Revista NOTICIAS fue el primer y único medio argentino en entrevistarla. A principios de abril la editora Ejectuiva de NOTICIAS, Alejandra Dahia, viajó a Miami dónde tuvo un encuentro de tres días a solas con la inquietante y exitosa mujer de la TV colombiana.
A continuación, NOTICIAS reproduce parte de la entrevista que fue tapa de nuestra edición impresa el pasado mes de abril. ¡Imperdible!
Cuando atraviese la puerta del que resultó ser un departamento pequeño y austero de North Miami me encontraré con la mujer que compartió la intimidad de los cinco años fundamentales en la vida de Pablo Escobar Gaviria. Llevar muerto dos décadas no hizo más que convertir al narcotraficante en un inesperado producto exitoso. Y si su historia contada en libros, documentales y series de tevé, se consume con la avidez reservada a las mejores novelas, esta mujer que va a dejarme entrar en el mundo hermético que montó tras exiliarse en los Estados Unidos, conoce como nadie sus páginas más oscuras. Virginia Vallejo era en los ´80, cuando se cruzó con el Capo, la presentadora más popular de la televisión colombiana: una diva culta, algo caprichosa y muy bonita que no soñaba con ser recordada, precisamente, como “la amante de Escobar”.
Camino al condominio senior –”solo apto para viejos”, dirá ella– donde vive junto al mar de Florida desde que la DEA la sacó de Bogotá en un operativo de película, voy imaginando los pequeños lujos de un destierro dorado que no es tal. La señora bajita, coqueta y verborrágica que me recibe ha tenido que resignar el estilo de su suite en The Pierre de Nueva York, atiborrada de rosas y champán rosé. Lo que tiene ahora es un dos ambientes alquilado en el que no sobra nada más que retratos, todos de su dueña, congelada en una juventud con pose de estrella.
A sus casi 65 años, Virginia conoce bien la soledad. Cortó toda relación con sus familiares –aunque en Colombia quedaron su madre y sus tres hermanos– y en los siete años que lleva en Miami se retiró completamente de la vida social. “Nadie quiere ser amigo mío”, dice. Una cotorrita que se asolea en una jaula del balcón es su única compañía. Me la presenta antes de comenzar una charla que se extenderá durante varios días. Es la primera vez que concede un reportaje a un medio argentino.
Noticias: ¿Por qué se exilió en los Estados Unidos?
Virginia Vallejo: Para salvarme la vida. Porque denuncié la complicidad con el narcotráfico de políticos muy importantes de mi país, entre los que había varios ex presidentes, pero sobre todo a Álvaro Uribe, que entonces estaba iniciando su segundo mandato. Por Pablo pude saber que cuando estaba al frente de la Dirección de la Aeronáutica Civil, Uribe le concedió docenas de licencias para disponer de pistas de aterrizaje. Me decía que sin la ayuda de “ese muchacho bendito” estarían trayendo la pasta de coca a pie desde Bolivia. Incluso cuando matan a su padre en un intento de secuestro de las FARC, como el helicóptero familiar de los Uribe estaba dañado, Pablo le prestó uno de los suyos para trasladar el cuerpo. Pero no es el único presidente colombiano comprometido. A Alfonso López Michelsen, le hizo muy buenos aportes para su campaña presidencial de 1982. Bueno… en realidad (se ríe) López les sacaba plata a los dos bandos porque además del de Medellín, también recibía del cártel de Cali. Igual que después Ernesto Samper, al que hasta le retiraron la visa para entrar a los Estados Unidos.
Tras la muerte de Escobar en 1993, Virginia Vallejo vio extinguirse su carrera de periodista. No conseguía trabajo y se hizo invisible hasta el 16 de julio del 2006, cuando “El Nuevo Herald” de Miami llevó en tapa sus explosivas declaraciones. La más grave: acusaba al ex ministro de Justicia Alberto Santofirnio Botero, líder del partido Nuevo Libealismo, de ser el instigador del crimen del candidato presidencial Luis Carlos Galán, asesinado en 1989 por orden de Pablo Escobar. Pero el escándalo no tuvo su correlato judicial. El juez alegó que el testimonio llegaba fuera de tiempo y no lo incorporó. “El hermano de Galán me acompañaba y fue quien intercedió ante la embajada de los Estados Unidos para convencerlos de que si no me sacaban del país me iban a matar –recuerda–. Ya habían asesinado a 23 testigos en ese caso y yo era la única que quedaba viva”.
Aterrorizada por la idea de que la mataran, grabó un video con una ampliación de su denuncia que, al poco tiempo, resultó un boom televisivo. Pero ella ya no estaría en Colombia. “Hasta que el corresponsal del diario me convenció para que hablara –dice–, yo vivía callada y avergonzada de mi relación con Pablo, que solo había conocido el círculo político”.
