
¿Vendrá otra devaluación del peso argentino?
El gobierno sigue imprimiendo dinero mientras aumenta la inflación y escasea la moneda estadunidense para los importadores.

Alejandro Vanoli asumió el cargo la semana pasada.
Es inusual que los mercados lamenten la partida de un gobernador del banco central que presidió una de las tasas de inflación más altas del mundo, que durante su gestión se elevó mientras imprimía cantidades récord de dinero.
Pero el miércoles 1 de octubre, la renuncia de Juan Carlos Fábrega provocó una venta masiva en el índice bursátil Merval. Se derrumbó aún más después de que se anunció que su sustituto es Alejandro Vanoli, quien es visto como leal a la presidenta Cristina Fernández.
Se espera que Vanoli, quien fue jefe del organismo regulador financiero de Argentina, acepte las políticas heterodoxas del ministro de economía, Alex Kicillof, quien está a favor de menores tasas de interés para estimular la economía a pesar de la alta inflación y de la fuga de capitales, una línea de pensamiento que lo llevó a enfrentarse con Fábrega.
La salida de Fábrega, quien era considerado como una influencia moderada, se dio un día después de que Fernández no solamente dio a entender que él había ayudado a los bancos a debilitar el peso.
Fernández niega que Argentina esté enfrentando serios problemas económicos subyacentes, a pesar del incumplimiento de pagos de la deuda soberana desde hace dos meses, que profundizó la recesión y originó que creciera la presión sobre el peso mientras las divisas extranjeras son cada vez más escasas.
Argentina depende de los exportadores como fuente de sus divisas extranjeras. Pero los agricultores de soya, el producto de mayor exportación, están sufriendo por una dramática caída en los precios. Para agravar los problemas, están almacenando sus cosechas esperando una devaluación.
Los 5.5 pesos que los exportadores reciben por dólar debido a un impuesto de exportación del 35% —comparado con el tipo de cambio oficial de 8.4 pesos o de más de 15 pesos en el mercado negro— no es suficiente, dice Alfredo Rodes, director ejecutivo de Carbap, la asociación de agricultores de las provincias de Buenos Aires y La Pampa. “Las cifras no cuadran”, dice y agrega que los agricultores están adoptando un sistema de trueque para comprar combustible y maquinaria.
Frente a la escasez de dólares, el gobierno está endureciendo los controles de capital en vigor desde 2011, que incluye limitar la cantidad de dólares disponibles para los importadores. Esto está empeorando la recesión, ya que alrededor de 80% de las importaciones es de insumos para la industria doméstica, y los economistas esperan que como resultado se pierdan cerca de 350 mil empleos este año.
Para empeorar las cosas, el Congreso del país recientemente aprobó una controversial ley de “suministros” que le da al gobierno amplios poderes de control de precios, márgenes de utilidad y niveles de producción. “Esta es una ley de guerra, como en Venezuela”, dice un ejecutivo.
La mayoría cree que un nuevo gobierno a finales de 2015 solucionará los problemas económicos más urgentes de Argentina, dice Marcelo Elizondo, un consultor empresarial.
Mientras tanto, las miradas se encuentran en el banco central y si el cuarto gobernador en cinco años se encargará de una devaluación del peso, aunque los analistas creen que es menos probable con Vanoli.
Algunos analistas especulan que podría introducir un sistema doble de tipo de cambio en su lugar y que el ex regulador, quien se entiende está a favor del intervencionismo, implementará controles más estrictos sobre el sistema financiero.
350 mil
Proyección de empleos que se perderán por el control cambiario, que restringe la cantidad de dólares para importadores, y la recesión
