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Terroristas iban a usar como suicida a niño de 6 años




Causa conmoción y disgusto el caso de un niño afgano que frustró el intento talibán por utilizarlo como bomba. Le dijeron que al apretar un botón su chaleco esparciría flores ante los soldados norteamericanos. La historia

El relato de Juma Gul, un niño harapiento que se dedica a recolectar desechos de metal para venderlos, dejó atónitos también a algunos soldados norteamericanos. Varios efectivos afganos se arremolinaron alrededor del chico y lo trataron como a un héroe.

El talibán ha señalado que el caso es mera propaganda con información falsa y busca mitigar las crecientes críticas hacia los Estados Unidos y la OTAN por las bajas civiles. Sin embargo, tanto líderes tribales afganos como oficiales militares estadounidenses han dicho que les resulta convincente el relato del niño.

Juma dijo que el mes pasado los combatientes del Talibán lo obligaron a usar un chaleco y le explicaron que la prenda esparciría flores cuando oprimiera un botón. Los milicianos le habrían pedido que se lanzara ante los soldados estadounidenses si los veía.

Los milicianos habrían tenido contacto con Juma en un distrito controlado por el Talibán, en la provincia sureña de Ghazni. Su objetivo era reclutar a un niño pobre que era criado por su hermana mayor, pero que al parecer, resultó demasiado listo.

"Cuando me pusieron el chaleco, no sabía qué pensar, pero luego sentí la bomba", dijo Juma a The Associated Press, mientras comía cordero con arroz, luego de ser presentado ante los líderes tribales en esta base conjunta estadounidense-afgana en Ghazni. "Después de que vi que era una bomba, fui con los soldados afganos y les pedí ayuda".

Aunque el relato no pude confirmarse con fuentes independientes, los líderes del gobierno local apoyaron su versión, y las misiones militares de Estados Unidos y la OTAN señalaron que creían en esta historia.

Abdul Rahim Deciwal, jefe gubernamental en la aldea de Athul, donde vive Juma, llevó al niño y a un hermano mayor, Dad Gul, a una reunión realizada el fin de semana entre los líderes tribales afganos y el coronel del ejército estadounidense Martin P. Schweitzer.

Mientras Deciwal narraba la historia de Juma, 20 líderes tribales hacían muecas de desagrado y tristeza. Cuando el niño y su hermano fueron presentados, varios dirigentes se enjugaron las lágrimas con pañuelos y entregaron a los niños 60 dólares en moneda estadounidense y afgana, una buena suma en un país donde un profesor o un policía ganan unos 70 dólares mensuales.

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