A los dos días de aparecida su revelación en El Nuevo Herald, tres autos blindados de la embajada norteamericana la recogieron del departamento de su madre en Bogotá, donde tenía hacía años una vida miserable por la pésima relación familiar. Llevaba consigo lo que logró empacar en unas pocas horas. Pero el apuro no la privó de cargar su tesoro más preciado; siete valijas Gucci y Vuitton con sus mejores vestidos de Valentino, Chanel, Armani y Saint Laurent.
“Vine a Miami, pero yo no sabía exactamente a dónde me llevaban –cuenta–. Ni bien aterrizamos, los agentes de la DEA me dijeron que estaban interesados en que fuera testigo contra los Rodríguez Orejuela, los capos del Cártel de Cali y archienemigos de Escobar. Pero querían que declarara haberlos visto cargando 500 kilos de droga en un avión y eso no era cierto”.
Noticias: ¿Cuál fue la primera impresión que le dio Escobar el día que lo conoció?
Vallejo: Me pareció muy joven y muy generoso. Antes de su llegada, con mi novio Aníbal habíamos chocado y destruido un boogie, pero él dijo que no nos preocupáramos porque tenía muchos más.
Noticias: Pero, ¿la atrajo?
Vallejo: No, para nada. Más tarde, yo estaba nadando en el río, quedé atrapada en un remolino y él fue el único que se dio cuenta y se tiró al agua para salvarme. Ahí sí que empecé a mirarlo de otra manera. Aferrada a él y temblorosa le dije: “Pues ahora vas a ser responsable de mi vida mientras vivas, Pablo”. Y él me preguntó qué me hacía pensar que él iba a morir primero.
Noticias: ¿Cuándo supo que su rescatista era un narcotraficante?
Vallejo: Esa primera noche. Le pregunté a Aníbal a qué se dedicaba y me dijo que era “El rey de la coca”. Me dijo que ese tipo que era capaz de traerse para su zoológico tres jirafas de contrabando desde Kenia, era capaz de meter toneladas de cualquier cosa en Estados Unidos. Recuerdo también que le dije que juraba que todo aquello se financiaba a punta de política. (Escobar era en ese momento parlamentario suplente por el Partido Liberal). Y me respondió: “No amor, es al revés, financia la política a punta de esta”.
Noticias: ¿Y eso no la espantó?
Vallejo: Me pareció que era una exageración de Aníbal. Y no pensé que se trataba de una industria de las dimensiones del narcotráfico. Me imaginaba que mandaba afuera unos paquetitos de coca y que eso valía mucho dinero en los Estados Unidos. Como quien lucra con esmeraldas sin autorización. Además, en esa época, el consumo de cocaína estaba totalmente naturalizado en los circuitos de clase alta en los que yo me movía. Se aspiraba en las casas, en las discotecas, en las fiestas. Aunque a mí nunca me atrajo. Y tampoco había en 1982 una condena social tan fuerte. Era un negocio ilegal pero todavía no se había desatado la guerra entre cárteles y con el Gobierno.
Noticias: ¿Qué tipo de relación tenía su novio con Escobar?
Vallejo: Aníbal era una persona muy social y divertida. Todos lo conocían. Y además se metía mucha cocaína. Tal vez a Pablo le interesaba que pertenecía a una familia vinculada al poder político. Le regalaba unas rocas gigantes, yo creo que para alejarlo de mí. Finalmente, lo dejé porque le pedí que eligiera entre la droga y yo, y Aníbal me dijo que nunca iba a dejar a su Blancanieves.
Noticias: ¿Qué la enamoró de él?
Vallejo: Al principio me trataba como a una reina. Envió a mi casa un arreglo floral de orquídeas tan gigante que no entraba en el ascensor y tuvieron que subirlo por la escalera. Tenía a mi disposición su flota de 11 aviones y 2 helicópteros. Además, fíjate, primero me salvó la vida; después me salvó económicamente y cuando empezamos nuestra relación me salvó de estar casada con el director teatral David Stivel.
Noticias: Se sabe que Escobar empezó con delitos menores. ¿Le contó cómo pasó de eso al narcotráfico?
Vallejo: Griselda Blanco, la reina de la Coca, había sido su maestra y fue quien lo inició. Era un personaje increíble que había matado a todos sus maridos cuando descubría que la habían engañado. Los Escobar se volvieron millonarios en apenas dos años. Me contó que con su primo Gustavo se trajeron los primeros kilitos de coca desde Ecuador, en las llantas de un Renault 4. Pero los descubrieron y quedaron un tiempo detenidos allá. Decía que cuando vio llorar a su mamá y a su esposa se juró que nunca más lo encerrarían. Y por eso tenía terror a la extradición.
