“Hoy soy tu sorpresa y dolor, el hijo no soñado, ni siquiera imaginado. Mientras crecía en tu vientre temía los sueños y proyectos que tejías para mí y que no podía realizar.
Sin embargo, si al mirarme pueden ver más allá del cuadro médico, encontrarán en mi toda la belleza que sus ojos me quieren dar y la inteligencia que su confianza haga creer en mi”.
Carta de niño con Sindrome de Down a su mama
Hoy en día muchos padres sufren por tener niños que nacen con SD, pero déjenme decirles que estos niños son ángeles que nos manda Dios para tenerlos en nuestra casa en muchos casos solo por un ratito, en ellos pueden encontrar muchas virtudes y sobre todo amor, porque son niños que te dan y te enseñan lo que es el amor.
Nadie esta preparado para la llegada de un hijo, nieto, hermano con SD, pero creo que debemos agradecer a Dios en las circunstancias en que estos llegan, quienes los rodean, el amor que ellos pueden lograr sentir gracias a los que estamos a su lado, eso si lo podemos hacer, nosotros si podemos facilitarle sus vidas y ¿Por qué no hacerlo?
Como en la mayoría de los casos cuando tienes un niño con SD los padres nos enteramos de esta condición en el momento del nacimiento, y nadie esta preparado para ello, pero el momento que los tienes en tus brazos te olvidas del SD y nada mas importa que tu bebe.
Después recién vas investigando, leyendo, revisando todo respecto al tema para poder ayudar mejor a tu bebe, te enteras que debes hacerle estimulación temprana lo mas antes posible, llevarla frecuentemente a los especialistas, fisioterapeuta, a un fonoaudiologo etc., en otras palabras los niños con SD deben trabajar desde que nacen sin descanso y ellos como si adivinaran lo hacen sin protestar y siempre con una sonrisa en los labios. Son niños muy perceptivos, muy sociables y tiernos que te roban el corazón.
Cuando nació mi estaba tan feliz, toda madre o padre desea que su bebe sea un niño sano y normal, pero la noticia que recibí del médico que me atendió fue muy dura para mí y mi esposo, aunque tuve algunos problemas durante el embarazo siempre me decían que todo estaba bien. Cuando el médico dijo que Belen tenía SD tanto yo como mi esposo nos sentíamos culpables porque no sabíamos los motivos de tal condición genética mi vida se estaba derrumbando., pero cuando vi por primera vez a mi bebe el amor que sentí por mi nena fue tan grande que no me importo lo que los médicos me decían, y ese instante comprendí que Dios manda niños especiales para padres especiales, porque El sabe cuanto amor tenemos para dar.
En el tiempo que estuvo conmigo mi pequeña Belen yo fui la madre más feliz, fui su médico, fisioterapeuta, su fonoaudiologa, lo cual fui aprendiendo día a día, y me sentía orgullosa de mi hija al igual que su padre, al ver como ella aprendía nuevas cosas y como luchaba por salir adelante, cada día con mi hija era un día de aventuras porque aprendi a ver la vida desde otra perspectiva yo aprendía junto a mi Belen y también sufría con su llanto en sus sesiones de fisioterapia.
Belen nació con cardiopatía congénita, coartación aortica, la llevamos al Brasil para que la operen, ella tenia 7 meses y algunos días, la operación no salio como se esperaba y mi bebe estuvo luchando por su vida casi por 20 días no salió de terapia intensiva.
Fue un calvario para mi ver a mi pequeña tan desvalida, dependiendo de maquinas y tubos para sobrevivir, y sin poder hacer nada por ella.
Belen me daba tanto amor en una mirada que robo mi corazón desde el primer instante que vi sus hermosos ojos, tuvo todo el amor que pudimos darle y que aún le damos porque ella está y por siempre vivirá en nuestros corazones, ella es mi luz y mi fuerza en los momentos de tristeza y desesperación, es mi estrella, la más brillante en el firmamento, la que acaricia mi ser y llevo dentro de mi corazón siempre.
El tener un hijo con Síndrome de Down es algo maravilloso porque en ellos encontramos un nuevo significado de la vida, ellos son la luz de nuestro camino.
Son nuestros niños quienes el final nos enseñan el verdadero significado de la vida y del amor.
Tony Meléndez, un guitarrista que nació sin brazos lo dice: “yo soy perfecto frente a los ojos de mi Dios”. Y es que somos nosotros, los que nos auto catalogamos normales, los que culturalmente decidimos quienes son perfectos y quienes son imperfectos.

