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La escasez de alimentos afecta doblemente a diabéticos y celíacos


Pacientes con necesidad de dietas especiales sufren no solo el desabastecimiento y encarecimiento general de los alimentos, sino también el de productos específicos requeridos



A ellos, tener una dieta balanceada les cuesta bastante más que al promedio. Su organismo no asimila los alimentos de forma regular. Unos gramos más de azúcar en la sangre pueden significar, en los casos más extremos, la diferencia entre la vida y la muerte.

Y no es que antes no haya sido complicado, para diabéticos y celíacos, adquirir los comestibles adecuados para mantener a raya sus padecimientos, sino que, ahora, con una tasa de inflación anualizada de casi 64% y un índice de escasez de 29% (última cifra publicada por el Gobierno en febrero de 2014), a quienes batallan contra esas enfermedades las condiciones se les han vuelto más difíciles.

Fallas que enferman

Los requerimientos alimenticios de las personas con diabetes y síndrome celíaco son muy distintos unos de otros y, dependiendo de cada caso, los comestibles que necesitan son más o menos fáciles de conseguir. Por ejemplo, quienes tienen síndrome celíaco no pueden ingerir harina de trigo, por lo que la escasez de ese producto, que el año pasado estuvo ausente de los anaqueles por prolongados períodos, no les afecta; sin embargo, las marcas de harina de maíz que sí pueden ingerir, tampoco se consiguen en los automercados.

En general, quienes padecen enfermedades que requieren dietas especiales están afectados en alguna medida por la escasez y la desbordada inflación que mantiene por las nubes el precio de la comida.

Para el presidente de la organización no gubernamental Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida (Codevida), Francisco Valencia, es “obvio que si ya la escasez de alimentos afecta a personas saludables, a personas con dietas específicas mucho más”. Recordó que, en varias ocasiones, Codevida ha solicitado al Gobierno resolver, en primera instancia, lo referente al sector alimenticio y al sector salud, “porque sin una buena alimentación no hay salud”.

Desde el año pasado, especialistas han advertido lo inadecuada que es la dieta alimenticia de los venezolanos. A finales de 2014, la experta en planificación alimentaria nutricional y coordinadora de investigación de la Fundación Bengoa, Maritza Landaeta, dijo a El Tiempo que “los venezolanos están comiendo lo que consiguen en el supermercado, lo más económico.” Y, aclaró, “que eso no siempre es lo más sano.”

La experta precisó que actualmente 75% de la fuente de calorías del venezolano son los carbohidratos y las grasas. La ingesta de comida del ciudadano común, está muy lejos de ser saludable.

Complicaciones a la puerta

No hay registros oficiales de cuántos diabéticos hay en el país; lo que sí es de conocimiento público es que esa enfermedad es la quinta causa de muerte en el territorio nacional. El dato está en el Anuario de Mortalidad 2012 del Ministerio del Poder Popular para la Salud (Mpps) –el último divulgado por el organismo. La doctora y secretaria de Relaciones Institucionales de la Federación Nacional de Diabetes (Fenadiabetes), Elizabeth Gruber De Bustos, estima que en Venezuela hay más de 2 millones de diabéticos; es decir, 6,5% de los venezolanos padece ese trastorno endocrino.

Gruber De Bustos sabe de primera mano que la escasez y la inflación están afectando a las personas diagnosticadas con diabetes: los elevados índices glicémicos de sus pacientes son la prueba irrefutable. “Lo que la mayoría come hoy en día son carbohidratos, la comida está tan cara que lo más accesible son las harinas“, explica la especialista. Muchos de los diabéticos que trata, especialmente los de bajos recursos económicos, no tienen cómo costearse los alimentos que deben consumir (verduras y vegetales), y por ello viven con la glicemia alta. “¿Cómo puedo exigirle a un paciente que no puede comer bien que gaste todo su dinero en comprar alimentos saludables? ¿cómo les pido que consuma vegetales, si están costosísimos?”, se cuestiona.