A continuación, NOTICIAS reproduce parte de la entrevista que fue tapa de nuestra edición impresa el pasado mes de abril. ¡Imperdible!
Cuando atraviese la puerta del que resultó ser un departamento pequeño y austero de North Miami me encontraré con la mujer que compartió la intimidad de los cinco años fundamentales en la vida de Pablo Escobar Gaviria. Llevar muerto dos décadas no hizo más que convertir al narcotraficante en un inesperado producto exitoso. Y si su historia contada en libros, documentales y series de tevé, se consume con la avidez reservada a las mejores novelas, esta mujer que va a dejarme entrar en el mundo hermético que montó tras exiliarse en los Estados Unidos, conoce como nadie sus páginas más oscuras. Virginia Vallejo era en los ´80, cuando se cruzó con el Capo, la presentadora más popular de la televisión colombiana: una diva culta, algo caprichosa y muy bonita que no soñaba con ser recordada, precisamente, como “la amante de Escobar”.
Camino al condominio senior –”solo apto para viejos”, dirá ella– donde vive junto al mar de Florida desde que la DEA la sacó de Bogotá en un operativo de película, voy imaginando los pequeños lujos de un destierro dorado que no es tal. La señora bajita, coqueta y verborrágica que me recibe ha tenido que resignar el estilo de su suite en The Pierre de Nueva York, atiborrada de rosas y champán rosé. Lo que tiene ahora es un dos ambientes alquilado en el que no sobra nada más que retratos, todos de su dueña, congelada en una juventud con pose de estrella.
A sus casi 65 años, Virginia conoce bien la soledad. Cortó toda relación con sus familiares –aunque en Colombia quedaron su madre y sus tres hermanos– y en los siete años que lleva en Miami se retiró completamente de la vida social. “Nadie quiere ser amigo mío”, dice. Una cotorrita que se asolea en una jaula del balcón es su única compañía. Me la presenta antes de comenzar una charla que se extenderá durante varios días. Es la primera vez que concede un reportaje a un medio argentino.
Noticias: ¿Por qué se exilió en los Estados Unidos?
Virginia Vallejo: Para salvarme la vida. Porque denuncié la complicidad con el narcotráfico de políticos muy importantes de mi país, entre los que había varios ex presidentes, pero sobre todo a Álvaro Uribe, que entonces estaba iniciando su segundo mandato. Por Pablo pude saber que cuando estaba al frente de la Dirección de la Aeronáutica Civil, Uribe le concedió docenas de licencias para disponer de pistas de aterrizaje. Me decía que sin la ayuda de “ese muchacho bendito” estarían trayendo la pasta de coca a pie desde Bolivia. Incluso cuando matan a su padre en un intento de secuestro de las FARC, como el helicóptero familiar de los Uribe estaba dañado, Pablo le prestó uno de los suyos para trasladar el cuerpo. Pero no es el único presidente colombiano comprometido. A Alfonso López Michelsen, le hizo muy buenos aportes para su campaña presidencial de 1982. Bueno… en realidad (se ríe) López les sacaba plata a los dos bandos porque además del de Medellín, también recibía del cártel de Cali. Igual que después Ernesto Samper, al que hasta le retiraron la visa para entrar a los Estados Unidos.
Tras la muerte de Escobar en 1993, Virginia Vallejo vio extinguirse su carrera de periodista. No conseguía trabajo y se hizo invisible hasta el 16 de julio del 2006, cuando “El Nuevo Herald” de Miami llevó en tapa sus explosivas declaraciones. La más grave: acusaba al ex ministro de Justicia Alberto Santofirnio Botero, líder del partido Nuevo Libealismo, de ser el instigador del crimen del candidato presidencial Luis Carlos Galán, asesinado en 1989 por orden de Pablo Escobar. Pero el escándalo no tuvo su correlato judicial. El juez alegó que el testimonio llegaba fuera de tiempo y no lo incorporó. “El hermano de Galán me acompañaba y fue quien intercedió ante la embajada de los Estados Unidos para convencerlos de que si no me sacaban del país me iban a matar –recuerda–. Ya habían asesinado a 23 testigos en ese caso y yo era la única que quedaba viva”.
Aterrorizada por la idea de que la mataran, grabó un video con una ampliación de su denuncia que, al poco tiempo, resultó un boom televisivo. Pero ella ya no estaría en Colombia. “Hasta que el corresponsal del diario me convenció para que hablara –dice–, yo vivía callada y avergonzada de mi relación con Pablo, que solo había conocido el círculo político”.
