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Los delincuentes ingresaron por la terraza del inmueble. Ocurrió a las dos de la madrugada.







A las dos de la madrugada de ayer, una comerciante y esposa del concejal termense Alberto Brandán escuchó ruidos extraños en su casa de Núñez del Prado y pasaje Libarona del barrio San Martín de la ciudad turística y se levantó de su cama. Pensó que se trataba de una de sus hijas, pero se equivocó. Apenas abrió la puerta del dormitorio se encontró con dos individuos de gran contextura física -de 1,80 metro y robustos- y con los rostros cubiertos con pasamontañas, quienes le manifestaron sus intenciones en el domicilio: la tomaron con violencia de los cabellos, le taparon la boca con las manos e inmediatamente le exigieron: “Dame toda la plata o te matamos”.

El hecho delictivo se produjo mientras el esposo de la víctima se encontraba de visita en la casa de sus padres, quienes residen en las inmediaciones. En este sentido, se sospecha que los ladrones tenían mucha información sobre el movimiento de la familia Brandán y del dinero que había en la casa.

La mujer era torturada, mientras sus dos hijas de 17 y 18 años dormían en una habitación cercana. La amenazaban de muerte, le tiraban de los cabellos y le apretaban las mejillas. Los ladrones se apoderaron de 5 mil pesos que había en una cartera, pero querían más efectivo.

Los malvivientes sacaron a la mujer hacia un pasillo y le dijeron al oído. “Danos toda la plata o violamos a tus hijas”. El hecho generó una crisis de nervios en la comerciante, quien apenas podía respirar porque uno de los individuos la tomaba de los cabellos y le tapaba la boca.

En esa circunstancia, el restante intentó dirigirse hacia la habitación de las chicas, ocasión en la que la mujer le hizo señas hacia su dormitorio, a donde la llevaron. Desde debajo de la cama extrajeron una cartera que contenía 180 mil pesos, parte de lo cual iba a ser destinado al pago del proveedor de pollos y productos avícolas que comercializan en el local que tienen al lado de su casa.

Seguidamente, los delincuentes volvieron a amenazar a la víctima para que no saliera de la habitación y se dieron a la fuga. Luego de unos minutos, la mujer corrió hasta el dormitorio de sus hijas y vio que no le habían hecho daño. Su llanto despertó a las chicas.