Para un paciente diabético no mantener un régimen alimenticio adecuado es grave. Un índice glicémico (valor que indica cantidad de azúcar en la sangre) siempre elevado favorece y precipita todas las complicaciones de la diabetes: pérdida de la visión, lesiones renales y pie diabético.

Dieta complicada


A Nefertty le diagnosticaron celiaquía hace diez años. Desde entonces, debió cambiar el régimen alimenticio que había mantenido por más de 20. La enfermedad que padece es la intolerancia alimentaria más frecuente de la especie humana. Cerca de 1% de la población mundial la padece. No existen registros oficiales de cuántos celíacos hay en Venezuela.

Quienes, como Nefertty, padecen enfermedad celíaca (EC) o condición celíaca son intolerantes permanentemente a un conjunto de proteínas denominadas prolaminas, presentes en el trigo, avena, cebada y centeno; y a los productos derivados de estos cuatro cereales. El único tratamiento que existe es el seguimiento de una dieta estricta sin gluten de por vida, y es allí donde está el problema para los celíacos venezolanos.

La mayoría de los productos aptos para estos pacientes son importados y no son considerados bienes de primera necesidad.

“Para importar nuestras comidas no hay recursos, porque se le considera artículos de lujo”, explica Nefertty. Además, asegura, “el precio en promedio de un alimento sin gluten es tres veces superior al de los alimentos comunes.”

Cada día que pasa es más difícil para Nefertty costear los alimentos que requiere. Aunque admite que nunca ha sido fácil, confiesa que cada vez hay menos productos en el mercado y los precios no paran de elevarse. Hace apenas dos semanas, gastó Bs. 1.100 en dos paquetes de pasta y cinco mini croissants simples. “Una salsa de soya cuesta Bs. 600“, dijo.

El Tiempo contactó a la Fundación Celíaca de Venezuela, pero al cierre de esta edición no fue posible obtener declaraciones.

1 de cada 100 venezolanos es intolerante al gluten; es decir, tiene síndrome celíaco. La mayoría de los celíacos no saben aún que lo son, ya que por lo general se les diagnostica erróneamente como un virus pasajero. La celiaquía es una enfermedad silenciosa y autoinmune, que se caracteriza por la inflamación crónica del intestino delgado. Esta condición puede aparecer desde los tres meses de edad hasta en mayores de 40 años, sobre todo en mujeres. Aunque es una condición hereditaria, puede llegar a manifestarse en cualquier persona. Se considera una población vulnerable y poco protegida por el Gobierno.

6,5% de la población venezolana padece algún tipo de diabetes (tipo 1, tipo 2 y gestacional). Se trata de una enfermedad crónica que aparece porque el páncreas no produce la cantidad de insulina que el cuerpo humano necesita, o bien la produce de calidad inferior. La insulina, hormona producida por el páncreas, es la principal sustancia responsable del mantenimiento de los valores adecuados de azúcar en sangre. Permite que la glucosa sea transportada al interior de las células, de modo que éstas produzcan energía o almacenen la glucosa hasta que su utilización sea necesaria. La más común es la tipo 2.

Opciones costosas

Pese la carestía, en el mercado venezolano aún hay productos especiales para diabéticos, pero la gran mayoría son importados y sus precios muy elevados, por lo que para personas de escasos recursos económicos adquirirlos es complicado. En la página de comercio electrónico Mercado Libre una caja de edulcorante (sustituto del azúcar), dependiendo de la marca y de la cantidad de sobres, cuesta entre 1 y 2 mil bolívares.

Frutos incomprables

El consumo de frutos secos está recomendado por nutricionistas para personas que padecen diabetes y síndrome celíaco; sin embargo, en los últimos meses el precio de esos productos vegetales ha incrementado excesivamente, haciéndolos casi inaccesibles para el promedio de la población. En una manicería del este caraqueño, un kilo de nueces brasileñas cuesta Bs. 4 mil 388 y un kilo de peras deshidratadas Bs 3 mil 657.