A los dos días de aparecida su revelación en El Nuevo Herald, tres autos blindados de la embajada norteamericana la recogieron del departamento de su madre en Bogotá, donde tenía hacía años una vida miserable por la pésima relación familiar. Llevaba consigo lo que logró empacar en unas pocas horas. Pero el apuro no la privó de cargar su tesoro más preciado; siete valijas Gucci y Vuitton con sus mejores vestidos de Valentino, Chanel, Armani y Saint Laurent.
“Vine a Miami, pero yo no sabía exactamente a dónde me llevaban –cuenta–. Ni bien aterrizamos, los agentes de la DEA me dijeron que estaban interesados en que fuera testigo contra los Rodríguez Orejuela, los capos del Cártel de Cali y archienemigos de Escobar. Pero querían que declarara haberlos visto cargando 500 kilos de droga en un avión y eso no era cierto”.
Noticias: ¿Cuál fue la primera impresión que le dio Escobar el día que lo conoció?
Vallejo: Me pareció muy joven y muy generoso. Antes de su llegada, con mi novio Aníbal habíamos chocado y destruido un boogie, pero él dijo que no nos preocupáramos porque tenía muchos más.
Noticias: Pero, ¿la atrajo?
Vallejo: No, para nada. Más tarde, yo estaba nadando en el río, quedé atrapada en un remolino y él fue el único que se dio cuenta y se tiró al agua para salvarme. Ahí sí que empecé a mirarlo de otra manera. Aferrada a él y temblorosa le dije: “Pues ahora vas a ser responsable de mi vida mientras vivas, Pablo”. Y él me preguntó qué me hacía pensar que él iba a morir primero.
Noticias: ¿Cuándo supo que su rescatista era un narcotraficante?
Vallejo: Esa primera noche. Le pregunté a Aníbal a qué se dedicaba y me dijo que era “El rey de la coca”. Me dijo que ese tipo que era capaz de traerse para su zoológico tres jirafas de contrabando desde Kenia, era capaz de meter toneladas de cualquier cosa en Estados Unidos. Recuerdo también que le dije que juraba que todo aquello se financiaba a punta de política. (Escobar era en ese momento parlamentario suplente por el Partido Liberal). Y me respondió: “No amor, es al revés, financia la política a punta de esta”.
Noticias: ¿Y eso no la espantó?
Vallejo: Me pareció que era una exageración de Aníbal. Y no pensé que se trataba de una industria de las dimensiones del narcotráfico. Me imaginaba que mandaba afuera unos paquetitos de coca y que eso valía mucho dinero en los Estados Unidos. Como quien lucra con esmeraldas sin autorización. Además, en esa época, el consumo de cocaína estaba totalmente naturalizado en los circuitos de clase alta en los que yo me movía. Se aspiraba en las casas, en las discotecas, en las fiestas. Aunque a mí nunca me atrajo. Y tampoco había en 1982 una condena social tan fuerte. Era un negocio ilegal pero todavía no se había desatado la guerra entre cárteles y con el Gobierno.
Noticias: ¿Qué tipo de relación tenía su novio con Escobar?
Vallejo: Aníbal era una persona muy social y divertida. Todos lo conocían. Y además se metía mucha cocaína. Tal vez a Pablo le interesaba que pertenecía a una familia vinculada al poder político. Le regalaba unas rocas gigantes, yo creo que para alejarlo de mí. Finalmente, lo dejé porque le pedí que eligiera entre la droga y yo, y Aníbal me dijo que nunca iba a dejar a su Blancanieves.
Noticias: ¿Qué la enamoró de él?
Vallejo: Al principio me trataba como a una reina. Envió a mi casa un arreglo floral de orquídeas tan gigante que no entraba en el ascensor y tuvieron que subirlo por la escalera. Tenía a mi disposición su flota de 11 aviones y 2 helicópteros. Además, fíjate, primero me salvó la vida; después me salvó económicamente y cuando empezamos nuestra relación me salvó de estar casada con el director teatral David Stivel.
Noticias: Se sabe que Escobar empezó con delitos menores. ¿Le contó cómo pasó de eso al narcotráfico?
Vallejo: Griselda Blanco, la reina de la Coca, había sido su maestra y fue quien lo inició. Era un personaje increíble que había matado a todos sus maridos cuando descubría que la habían engañado. Los Escobar se volvieron millonarios en apenas dos años. Me contó que con su primo Gustavo se trajeron los primeros kilitos de coca desde Ecuador, en las llantas de un Renault 4. Pero los descubrieron y quedaron un tiempo detenidos allá. Decía que cuando vio llorar a su mamá y a su esposa se juró que nunca más lo encerrarían. Y por eso tenía terror a la extradición.