Un adolescente de tan solo 14 años, que caminaba rumbo a su escuela para asistir a clases, fue violada y sometida a un duro castigo por un joven de 22 años -a quien identificó ante sus familiares-, pero rápidamente el aberrante suceso se encontró con una muralla de impunidad tramada y ejecutada por el círculo de poder Renovador K que gobierna El Soberbio.
La niña adolescente permanecía anoche internada en una sala de cuidados intermedios de un sanatorio privado de esa localidad, curiosamente tras ser rechazada en la emergencia por el propio director del Hospital público, el doctor Báez.
El dato no es menor. La política y la fiesta de los “hijos del poder” se fusionan en esta historia, casi como un correlato profano de la violación y asesinato que padeció Lieni Itatí "Taty" Piñeiro en Puerto Esperanza.
El acusado de violar salvajemente, casi con desprecio, a la chica de 14 años, golpea íntimamente a las puertas del despacho del intendente de El Soberbio, Juan Carlos “Jair” Pereira, el hombre que eligió el Gobierno de Maurice Closs y Carlos Rovira para sacarse de encima al corrupto, insostenible y prófugo de la Justicia, Alberto “Coleco” Kryvszuk.
Lo cierto es que anoche, el agrietado poder institucional de la “resistencia” de El Soberbio; concejales opositores, referentes religiosos y los jefes policiales, se debatían en un dilema capital: allanarle el camino a la Justicia y a las autoridades competentes para que el caso no quede sumergido en la impunidad.
La menor ingresó a la Clínica Modelo, propiedad de los médicos Ochart y Castañeda, tras haber sido rechazada su internación en el hospital público de El Soberbio.
Llegó acompañada de sus padres y, curiosamente, del propio intendente Pereira.
“El doctor Báez (director del hospital de El Soberbio) no la quiso recibir”, relató a M4 un allegado a la familia, que sospecha que el propio jefe comunal habría operado para sacar el caso de la comidilla pública que trasciende de los centros asistenciales públicos.
La Policía local aguarda órdenes
Según fuentes bien informadas, el comisario de El Soberbio se vio sorprendido y desbordado cuando el propio intendente renovador, "Jair" Pereira, impidió que la madre de la joven violada radicara la denuncia ante las autoridades policiales.
Dicen que la madre de la joven había llamado a la policía para revelarle el caso de violación, pero que los uniformados que llegaron al sanatorio prácticamente fueron corridos por el jefe comunal. “…Acá no pasa nada”, habría sido la orden autoritaria del alcalde de El Soberbio, a los uniformados de bajo rango.
Ha otro dato revelador que desnuda una trama de poder y aprietes para dejar el caso de abuso y violencia en el olvido. En la clínica privada, los propietarios se habrían resistido a internar a la joven, que tendría lesiones genitales y enfrentaría un cuadro clínico de profunda complejidad. Dicen que una doctora, de apellido Lenz, fue la que apeló a su profesionalidad y juramento hipocrático para abrirle las puertas de la clínica a la adolescente.
Se trata de una menor hija de un matrimonio de trabajadores rurales, de pocos recursos económicos y de una mediana instrucción. Encima, sostienen fuente policiales, que el padre de la joven violada, sería un empleado raso del intendente Pereira.
“La nena gritaba, lloraba, gemía, se quejaba y denunciaba al hijo del jefe comunal”, confió un policía de El Soberbio, que le tocó vivir el drama sin poder actuar institucionalmente.
Dicen que el joven bajo sospecha, de 22 años, despareció de El Soberbio en pleno atardecer, cuando la adolescente violada y golpeada luchaba por su vida.
La niña adolescente permanecía anoche internada en una sala de cuidados intermedios de un sanatorio privado de esa localidad, curiosamente tras ser rechazada en la emergencia por el propio director del Hospital público, el doctor Báez.
El dato no es menor. La política y la fiesta de los “hijos del poder” se fusionan en esta historia, casi como un correlato profano de la violación y asesinato que padeció Lieni Itatí "Taty" Piñeiro en Puerto Esperanza.
El acusado de violar salvajemente, casi con desprecio, a la chica de 14 años, golpea íntimamente a las puertas del despacho del intendente de El Soberbio, Juan Carlos “Jair” Pereira, el hombre que eligió el Gobierno de Maurice Closs y Carlos Rovira para sacarse de encima al corrupto, insostenible y prófugo de la Justicia, Alberto “Coleco” Kryvszuk.
Lo cierto es que anoche, el agrietado poder institucional de la “resistencia” de El Soberbio; concejales opositores, referentes religiosos y los jefes policiales, se debatían en un dilema capital: allanarle el camino a la Justicia y a las autoridades competentes para que el caso no quede sumergido en la impunidad.
La menor ingresó a la Clínica Modelo, propiedad de los médicos Ochart y Castañeda, tras haber sido rechazada su internación en el hospital público de El Soberbio.
Llegó acompañada de sus padres y, curiosamente, del propio intendente Pereira.
“El doctor Báez (director del hospital de El Soberbio) no la quiso recibir”, relató a M4 un allegado a la familia, que sospecha que el propio jefe comunal habría operado para sacar el caso de la comidilla pública que trasciende de los centros asistenciales públicos.
La Policía local aguarda órdenes
Según fuentes bien informadas, el comisario de El Soberbio se vio sorprendido y desbordado cuando el propio intendente renovador, "Jair" Pereira, impidió que la madre de la joven violada radicara la denuncia ante las autoridades policiales.
Dicen que la madre de la joven había llamado a la policía para revelarle el caso de violación, pero que los uniformados que llegaron al sanatorio prácticamente fueron corridos por el jefe comunal. “…Acá no pasa nada”, habría sido la orden autoritaria del alcalde de El Soberbio, a los uniformados de bajo rango.
Ha otro dato revelador que desnuda una trama de poder y aprietes para dejar el caso de abuso y violencia en el olvido. En la clínica privada, los propietarios se habrían resistido a internar a la joven, que tendría lesiones genitales y enfrentaría un cuadro clínico de profunda complejidad. Dicen que una doctora, de apellido Lenz, fue la que apeló a su profesionalidad y juramento hipocrático para abrirle las puertas de la clínica a la adolescente.
Se trata de una menor hija de un matrimonio de trabajadores rurales, de pocos recursos económicos y de una mediana instrucción. Encima, sostienen fuente policiales, que el padre de la joven violada, sería un empleado raso del intendente Pereira.
“La nena gritaba, lloraba, gemía, se quejaba y denunciaba al hijo del jefe comunal”, confió un policía de El Soberbio, que le tocó vivir el drama sin poder actuar institucionalmente.
Dicen que el joven bajo sospecha, de 22 años, despareció de El Soberbio en pleno atardecer, cuando la adolescente violada y golpeada luchaba por su vida.