
Una ingeniera mendocina es quien controla la órbita del satélite Arsat-1
La joven de 31 años es ingeniera en mecatrónica y se recibió en la UNCuyo. Trabaja en el INVAP desde hace siete años, en el desarrollo de software y control del artefacto.

Cuando Paula se inscribió en una beca para estudiar en Francia no sabía que, gracias a eso, iba a terminar formando parte de un hito en la historia de Argentina. La joven científica mendocina trabaja en el INVAP (Instituto de Investigaciones Aplicadas), donde se diseñó, construyó y testeó el primer satélite de telecomunicaciones latinoamericano hecho en Argentina, el Arsat-1, que fue lanzado al espacio este jueves.
“Ella siempre fue muy independiente”, cuenta al teléfono su mamá Esther. Paula Rotondo, de 31 años, es ingeniera mecatrónica, una especialidad que logró tras estudiar en aquel país europeo, en donde se capacitó durante dos años.
Un día, en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Cuyo, mientras estudiaba, los invitaron a ella y a un grupo de compañeros a inscribirse en esa beca para especializarse en esa rama de la ingeniería que no se estudiaba en la provincia.
Luego de ese par de años de estudios en Francia, volvió a Mendoza, más precisamente al barrio Supe de Godoy Cruz, donde vivía con sus padres, hasta que se fue a hacer las pasantías al INVAP, en Río Negro. Allí comenzó a trabajar hace siete años.
“Ella está en la parte aeroespacial, maneja el software del satélite”, agrega, orgullosa, su mamá. Paula es la mayor de siete hermanos. “Es muy tranquila, gracias a Dios siempre fue muy independiente”, describe Esther a su hija.
Para Paula, sin embargo, esta no fue la primera experiencia de poner en órbita un satélite. Su mamá contó que ya en el 2011 lo habían hecho, pero con uno de menor escala.
Paula habló con Canal 7, en la Edición Mediodía del noticiero, cuando todavía estaba en la estación Terrena Benavídez de Arsat haciendo los controles al satélite junto con un grupo de compañeros. “Estoy en el grupo de control que se encarga de que el satélite quede en la órbita que corresponde”, comenta la científica.
“Estamos muy felices. Ha sido el trabajo de muchos años que se encontró con el lanzamiento del satélite. Es totalmente nacional y nos ha llevado mucho tiempo”, agrega la joven, de voz pausada y amable.
Explica, en un lenguaje para que todos entiendan, que el artefacto tardará 15 días en llegar a su posición final, que en Benavídez hicieron los chequeos para ver si estaba todo bien y que esta tecnología espacial servirá para brindar servicios de telecomunicaciones, desde televisión hasta telefonía celular. Servicios que antes el país compraba a otros satélites.
El aparato demandó siete años de desarrollo y unas doscientas personas trabajaron en él.
Ayer en la tarde llegó, finalmente, a su casa en Bariloche, donde vive con su pareja. Antes llamó a su mamá y le contó que quería hacer algo que realmente necesitaba: dormir.
Prestará servicios de telecomunicaciones para todo el país
Dará servicios de televisión, internet y telefonía a todo el territorio, incluyendo la Antártida y las islas Malvinas, y también alcanzará a gran parte de los países limítrofes, lo que permitirá brindarles esos servicios a comunidades alejadas.
15 años de vida útil tendrá el satélite, con una disponibilidad para la prestación de servicios del 99,9% y una precisión de apuntalamiento de 0,15°. Se invirtieron más de $1.121 millones, a los que se sumaron otros $867 millones de ingeniería de desarrollo, estaciones terrenas, software, seguros y la puesta en órbita.