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Entonces, unos fariseos y escribas de Jerusalén se acercaron a Jesús y le dijeron:
"¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros antepasados y no se lavan las manos antes de comer?".
Jesús llamó a la multitud y le dijo: "Escuchen y comprendan.
Lo que mancha al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella".
Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron: "¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oírte hablar así?".
El les respondió: "Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz.
Déjenlos: son ciegos que guían a otros ciegos. Pero si un ciego guía a otro, los dos caerán en un pozo".


Aquellos fariseos y escribas, venían desde Jerusalén, estaban siguiendo los pasos de Jesús. No reprochan a los discípulos el no lavarse las manos, le reprochan a Jesús que no “corrige” a sus muchachos para que mantengan la tradición. Lavarse las manos: casi era ley de Dios.
¿Qué es lo puro? ¿La apariencia, la belleza exterior, la higiene del cuerpo, la ropa que se usa, el perfume, el peinado? O ¿lo de dentro?

Jesús coloca lo que es puro o impuro a nivel del comportamiento ético.
Dentro de nosotros se debaten día y noche, el bien y el mal.

Les paso esta fábula, un poco ampliada o agiornada


Un viejo jefe de una tribu estaba teniendo una charla con sus nietos acerca de la vida.
Él les dijo:
- Una gran pelea está ocurriendo dentro de mí… es entre dos lobos.
Uno de los lobos es la maldad, el temor, la ira, la envidia, el dolor, el rencor, la avaricia, la arrogancia, la culpa, el resentimiento, la inferioridad, la mentira, el orgullo, la egolatría, la competencia y la superioridad.
El otro es la bondad, la alegría, la paz, el amor, la esperanza, la serenidad, la humildad, la dulzura, la generosidad, la benevolencia, la amistad, la empatía, la verdad, la compasión y la fe.
Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes y dentro de todos los seres de la Tierra.
Los niños pensaron por unos instantes y uno de ellos preguntó a su abuelo:
- ¿Y cuál de los lobos crees que ganará?
El viejo jefe respondió simplemente…
- El que alimentes…

En nuestra vida ¿Quién gana? ¿A quién alimentamos? ¿Dejamos que lo malo, devore lo bueno? ¿Nos cansamos de ser buenos, olvidamos nuestros valores, nos cansa la bondad, sentimos que nos toman por tontos y se aprovechan de nosotros y por eso desistimos? Sí, hay una lucha y en la lucha no siempre ganan los que ganan batallas, sino los que ganan al final.

Nuestro rostro, será reflejo de esa lucha interior ganada. Nuestros ojos, las ventanas por donde los demás verán nuestro corazón. Entonces sí, seremos sinceros.

Los que viven según la imagen solamente, los que cuidan las formas, los que creen que solo lo exterior es lo que los hace mejores, algún día serán absorbidos (como todos) por los años, por el paso del tiempo, por lo mismo exterior que pide, pide y pide. La piel envejece, el pelo se emblanquece, solo el espíritu puede mantenerse joven, ágil, dispuesto, terso…vivir solamente según lo exterior, nos termina cegando, e impide que veamos nuestro interior.

¡Demos pelea! , hay dos lobos dentro de nosotros. Que gane el bueno. Así como hay quienes se dejan ganar por el malo y hacen las guerras, plantan discordias, “ensucian la cancha”, crean conflictos, destruyen familias, si somos muchos los que hacemos ganar al bueno, el mundo, ya será un poco mejor.
http://sergiovaldezsauad.blogspot.com.ar/2014/08/mateo-151-210-14.html