Sin embargo, si al mirarme pueden ver más allá del cuadro médico, encontrarán en mi toda la belleza que sus ojos me quieren dar y la inteligencia que su confianza haga creer en mi”.
Carta de niño con Sindrome de Down a su mama
Hoy en día muchos padres sufren por tener niños que nacen con SD, pero déjenme decirles que estos niños son ángeles que nos manda Dios para tenerlos en nuestra casa en muchos casos solo por un ratito, en ellos pueden encontrar muchas virtudes y sobre todo amor, porque son niños que te dan y te enseñan lo que es el amor.
Nadie esta preparado para la llegada de un hijo, nieto, hermano con SD, pero creo que debemos agradecer a Dios en las circunstancias en que estos llegan, quienes los rodean, el amor que ellos pueden lograr sentir gracias a los que estamos a su lado, eso si lo podemos hacer, nosotros si podemos facilitarle sus vidas y ¿Por qué no hacerlo?
Como en la mayoría de los casos cuando tienes un niño con SD los padres nos enteramos de esta condición en el momento del nacimiento, y nadie esta preparado para ello, pero el momento que los tienes en tus brazos te olvidas del SD y nada mas importa que tu bebe.
Después recién vas investigando, leyendo, revisando todo respecto al tema para poder ayudar mejor a tu bebe, te enteras que debes hacerle estimulación temprana lo mas antes posible, llevarla frecuentemente a los especialistas, fisioterapeuta, a un fonoaudiologo etc., en otras palabras los niños con SD deben trabajar desde que nacen sin descanso y ellos como si adivinaran lo hacen sin protestar y siempre con una sonrisa en los labios. Son niños muy perceptivos, muy sociables y tiernos que te roban el corazón.
Cuando nació mi estaba tan feliz, toda madre o padre desea que su bebe sea un niño sano y normal, pero la noticia que recibí del médico que me atendió fue muy dura para mí y mi esposo, aunque tuve algunos problemas durante el embarazo siempre me decían que todo estaba bien. Cuando el médico dijo que Belen tenía SD tanto yo como mi esposo nos sentíamos culpables porque no sabíamos los motivos de tal condición genética mi vida se estaba derrumbando., pero cuando vi por primera vez a mi bebe el amor que sentí por mi nena fue tan grande que no me importo lo que los médicos me decían, y ese instante comprendí que Dios manda niños especiales para padres especiales, porque El sabe cuanto amor tenemos para dar.
En el tiempo que estuvo conmigo mi pequeña Belen yo fui la madre más feliz, fui su médico, fisioterapeuta, su fonoaudiologa, lo cual fui aprendiendo día a día, y me sentía orgullosa de mi hija al igual que su padre, al ver como ella aprendía nuevas cosas y como luchaba por salir adelante, cada día con mi hija era un día de aventuras porque aprendi a ver la vida desde otra perspectiva yo aprendía junto a mi Belen y también sufría con su llanto en sus sesiones de fisioterapia.
Belen nació con cardiopatía congénita, coartación aortica, la llevamos al Brasil para que la operen, ella tenia 7 meses y algunos días, la operación no salio como se esperaba y mi bebe estuvo luchando por su vida casi por 20 días no salió de terapia intensiva.
Fue un calvario para mi ver a mi pequeña tan desvalida, dependiendo de maquinas y tubos para sobrevivir, y sin poder hacer nada por ella.
Belen me daba tanto amor en una mirada que robo mi corazón desde el primer instante que vi sus hermosos ojos, tuvo todo el amor que pudimos darle y que aún le damos porque ella está y por siempre vivirá en nuestros corazones, ella es mi luz y mi fuerza en los momentos de tristeza y desesperación, es mi estrella, la más brillante en el firmamento, la que acaricia mi ser y llevo dentro de mi corazón siempre.
El tener un hijo con Síndrome de Down es algo maravilloso porque en ellos encontramos un nuevo significado de la vida, ellos son la luz de nuestro camino.
Son nuestros niños quienes el final nos enseñan el verdadero significado de la vida y del amor.
Tony Meléndez, un guitarrista que nació sin brazos lo dice: “yo soy perfecto frente a los ojos de mi Dios”. Y es que somos nosotros, los que nos auto catalogamos normales, los que culturalmente decidimos quienes son perfectos y quienes son imperfectos.
