
Se calcula que aproximadamente una de cada cinco mujeres manifiesta algún tipo de dificultad para llegar al orgasmo. Transitan el sendero del placer con la vehemente esperanza de alcanzar el goce. Pero este es esquivo. Y se preocupan y angustian. Se juegan la piel en cada encuentro cuerpo a cuerpo: desean, se excitan, gozan, se esmeran. A veces, hasta aman. Pero no llegan.
Por fuera, el orgasmo es fácil y fluido. Se lo ve en las películas, y en todos los medios graficos. Por eso es buscado, exigido, exhalado a los cuatro vientos. Por dentro, la historia es otra, menos lineal. ¿Cuántas mujeres conocen el recorrido profundo de sus cavidades? ¿Y la textura, la forma de sus zonas más misteriosas?
Gabriela, es una de las tantas mujeres que sufren lo que la sexología moderna define como anorgasmia, el bloqueo, imposibilidad o incapacidad para alcanzar un orgasmo, pese a atravesar normalmente todas las etapas del proceso amoroso.
Gabriela, 27 años, "Mi última relación de pareja, que duró cuatro años, se sostuvo en la mentira, porque todo estuvo bárbaro mientras fingí que tenía orgasmos. Disfrutábamos mucho de nuestras reíaciones. Cuando yo sentía que él terminaba, automáticamente hacía todo como para que creyera que nos habíamos ido juntos. Así estuvimos siempre, y parecía que estaba todo bien, pero estaba todo mal, re mal. Ya no soportaba más esa sensación de injusticia. Porque es una injusticia, me di cuenta. Él, feliz, a fumarse su cigarrillo. Y yo con un vacío inmenso por un problema que creía que tenía que disimular".
"Pero un día (hace un poco más de medio año) en el momento en que se produjo el acercamiento, fue como siempre, nos acostamos, nos besamos, nos tocamos y tuvimos sexo. Pero cuando llegó el final yo le dije lo que realmente sentí, no sólo con él, sino siempre: me quedé como congelada, así como mirándolo de tal manera que se diera cuenta de que me había quedado mal. Y se dio cuenta, pero no me preguntó nada. Entonces le dije lo que me pasaba. Que no era la primera vez que me pasaba, que nunca había tenido un orgasmo".
Y pasó lo peror, continúa: "Me salió con que no lo quería o que no me gustaba como hombre. Pero ninguna de las dos cosas: lo quería y, además, me gustaba. No lo entendió. Por eso no aceptó acompañarme en un tratamiento. Y como yo tuve que tomar una decisión dolorosa, obvio opté por terminar con una persona a la que no le importa si yo acabo o no ".
El problema de Gabriela es una anorgasmia primaria, se llama así al problema sexual de la mujer que nunca alcanzó el orgasmo por ninguna vía. Pero existen otros tipos de anorgasmia, la secundaria y la situacional.
La primera se refiere a los casos en los que la mujer tuvo o tiene épocas en que sí tiene orgasmos, pero en otras no. Y eso se da porque, tal vez, una pareja la estimula mejor, o la ama más. La situacional, en cambio, es cuando la mujer sólo puede tener orgasmos en determinadas situaciones". "Son los casos de las mujeres que, por ejemplo, tienen orgasmos en la cama, pero en la cocina no. O los tienen en el hotel, pero en la casa no pueden porque están pendientes de si se despiertan los chicos.
Pienso que en los los últimos años la emancipación sexual se ha vuelto una moda y las mujeres se meten en una persecución voraz de artículos y libros buscando una solución a su caso, en general difícil de encontrar descripto." Y se pregunta: "¿Cada mujer sabrá cómo responder y cómo sentir sólo por comportarse de acuerdo con lo leído? ¿0 es sólo apariencia? ¿Ha fomentado esta información relaciones más armoniosas y de mayor goce?".
Es notable pero a pesar de que en muchos trabajos se halla minuciosamente descripto el camino hacia el placer, el panorama sigue resultando confuso y desconcertante porque muchas veces se describen situaciones que nada tienen que ver con la experiencia.
Lo que observo mucho en la consulta es que el orgasmo para algunas mujeres es importante porque alcanzarlo les significa sentirse responsables de su propio placer. Y para otras es sólo una manera más de complacer al compañero.
Causas de la anorgasmia
Las causas que la provocan pueden ser organicas (raras, solo el 5%) o psicologicas (la más frecuente es la ansiedad relacionada con la expectativa del orgasmo y la autovigilancia en las relaciones sexuales. Al centrar tanto la atención en el orgasmo e intentar controlarlo, en la mayoría de los casos lo único que se logra es inhibirlo. La inhibición del orgasmo se observa también cuando aparecen sentimientos de culpa relacionados con creencias erróneas sobre el derecho de experimentar placer o sentimientos ambivalentes hacia la pareja con la que se está en discordia.
Existen ciertas características comunes bien definidas en muchas de las mujeres que no pueden alcanzar el orgasmo: "Autoobservación de su propio comportamiento sexual; se permiten o reciben poca estimulación clitoriana; no tienen o es escasa su historia de masturbación y les es imposible fantasear."
Además se ven invadidas por pensamientos distractores, se les cruzan pensamientos que nada tienen que ver con la actividad sexual que están realizando. Aparecen ideas obsesivas y repetitivas. '¿Estará bien lo que estoy haciendo?'. Presentan defensas contra la percepción de sensaciones eróticas. Se refuerzan por un mal aprendizaje repetido. Padecen desinformación sexual y habitualmente no se permiten experiencias nuevas que podrían llevarlas a poder gozar más".
La esperada solución
La solución llega en practicamente el 100 por ciento cuando los tratamientos son orientados por un profesional especializado que ayuda a la mujer a llegar al clímax sin culpas ni inhibiciones, enriqueciendo su vida erótica y amorosa".
¿Cómo? El orgasmo es "una función aprendida". Este problema se resuelve con terapias sexuales, psicoterapias focalizadas, breves y de resolución sintomática, a través de las cuales se trata de lograr que la mujer se entregue a la experiencia sexual sin temores ni culpa, cambiando el sistema sexual con el cual se mueve". Por ello resultan de tanta utilidad las "tareas" que se le dan a la paciente para que haga en la privacidad de su casa.
No hay polvos mágicos, no hay soluciones magicas ni instantáneas. La sexualidad femenina es lo suficientemente compleja como para que exista una receta única. Cada una irá probando, buscando su propio camino. Se trata de un aprendizaje. Como en tantas otras cosas, el único camino es probar. Y, claro, tener paciencia.
Lic. Diana M. Resnicoff
