Este post es la continuación del anterior, que se llama: Expresiones Cotidianas: ¿qué significan? Al cual podes acceder click mediante por aquí: -->
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En ésta ocación se dá una explicacion mas detallada y extensa que la vez anterior.
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A otro perro con ese hueso
La expresión se usa como una forma de desanimar a quien quiere hacernos creer una mentira o bien nos ofrece algo cuya calidad es inferior. Es la forma de invitarlo a que lo intente con otra persona, aludiendo de esta forma a la ingenuidad del perro, que corre detrás de cualquier cosa que se parezca a un hueso, sea una piedra o un hueso de plástico.
Respecto de la versión en inglés -tell that to the marines!, algo así como "andá a contárselo a los "marines"- está basada en la proverbial integridad que caracterizaba a los integrantes de ese Cuerpo de la marina de los EE.UU., célebres por su fama de incorruptibles, particularmente, durante la guerra fría, a partir de los años 50. En esa época, era poco probable que los "marines" aceptaran la imposición de una orden, sobre todo si esta vulneraba su integridad moral.
Con el tiempo, y en la misma medida en que decayó la popularidad de los "marines", esa interpretación dejó de ser corriente en los Estados Unidos y entonces comenzó a usarse -con idéntico valor- la expresión I am from Missouri (yo soy de Missouri), en alusión a la característica seriedad y poca credulidad de los habitantes de ese estado.
Hoy en día, la locución a otro perro con ese hueso -que bien parece ser propia del Río de la Plata- se usa con idéntico valor.
Mucho ruido y pocas nueces.(Much ado about nothing)
No es muy segura la procedencia de este modismo, aunque circula por España una anécdota que podría explicar el origen del dicho.
Según cuenta el conde de Clonard, en 1597 las tropas españolas tomaron la ciudad de Amiens merced a una treta urdida por el capitán Hernán Tello de Portocarrero, que vistió de labradores a dieciséis de sus soldados que hablaban muy bien en francés.
Estos hombres penetraron en la ciudad provistos de sacos de nueces, cestos de manzanas y un carro de heno. Apenas entraron en la ciudad, uno de los soldados dejó caer voluntariamente uno de los sacos de nueces, lo que movió a los soldados franceses a recoger las nueces del piso. Esta situación permitió a los españoles que sacaran sus armas de la carreta de heno y así reducir a las tropas locales para permitir el ingreso de una columna invasora.
Posteriormente, los franceses recobraron la plaza, pero la astucia de la estratagema habrían dado origen al dicho ser más el ruido que las nueces.
Con el correr del tiempo, la frase pasó a ser parte del uso popular, como manifestación de exagerada demostración de un hecho que no tiene tanta trascendencia.
Dar en el clavo (To hit the nail in the head)
Esta expresión, seguramente, será asociada por el lector con la acción de martillar, clavar... y nada más alejado de la verdadera procedencia del dicho.
En la Antigüedad, existía un juego infantil llamado "hito", que consistía en fijar un vástago o un gran clavo a cierta distancia de los participantes quienes, desde su lugar, arrojaban unos tejos anillados de hierro, de manera que el éxito en el juego lo lograban quienes conseguían acertar con el aro en el hito.
Y como el hito solía ser de hierro -por lo general, se trataba de un clavo- la expresión dar en el clavo vino a significar lo mismo.
Con el tiempo y como sucedió con casi todos los dichos populares, la gente comenzó a utilizarlo con otro sentido, en este caso, como equivalente de acertar en la solución de alguna cosa complicada y difícil.
Se armó la gorda (There was a great hullabaloo)
La Revolución Unionista de 1868, a causa de la cual la reina Isabel II se vio forzada a abandonar el poder, vino precedida de un insistente rumor callejero, en el que utilizando la muy castiza expresión de la Gorda, se proclamaba a los cuatro vientos la inevitabilidad de los acontecimientos.
Es decir, la gente aludía a la Gorda como un hecho consumado, como una cosa ya hecha: la Gorda ya está en camino... se va armar la Gorda... hasta que, finalmente, en septiembre de ese año, verdaderamente, se armó la Gorda con el pronunciamiento militar del marino Juan Bautista Topete y Carballo en Cádiz y de Primo de Rivera en Madrid.
Históricamente, el hecho tomó el ostentoso nombre de La Gloriosa, pero su duración fue efímera; no así el castizo alias que el pueblo le adjudicó: La Gorda, expresión que luego extendió su uso al lenguaje familiar, cuando alguien quiere referirse a cierto hecho ruidoso o de mucha trascendencia, o bien ante una situación de extrema gravedad.
Marchar a la francesa (To take a French leave) [A ésta la voy a poner en práctica]
Durante el transcurso del siglo XVIII, existía entre las personas de la alta sociedad francesa una moda que consistía en retirarse de un lugar en el que se estaba realizando una reunión o velada, sin despedirse, sin siquiera saludar a los anfitriones.
