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El canino de raza mixta sobrevivió a una inyección letal destinada a sacrificarlo luego de que nadie lo adoptara.



‘Lázaro’ ya había logrado mantenerse con vida luego de que fuera arrollado por un automóvil, así que parecería que su experiencia amarga le ayudó un poco, no sólo a regresar a la vida, sino a encontrar un nuevo hogar.

Los registros muestran que el propietario anterior del perro lo llevó al refugio el 19 de agosto, alegando que se estaba mudando y que ya no lo podía cuidar, informó Cortney Blankenship, una voluntaria del refugio. El perro estaba herido y sangraba después de haber sido atropellado. Había perdido una almohadilla de su pata trasera izquierda.

Blankenship trató de encontrarle un hogar a través de las redes sociales, pero nadie se acercó, así que se le programó una eutanasia.

La empleada de control animal Wanda Snell sabe lo que vio: Un veterinario insertó una aguja en el macho negro y marrón para inyectarle una sustancia química para sacrificarlo. El can se movió un poco luego del piquete y después se mantuvo quieto y en silencio.

Snell dijo que acompañó al veterinario y que atestiguó todo el procedimiento. El animal fue dejado por muerto en el interior de una jaula, para que su cuerpo fuese retirado más tarde. Sin embargo, cuando Snell llegó al trabajo a la mañana siguiente, vio que el perro estaba caminando como si nada y que ya había tomado un poco de agua. Snell dice que tiene un apodo para el can: "Yo le llamo Houdini".

La mujer no puede explicarse cómo o por qué el perro criollo que nadie quería se recuperó durante la noche de lo que debería haber sido una eutanasia.


Un trabajador de rescate recogió al perro, de aproximadamente cuatro años de edad, después de la eutanasia fallida. Decidió llamarle "Lazarus" (Lázaro), el mismo nombre de la persona que, según la Biblia, fue resucitada por Jesús.

Una vez que Blankenship publicó la historia en Facebook, la suerte del perro cambió. El animal fue adoptado por una familia unos 250 kilómetros (160 millas) de distancia.

Ahora, a menos de un mes del milagroso episodio, el perro vive con su nuevo hogar en un suburbio de Birmingham, Alabama, donde juega con otro macho rescatado.

Nadie relacionado con el refugio sabe con exactitud qué evitó la muerte de Lázaro. Los funcionarios locales se negaron a divulgar el nombre del veterinario bajo contrato que puso la inyección.