El delincuente que roció con combustible a una mujer en su local y luego la envolvió en llamas tras robar el negocio, fue condenado a cumplir prisión de por vida. El hecho sucedió en 2013, en Villa Adelina.
Cristian Juan Daniel Insaurralde, de 23 años, fue encontrado culpable por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de San Isidro como autor del homicidio de la comerciante Gabriela Mansilla, de 31.
Los jueces Alberto Ortolani, María Elena Márquez y Gonzalo Aquino aplicaron la pena de prisión perpetua al considerar que Insaurralde cometió un homicidio agravado "criminis causa" -matar para ocultar otro delito, en este caso un robo y lograr la impunidad-, en concurso real con robo calificado por el uso de arma impropia.
El tribunal coincidió con el pedido que durante los alegatos había formulado el fiscal del juicio, Sergio Szyldergemejn, el mismo que instruyó la causa en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) descentralizada de Boulogne.
Insaurralde quedó comprometido por varios testigos que lo vieron en las inmediaciones del lugar del hecho y por los videos de las cámaras de seguridad del municipio de San Isidro.
Además, en el allanamiento a su domicilio de la villa Santa Rita, de Boulogne, se secuestró una etiqueta con el nombre del negocio y el precio de una prenda del local de la víctima donde ocurrió el ataque.
El fiscal Szyldergemejn también reconstruyó el ataque con la incorporación por lectura de la declaración testimonial que brindó la propia víctima en el hospital antes de fallecer.
El hecho ocurrió alrededor de las 20.30 del 28 de enero de 2013, cuando Mansilla cerraba su local de venta de ropa femenina llamado Phiampa, situado en Avenida de Mayo y Yerbal, pleno centro comercial de Villa Adelina, partido de San Isidro.
La mujer permaneció en terapia intensiva varios días antes de morir, alcanzó a declarar y contó que ya tenía cerrado el local cuando vio a un joven que apoyó sobre la reja del comercio su bicicleta. Ella sospechó, pero finalmente decidió abrir la puerta para retirarse y cerrar el local y, en ese momento, fue abordada por el delincuente que la obligó a ingresar nuevamente. La comerciante explicó que el ladrón la ató con cinta de embalar, le decía constantemente "la plata o te quemo" y le exhibía una botella con algún líquido combustible -según la pericia de bomberos era alcohol, thinner o solvente-, y un encendedor que fue secuestrado en la escena del crimen.
La víctima declaró que a pesar de haberle dado 4.500 pesos, el ladrón le exigía más y la amenazaba constantemente con quemarla, incluso iba tirando pequeños chorros del combustible y prendiendo fuego, primero en el piso, después sobre la ropa que estaba exhibida en el local y finalmente la roció a ella.
Siempre según esa testimonial brindada por la víctima cuando estaba en terapia intensiva, el delincuente empujó a Mansilla sobre una pila de ropa que se estaba prendiendo fuego provocando que las llamas la envolvieran y luego escapó.
La mujer salió del local a los gritos y fue auxiliada en primera instancia por un vecino que la apartó del incendio y le apagó las llamas con una remera y luego por un bombero con ciertos conocimientos en los primeros auxilios de este tipo de pacientes.
Mansilla fue internada con quemaduras en el 50 por ciento de su cuerpo en el Hospital Central de San Isidro, donde tras cuatro días de agonía, murió el 1 de febrero del año pasado, por una falla respiratoria.
Cristian Juan Daniel Insaurralde, de 23 años, fue encontrado culpable por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de San Isidro como autor del homicidio de la comerciante Gabriela Mansilla, de 31.
Los jueces Alberto Ortolani, María Elena Márquez y Gonzalo Aquino aplicaron la pena de prisión perpetua al considerar que Insaurralde cometió un homicidio agravado "criminis causa" -matar para ocultar otro delito, en este caso un robo y lograr la impunidad-, en concurso real con robo calificado por el uso de arma impropia.
El tribunal coincidió con el pedido que durante los alegatos había formulado el fiscal del juicio, Sergio Szyldergemejn, el mismo que instruyó la causa en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) descentralizada de Boulogne.
Insaurralde quedó comprometido por varios testigos que lo vieron en las inmediaciones del lugar del hecho y por los videos de las cámaras de seguridad del municipio de San Isidro.
Además, en el allanamiento a su domicilio de la villa Santa Rita, de Boulogne, se secuestró una etiqueta con el nombre del negocio y el precio de una prenda del local de la víctima donde ocurrió el ataque.
El fiscal Szyldergemejn también reconstruyó el ataque con la incorporación por lectura de la declaración testimonial que brindó la propia víctima en el hospital antes de fallecer.
El hecho ocurrió alrededor de las 20.30 del 28 de enero de 2013, cuando Mansilla cerraba su local de venta de ropa femenina llamado Phiampa, situado en Avenida de Mayo y Yerbal, pleno centro comercial de Villa Adelina, partido de San Isidro.
La mujer permaneció en terapia intensiva varios días antes de morir, alcanzó a declarar y contó que ya tenía cerrado el local cuando vio a un joven que apoyó sobre la reja del comercio su bicicleta. Ella sospechó, pero finalmente decidió abrir la puerta para retirarse y cerrar el local y, en ese momento, fue abordada por el delincuente que la obligó a ingresar nuevamente. La comerciante explicó que el ladrón la ató con cinta de embalar, le decía constantemente "la plata o te quemo" y le exhibía una botella con algún líquido combustible -según la pericia de bomberos era alcohol, thinner o solvente-, y un encendedor que fue secuestrado en la escena del crimen.
La víctima declaró que a pesar de haberle dado 4.500 pesos, el ladrón le exigía más y la amenazaba constantemente con quemarla, incluso iba tirando pequeños chorros del combustible y prendiendo fuego, primero en el piso, después sobre la ropa que estaba exhibida en el local y finalmente la roció a ella.
Siempre según esa testimonial brindada por la víctima cuando estaba en terapia intensiva, el delincuente empujó a Mansilla sobre una pila de ropa que se estaba prendiendo fuego provocando que las llamas la envolvieran y luego escapó.
La mujer salió del local a los gritos y fue auxiliada en primera instancia por un vecino que la apartó del incendio y le apagó las llamas con una remera y luego por un bombero con ciertos conocimientos en los primeros auxilios de este tipo de pacientes.
Mansilla fue internada con quemaduras en el 50 por ciento de su cuerpo en el Hospital Central de San Isidro, donde tras cuatro días de agonía, murió el 1 de febrero del año pasado, por una falla respiratoria.