Un muchacho norteamericano arreglá computadoras a cambio de favores sexuales.
Por Claudio Veloso
El trueque, intercambio de favores o de servicios acumula una extensa trayectoria que comienza en los orígenes mismos de la humanidad. La idea de “favor con favor se paga” se da mucho
entre amigos, familiares y grupos comunitarios que no pueden o quieren involucrar dinero en las tareas que unos realizan por otros o bien cuando se cambian productos. A pesar de esta experiencia conocida, siempre queda lugar para la sorpresa, sobre todo cuando aparece un tipo que cambia sus servicios de reparación de computadoras a cambio de sexo.
La noticia, publicada por la publicación Sync, pone online una entrevista realizada a un tal Ray Digerati, de 34 años, al que califican como IT (Information Technology) Gigoló.
El tipo, que se muestra en una fotografía tomada desde los labios hasta las rodillas, luce una remera con la sugerente y zarpada frase: “My server is down” (en castellano sería: mi servidor está caído).
Pegándole una ojeada a la entrevista de Sync, se pueden leer algunas de las experiencias laborales de Ray. El especialista en computadoras cuenta que hace unos meses, una amiga necesitaba conectar su computadora a Internet y, como la chica era linda, a él se le disparó la idea de intercambiar por sexo su servicio informático. Y a continuación pueso una aviso clasificado online en el que anunciaba "Will fix computers por sexual favors” (arreglo computadoras por favores sexuales).
El hombre, muy conocedor de su oficio, aporta datos estadísticos:
“la mayoría de las llamadas que recibo son para remover virus y spyware “(virus espía).
Ray no pide fotos de las personas a las que le va a arreglar la computadora y dice que “no es discriminador” y sólo pretende higiene. O sea, traducido a una jerga coloquial, el tipo se morfa cualquier bagre siempre y cuando esté limpito. Eso sí, cuando se trata de hombres, no acepta canjes y sólo pide dinero.
Si bien dice no tener un tarifario predeterminado, Ray Digerati cree justo que por una o dos horas de trabajo merece, por lo menos, el favor de recibir sexo oral. Si el laburo es rápido y no le demanda más de 15 minutos, Ray se conforma con que le hagan masajes en los piés.
La nota en
Ciudad Internet
Por Claudio Veloso
El trueque, intercambio de favores o de servicios acumula una extensa trayectoria que comienza en los orígenes mismos de la humanidad. La idea de “favor con favor se paga” se da mucho
entre amigos, familiares y grupos comunitarios que no pueden o quieren involucrar dinero en las tareas que unos realizan por otros o bien cuando se cambian productos. A pesar de esta experiencia conocida, siempre queda lugar para la sorpresa, sobre todo cuando aparece un tipo que cambia sus servicios de reparación de computadoras a cambio de sexo.
La noticia, publicada por la publicación Sync, pone online una entrevista realizada a un tal Ray Digerati, de 34 años, al que califican como IT (Information Technology) Gigoló.
El tipo, que se muestra en una fotografía tomada desde los labios hasta las rodillas, luce una remera con la sugerente y zarpada frase: “My server is down” (en castellano sería: mi servidor está caído).
Pegándole una ojeada a la entrevista de Sync, se pueden leer algunas de las experiencias laborales de Ray. El especialista en computadoras cuenta que hace unos meses, una amiga necesitaba conectar su computadora a Internet y, como la chica era linda, a él se le disparó la idea de intercambiar por sexo su servicio informático. Y a continuación pueso una aviso clasificado online en el que anunciaba "Will fix computers por sexual favors” (arreglo computadoras por favores sexuales).
El hombre, muy conocedor de su oficio, aporta datos estadísticos:
“la mayoría de las llamadas que recibo son para remover virus y spyware “(virus espía).
Ray no pide fotos de las personas a las que le va a arreglar la computadora y dice que “no es discriminador” y sólo pretende higiene. O sea, traducido a una jerga coloquial, el tipo se morfa cualquier bagre siempre y cuando esté limpito. Eso sí, cuando se trata de hombres, no acepta canjes y sólo pide dinero.
Si bien dice no tener un tarifario predeterminado, Ray Digerati cree justo que por una o dos horas de trabajo merece, por lo menos, el favor de recibir sexo oral. Si el laburo es rápido y no le demanda más de 15 minutos, Ray se conforma con que le hagan masajes en los piés.

La nota en
Ciudad Internet