en cultura afro Quilombo!, que “la población argentina cuyo fenotipo es considerado como perteneciente a la ‘raza negra’ ha sido históricamente estigmatizada, discriminada y, en los últimos cien o ciento cincuenta años, invisibilizada. Visibilizar y colocar a estos individuos como sujetos merecedores de determinadas políticas de acción afirmativa es una cuestión básica de justicia social”.



Y la percepción social comienza con el reflejo en las estadísticas oficiales. Un sondeo piloto realizado por el Indec con financiación del Banco Mundial a lo largo de 2005 en zonas de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe situó en una horquilla del 4 al 5% la población con raíces negras, lo que cifraría el número total de afrodescendientes en alrededor de dos millones de argentinos. Sin embargo, allá por 1778, todavía en la época de colonización española, el primer censo elaborado en el Virreinato del Río de la Plata estimó que más de la mitad de la población en zonas de Santiago del Estero (54%) o Catamarca (52%) era negra o mulata y el porcentaje se situaba en casi un tercio (30%) de los habitantes de Buenos Aires (9.600 personas con origen africano frente a 15.700 españoles y 1.200 mestizos e indios), según recuerda un documento elaborado en 2005 por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi). No en vano, alrededor de 12 millones de personas fueron secuestradas en África y trasladadas hasta América para su utilización en régimen de esclavitud durante la colonización europea y, obviamente, el Virreinato del Río de la Plata no fue una excepción.