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¡Qué picardía!: en el Oktoberfest se consume cada vez menos cerveza

Los 6,3 millones de visitantes de esta edición tomaron 6,5 millones de litros de la bebida, bastante menos que los 7,7 millones ordenados el año pasado. Preocupación del alcalde de Munich por el “fondo blanco”



El Oktoberfest de Munich, la tradicional fiesta de la cerveza, tuvo este año un notorio descenso en el consumo de alcohol. Los 6,3 millones de personas que se acudieron a las carpas cerveceras ubicadas en el Prado de Teresa, en la capital bávara, consumieron 6,5 millones de litros frente a los 7,7 millones que ordenaron los 6,4 millones de visitantes de la edición del año pasado.

El récord de visitantes de 7,1 millones en el año 1985 tampoco pudo batirse este año. "Fue una fiesta muy acogedora, la más soleada", resumió el alcalde de Múnich, el socialdemócrata Dieter Reiter, encargado de abrir el primer barril de cerveza tres semanas atrás.

El mal tiempo que reinó al comienzo de la que se ufana de ser la mayor fiesta popular del mundo desalentó a muchos, pero el aumento de las temperaturas y las tardes soleadas atrajeron más adelante a multitudes de visitantes.

También las fuerzas de rescate trazaron un balance relativamente positivo. La Cruz Roja registró un total de 7.900 personas que tuvieron que ser atendidas, pero especialmente por lesiones leves. Unos 600 visitantes recibieron tratamiento por intoxicación etílica.

La policía registró un menor número de delitos pero un aumento del robo de las tradicionales jarras de un litro de cerveza. Los agentes requisaron 112.000 jarrones frente a 81.000 del año pasado.

Pese al satisfactorio balance, el alcalde de Múnich manifestó preocupación por la creciente tendencia a vaciar la jarra de cerveza de un trago. "Es difícil controlarlo, pero tenemos que ver la forma de evitar que muchos jóvenes, gente de edad mediana y también mayores queden noqueados por un trago de diez segundos".

Presencia famosa

Usain Bolt, el ser humano más rápido del mundo, tampoco quiso perderse la popular fiesta cervecera de la capital bávara, a la que el atleta jamaicano acudió con el tradicional pantalón corto regional.

El velocista y plusmarquista mundial de 100 y 200 metros posó con un grupo de amigos en una de las carpas de la "Wiesn", como se conoce al recinto donde tiene lugar la fiesta, con una jarra de cerveza en la mano y la asimismo arquetípica camisa a cuadros.

Bolt llevaba el atrezzo completo para no desencajar en la tradicionalista Oktoberfest, con un único fallo: los zapatos, que en lugar de ceñirse a las costumbres locales cambió por unas zapatillas deportivas.