Las primarias abiertas (más una elección provincial) ocurridas en algunas de las principales plazas electorales argentinas de cara a las elecciones municipales y regionales de julio permiten sacar conclusiones importantes. Por su modalidad sui generis, las primarias argentinas son elecciones anticipadas, de allí su valor predictor.
Primera constatación: los electores han infligido un severo desmentido a quienes sostenían que el oficialismo nacional venía recuperando terreno frente a la oposición. Sólo ganó en una plaza, la de Salta, pero perdió en Santa Fe, Mendoza, Capital Federal y Neuquén de forma contundente y (en la capital) humillante.
La segunda constatación es que Sergio Massa, el disidente del kirchnerismo que le disputa a Mauricio Macri, el jefe del gobierno capitalino, el liderazgo opositor, pierde fuelle. Sólo en Neuquén ganó un candidato apoyado por él, pero se trata de un movimiento local que domina esa provincia. Si gana en Córdoba, donde habrá elecciones en julio, su aliado, De la Sota, no será por mérito suyo, sino porque también es una plaza controlada por su socio de circunstancia. En cambio, los candidatos de Massa sufrieron una paliza en Santa Fe y en la capital, y aunque pretendió sumarse al ganador en Mendoza, la percepción es que ese triunfo fue de la alianza de Macri con los radicales.
La tercera conclusión es que Macri ha dado un salto cualitativo; el sol le empieza a dar en la cara. En la interna capitalina, fue determinante para que su asesor Horacio Rodríguez Larreta derrotase a la senadora Gabriela Michetti, que le llevaba a aquel algunos puntos de ventaja cuando el jefe bonaerense pidió votar por él. Además, la votación de Rodríguez Larreta fue apabullante. Sumado a la victoria directa de su partido, el PRO, en Santa Fe e indirecta en Mendoza, ese triunfo implica una cadena de éxitos en tres de las cuatro plazas principales del país.
La cuarta constatación a remolque de lo anterior, es que está ocurriendo lo que conviene a Macri: la polarización entre él y el oficialismo. No está sucediendo por un acuerdo suyo con Massa -opción que un sector del país, incluyendo al grupo Clarín, promueve-, sino por la simultaneidad de su avance y del retroceso del peronista disidente.
La era kirchnerista se va acercando irremediablemente a su fin. Scioli, a quien el oficialismo llevará de candidato porque no encuentra otro mejor.


Primera constatación: los electores han infligido un severo desmentido a quienes sostenían que el oficialismo nacional venía recuperando terreno frente a la oposición. Sólo ganó en una plaza, la de Salta, pero perdió en Santa Fe, Mendoza, Capital Federal y Neuquén de forma contundente y (en la capital) humillante.

La segunda constatación es que Sergio Massa, el disidente del kirchnerismo que le disputa a Mauricio Macri, el jefe del gobierno capitalino, el liderazgo opositor, pierde fuelle. Sólo en Neuquén ganó un candidato apoyado por él, pero se trata de un movimiento local que domina esa provincia. Si gana en Córdoba, donde habrá elecciones en julio, su aliado, De la Sota, no será por mérito suyo, sino porque también es una plaza controlada por su socio de circunstancia. En cambio, los candidatos de Massa sufrieron una paliza en Santa Fe y en la capital, y aunque pretendió sumarse al ganador en Mendoza, la percepción es que ese triunfo fue de la alianza de Macri con los radicales.
La tercera conclusión es que Macri ha dado un salto cualitativo; el sol le empieza a dar en la cara. En la interna capitalina, fue determinante para que su asesor Horacio Rodríguez Larreta derrotase a la senadora Gabriela Michetti, que le llevaba a aquel algunos puntos de ventaja cuando el jefe bonaerense pidió votar por él. Además, la votación de Rodríguez Larreta fue apabullante. Sumado a la victoria directa de su partido, el PRO, en Santa Fe e indirecta en Mendoza, ese triunfo implica una cadena de éxitos en tres de las cuatro plazas principales del país.

La cuarta constatación a remolque de lo anterior, es que está ocurriendo lo que conviene a Macri: la polarización entre él y el oficialismo. No está sucediendo por un acuerdo suyo con Massa -opción que un sector del país, incluyendo al grupo Clarín, promueve-, sino por la simultaneidad de su avance y del retroceso del peronista disidente.
La era kirchnerista se va acercando irremediablemente a su fin. Scioli, a quien el oficialismo llevará de candidato porque no encuentra otro mejor.
Tanto miedo tienen?

