Despidió a Madeleine AlbrightSinger busca pasar de buitre a "fondo paloma"

Paul Singer quiere cambiar su imagen en la Argentina y la región. Fracasados sus intentos de mostrar sus reclamos a través de la American Task Force Argentina (ATFA), sin que sus denuncias sobre lavado de dinero hayan generado la denuncia social local que esperaban los fondos buitre y sin que sus operaciones de lobby ante el Gobierno argentino hayan derivado en la apertura de negociaciones, el titular de NML Elliot busca ahora cambiar de estrategia. Especula Singer con que la situación actual en el "juicio del siglo" contra la Argentina no cambiará aunque el juez Thomas Griesa mantenga el desacato e incluso aplique multas contra el país por pagar la deuda en Buenos Aires y en París; y descarta que finalmente habrá llegado el momento de negociar desde enero de 2013. Para ese momento, quiere que la imagen local de los acreedores no sea la de fondos especulativos que buscan (o buscaron) quebrar al país para luego cobrar la totalidad de una deuda caída en default sometiendo a un Gobierno fácil de acusar; sino la de simples acreedores que negocian, ahora sí, con un país; la forma de salir de un problema financiero. Dos hechos habrían derivado en el cambio de sintonía. El primero fue cuando en septiembre pasado, el Gobierno de Cristina de Kirchner denunció "los cinco pasos" que los fondos buitre estarían aplicando contra la Argentina; y que terminaba con un supuesto intento de desestabilización de la propia Presidente. La estrategia incluía la presencia en el país de Carlos Gutiérrez, un exsecretario de Comercio de los Estados Unidos durante la gestión de George W. Bush; que trabaja en la firma de lobby de la exsecretaria de Estado Madeleine Albright.Gutiérrez, administrador de empresas cubano, residente desde 1960 en los Estados Unidos, fue contratado, se reunió en su momento con el ministro Axel Kicillof (llegando bajo recomendación del encargado de negocios de la embajada norteamericana en el país Kevin Sullivan); y le expuso las tormentas perfectas que enfrentaría el país si no cerraba el pago de los u$s 1.660 millones que Griesa le había reconocido a los fondos buitre. El hecho fue denunciado abiertamente por el Gobierno, y Singer, según informó ayer el diario New York Post, terminó cerrando el contrato con la consultora de Albright, la The Albright Stonebridge Group.
La vieja Albrigth
Lo segundo que hizo que Singer cambiaria su estrategia, fue la falta de interés que generó la denuncia de la semana pasada del ATFA, sobre el lavado de dinero del empresario Lázaro Báez y sus supuestas cuentas en Lichtenstein y Suiza. Los abogados Robert Shapiro (presidente de ATFA) y Robert Cohen (uno de los que representan a Singer en el juicio ante Griesa), realizaron una teleconferencia desde Nueva York informando que tenían datos sobre los movimientos financieros de Báez por el mundo; bajo la amenaza de hacerlos públicos si la Argentina no pagaba. Fue repetir la estrategia que en su momento aplicaron contra el dictador de la república del Congo, Denis Sassou-Nguesso, que luego de acusarlo de corrupción accedió a pagar una deuda de u$s 90 millones comprada originalmente en 12 millones. No es que la denuncia de Singer no interese. De hecho el caso Báez continúa siendo uno de los casos más investigados dentro y fuera del país. Sin embargo, la "colaboración" de ATFA sólo fue vista como una especie de chantaje que no tendría como finalidad conocer si hubo o no delitos en el caso que está denunciando. De hecho, en el caso del Congo, una vez firmado el pago de la deuda, Singer guardó todas las pruebas que comprometían seriamente al africano.
El ruso Cohen
QUE MIRAS LA DEFAULTEADA CONCHA DE TU MADRE

Paul Singer
Paul Singer quiere cambiar su imagen en la Argentina y la región. Fracasados sus intentos de mostrar sus reclamos a través de la American Task Force Argentina (ATFA), sin que sus denuncias sobre lavado de dinero hayan generado la denuncia social local que esperaban los fondos buitre y sin que sus operaciones de lobby ante el Gobierno argentino hayan derivado en la apertura de negociaciones, el titular de NML Elliot busca ahora cambiar de estrategia. Especula Singer con que la situación actual en el "juicio del siglo" contra la Argentina no cambiará aunque el juez Thomas Griesa mantenga el desacato e incluso aplique multas contra el país por pagar la deuda en Buenos Aires y en París; y descarta que finalmente habrá llegado el momento de negociar desde enero de 2013. Para ese momento, quiere que la imagen local de los acreedores no sea la de fondos especulativos que buscan (o buscaron) quebrar al país para luego cobrar la totalidad de una deuda caída en default sometiendo a un Gobierno fácil de acusar; sino la de simples acreedores que negocian, ahora sí, con un país; la forma de salir de un problema financiero. Dos hechos habrían derivado en el cambio de sintonía. El primero fue cuando en septiembre pasado, el Gobierno de Cristina de Kirchner denunció "los cinco pasos" que los fondos buitre estarían aplicando contra la Argentina; y que terminaba con un supuesto intento de desestabilización de la propia Presidente. La estrategia incluía la presencia en el país de Carlos Gutiérrez, un exsecretario de Comercio de los Estados Unidos durante la gestión de George W. Bush; que trabaja en la firma de lobby de la exsecretaria de Estado Madeleine Albright.Gutiérrez, administrador de empresas cubano, residente desde 1960 en los Estados Unidos, fue contratado, se reunió en su momento con el ministro Axel Kicillof (llegando bajo recomendación del encargado de negocios de la embajada norteamericana en el país Kevin Sullivan); y le expuso las tormentas perfectas que enfrentaría el país si no cerraba el pago de los u$s 1.660 millones que Griesa le había reconocido a los fondos buitre. El hecho fue denunciado abiertamente por el Gobierno, y Singer, según informó ayer el diario New York Post, terminó cerrando el contrato con la consultora de Albright, la The Albright Stonebridge Group.
La vieja Albrigth

Lo segundo que hizo que Singer cambiaria su estrategia, fue la falta de interés que generó la denuncia de la semana pasada del ATFA, sobre el lavado de dinero del empresario Lázaro Báez y sus supuestas cuentas en Lichtenstein y Suiza. Los abogados Robert Shapiro (presidente de ATFA) y Robert Cohen (uno de los que representan a Singer en el juicio ante Griesa), realizaron una teleconferencia desde Nueva York informando que tenían datos sobre los movimientos financieros de Báez por el mundo; bajo la amenaza de hacerlos públicos si la Argentina no pagaba. Fue repetir la estrategia que en su momento aplicaron contra el dictador de la república del Congo, Denis Sassou-Nguesso, que luego de acusarlo de corrupción accedió a pagar una deuda de u$s 90 millones comprada originalmente en 12 millones. No es que la denuncia de Singer no interese. De hecho el caso Báez continúa siendo uno de los casos más investigados dentro y fuera del país. Sin embargo, la "colaboración" de ATFA sólo fue vista como una especie de chantaje que no tendría como finalidad conocer si hubo o no delitos en el caso que está denunciando. De hecho, en el caso del Congo, una vez firmado el pago de la deuda, Singer guardó todas las pruebas que comprometían seriamente al africano.
El ruso Cohen

QUE MIRAS LA DEFAULTEADA CONCHA DE TU MADRE
