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Después de muchos años de rumores, la continuación espiritual del juego de culto Ico (que ha sido reeditadp con motivo del lanzamiento del título que nos ocupa) fue anunciada oficialmente a finales de 2004. Sin embargo, es innegable que Ico ha sido un juego que ha logrado calar hondo en aquellos que lo han disfrutado, y los primeros rumores bien fundados y fotos más o menos sustraídas de la compañía se remontan a principios de 2003, como podemos ver en esta vieja noticia. Muchas cosas han cambiado desde entonces, y aunque poca duda cabe ahora que vemos esas fotos ya tan antiguas (para el veloz mundo en el que nos movemos) percibimos cuántas cosas han cambiado, y cómo el juego, Shadow of the Colossus se ha ido alejando de la estela de la continuación de Ico, creando su propia entidad, ha quedado en él impregnada la huella de su creador, Fumito Ueda, y del que fue su primer trabajo, el susodicho Ico, en 2001.

Shadow of the Colossus es una aventura solitaria en un mundo enorme al que se le ha negado la vida. El protagonista, acompañado de su montura, el fiel Agro, llega hasta las áridas tierras que preside la monumental construcción en forma de castillo desde la que se iniciará la aventura, llevando con él el cuerpo inerte de una doncella. En ese lugar de gran poder le es encomendada la misión de destruir a unos ídolos, impíos, los colosos. Y es que en esa tierra solitaria y maldita reside un gran poder capaz incluso de volver a dar la vida. Así pues, con la inabarcable tarea de destruir a los dieciséis colosos, sin saber siquiera si obtendrá la ansiada recompensa por ello, el protagonista se lanza a las vastas tierras en busca de sus enemigos.

De este modo, la soledad se convierte en un elemento más dentro del juego, dejándonos ante un entorno de proporciones descomunales, con grandes montañas, laderas, y una muy bien diseñada naturaleza en la que no hay apenas lugar para más seres que nosotros. Eso, unido a los amplísimos escenarios, ayuda a crear en el jugador la sensación de estar ante una tarea titánica en una suerte de naturaleza muerta, así como empequeñecerlo más si cabe ante este mundo y sus enemigos. Es, después de todo, el reducto de los colosos, las descomunales criaturas que lo habitan, y parece que poco podría sobrevivir a su paso, pero es, también, una apuesta estética arriesgada, pues el hecho de que no haya los habituales entornos ni unos escenarios repletos de enemigos (pues tan sólo estarán los mencionados dieciséis colosos) puede echar atrás a ciertos jugadores. Y es que, como ya sucedió en Ico, estamos ante un juego que parece destinado a un público algo más concreto que una producción media de la industria del videojuego.

Los largos desplazamientos desde un coloso hasta el siguiente, así como su sistema de juego, hacen de Shadow of the Colossus un título que puede ser tan amado como repudiado, por toda una serie de factores que iremos viendo. Desde un primer momento nos enfrentaremos a un recorrido largo e intrincado, que nos hará las veces de tutorial para aprender a desplazarnos por el escenario sobre nuestro caballo y a pie, así como el resto de recursos que estarán a nuestra disposición. La espada será esencial, pues nos guiará hacia los colosos y es la única arma que puede matar a nuestros enemigos; una buena ayuda será el arco, pues servirá para llamar la atención de los colosos y atraerlos, así, hacia nosotros. Ése será todo nuestro equipamiento