
El estigma de Plunastori
Las declaraciones de Hernán Antonio Calvo Sánchez, "el caballero de la derecha", ante la Justicia del Crimen Organizado por el escándalo de Pluna, sumadas a las que en su momento hizo el dueño de Cosmo, Antonio Álvarez Hernández, dejan en muy difícil posición al empresario Juan Carlos López Mena.
El dedo acusador va en la misma dirección y lo único, en este momento, que aún genera dudas es si López Mena, un empresario inteligente y exitoso, fue quien planificó una maniobra tan torpe y burda para quedarse con unos aviones que estaban en situación dudosa, luego del intempestivo cierre de Leadgate o actuó bajo fuerte presión. Porque tantos cabos sueltos como dejó esta operación, parecían tener un final anunciado.
Como dijo Daniel Rocca, exabogado de López Mena, en su demanda por regulación de honorarios, de haber tenido un interés directo en participar, la empresa "lo hubiera hecho directamente o a través de una sociedad controlada o subordinada", hipótesis que fue descartada ante "la fragilidad jurídica del instrumento diseñado por el gobierno, condiciones de venta, precio de los aviones, etcétera, a cuyo respecto añadí que menos aún se me planteó estudiar el tema de dar un aval por una empresa desconocida con la que no se mantenía ningún vínculo comercial ni de negocios como la española Cosmo".
No hay dudas de ello: Cosmo no presentaba ninguna seriedad, no resistía la mínima averiguación y la mera búsqueda de información desnudaba su situación. En Internet tenía su página web en construcción y lo único que podía saberse era que arrendaba un par de aviones para trabajarlos como charter y que el capital de la empresa llegaba a US$ 8 millones, apenas un poco más de la mitad de lo que había que depositar como aval de la subasta.
¿A eso apostó López Mena o fue un manotón desesperado? Y en ese caso, ¿por qué dio ese manotón y por qué terminó haciéndose cargo (ahora en muchas cuotitas) del aval exigido y que Cosmo -obviamente- nunca pagó ni estaba en condiciones de pagar?
Sobre este tema del aval hay un episodio, no menor, que ha quedado un poco sepultado por la acumulación de nuevos hechos y actuaciones de la Justicia. Un par de meses después de la famosa subasta, en uno de los tantos debates del tema en el Senado, la bancada entera del FA (toda, incluida los mudos del MPP) votó una comunicación al Ejecutivo para que el gobierno adquiriera el boleto de compra en poder de Cosmo (?), pese a que nunca lo pagó.

Fue una propuesta -cuando no- del vicepresidente Astori, ajustada en su redacción por el senador Rubio. ¿Cuál era el motivo de este nuevo disparate, cuando el acta de subasta del 1° de octubre decía a texto expreso que "el mejor postor deberá abonar el precio de adquisición y realizar la transferencia de las aeronaves, dentro del 30 días a partir de hoy" y que "en caso de incumplimiento el Fideicomiso hará efectivo el cobro de la garantía?". ¿Por qué iba a comprar al Estado algo que ya le pertenecía por el vencimiento del plazo? ¿Había que "blanquear" la situación de alguien? ¿Evitar el ruido y el escándalo que sobrevendría?
Como disparate, parecía insuperable; pero el gobierno de Mujica lo superó: hizo "lobby" con esta idea, buscó por todos los medios (Pluna Ente Autónomo, Banco República), que alguien adquiriera el boleto. Pero nadie se animó (militantes sí, estúpidos, no) y allí salieron a exigirle a López Mena que se hiciera cargo del aval. ¿Por qué recién? Si desde un principio era el responsable no había motivo para estar dando tantas vueltas, y menos pedir a su bancada que votara esa absurda propuesta.

Hace gracia, entonces, cuando la senadora Topolansky dice que "he recorrido todo el país y nadie me hizo una sola pregunta sobre Pluna". Seguro, a los uruguayos no les importa nada lo que se hace con su dinero. Parecería que les da lo mismo que se despilfarre, se lo invierta en negocios truchos o se mejore la calidad de vida de sus ciudadanos. Lo elemental no es la cantidad de gente que viajaba por Pluna.
Es cómo se gasta, y no creemos que estén muy contentos con la desaprensión que muestra el gobierno en el cuidado de lo que recauda y que dejó, por ahora, a su ministro de Economía y a su presidente del Banco República en carácter de procesados.
Senadora, no importa lo que le pregunten. Sí que sepan que todo el Frente Amplio, desde el primero al último, como ideólogo, ejecutor o cómplice, es el responsable del Plunastori.