Llegó a tal punto este hábito, que era considerado un rasgo de mala educación saludar en el momento de la partida.
No se objetaba, por ejemplo, que la persona mirase el reloj para dar a entender las circunstancias por las que ella debía retirarse, pero de ninguna manera se veía con buenos ojos que el asistente saludase antes de ausentarse.
Esta costumbre, en Francia dio origen al dicho sans adieu (sin adiós), que el lenguaje coloquial español acuñó en la forma marchar a la francesa, pero en este caso como equivalente de reprobación del comportamiento de alguien que, sin despedida ni saludo alguno, se retira de una reunión.
Hablar por boca de ganso (To speak from hearsay)
Si usted, estimado lector, supone que este dicho tiene que ver con el animal que todo conocemos como ganso... se equivoca: Antiguamente, los hijos de los nobles y de los ricos eran formados y educados por una especie de monitor o ayo llamado, precisamente, ganso. Estos gansos o ayos ejercían una función educativa y pedagógica, por lo general rígida y dogmática, es decir, algo equivalente a lo que hoy llamamos "enseñanza enciclopedista".
De manera que, los niños repetían casi memoriosa y literalmente lo que habían escuchado de boca del ganso, y como casualmente estos gansos solían caminar por los caminos de palacio seguidos por los niños en fila india -tal como marchan los gansos con sus crías- la tradición popular se encargó de acuñar la frase hablar por boca de ganso, para dar a entender que alguien repite lo que otro ha dicho, como si fuera propio, pero sin el correspondiente discernimiento.
Otro factor que ayudó a confundir el "ganso-ayo" con el "ganso-animal" es el hecho de que el ganso es un animal que tiene fama de tonto, ya sea por su escasa inteligencia o por el sonido de su voz gutural, elementos que han dado origen a la expresión "la risa abunda en la boca de los gansos", generalmente aplicada a la persona que se ríe tonta y constantemente, sin motivo.
Cuantos “gansos” que hay por el mundo.. ¿no creen?
El hilo de la vida (The course of life)
De acuerdo con la mitología griega, las Parcas o Moiras -diosas de la Vida y de la Muerte- estaban representadas por tres hermanas, hijas de Nix, que era una personificación de la Noche: Clotho, Láchesis y Átropo.
Estas eran las ejecutoras del destino que regulaban la vida de cada mortal con la ayuda de un hilo y tenían repartida la tarea: Clotho se encargaba de hilarlo; Láchesis o Láquesis lo enrollaba y Átropo, la implacable, lo cortaba cuando la correspondiente existencia llegaba a su fin.
El hilo de la felicidad estaba hecho de lana blanca; el de la desgracia era de lana negra y aquellas personas en cuya existencia habían alternado los buenos momentos con los aciagos, estaba formado por una mezcla de ambas lanas.
De manera que, en realidad, se trataba del hilo del sostén de la vida y de él dependíamos todos los mortales.
De ahí nació la expresión el hilo de la vida, utilizada hoy con sentido metafórico, para dar a entender lo frágil, débil y quebradizo de nuestra existencia.
No hay moros en la costa (The coast is clear)
La historia relata que, durante varios siglos el Levante español (la zona mediterránea que abarca Valencia y Murcia) fue objeto de frecuentes invasiones por parte de los piratas berberiscos (habitantes de la región noroeste de África, entre el Mediterráneo y el Sahara).
Los pueblos que vivían en la ribera, a causa de ello, se encontraban en constante zozobra y para prevenir el peligro, se levantaron a lo largo de la costa numerosas atalayas de mampostería ciega, a las que se ascendía por medio de escalas de cuerda que luego eran retiradas.
Desde lo alto de esas torres se vigilaba el ancho horizonte y, no bien se avizoraban las velas de las naves berberiscas, el centinela de turno comenzaba a gritar: "¡hay moros en la costa!".
Sonaba entonces la campana, se encendían las hogueras de señal y la gente -alertada- se preparaba para la defensa.
El sistema perduró hasta muchos años después, cuando se firmó la paz con los reyes de Berbería, pero el proverbial grito de ¡hay moros en la costa! pasó a ser expresión de uso familiar para advertir a alguien sobre la presencia de quien representa cierto peligro, o bien no conviene que escuche algo de lo que estamos diciendo.
En sentido opuesto, se usa la expresión antónima no hay moros en la costa, para dar a entender que no existe peligro inminente para una persona que debe realizar determinada tarea.
Quién te ha visto y quién te ve
Según cuenta el obispo de Mondoñedo, fray Antonio de Guevara, en tiempos de las revueltas de las Comunidades de Castilla había en un pueblo de Ávila un clérigo de origen vasco, partidario y ferviente defensor del líder de la revuelta Juan de Padilla, a quien señalaba desde el púlpito como "verdadero rey de Castilla, y no el tirano que ahora nos gobierna".
Pero resultó que, una vez, el propio rebelde Juan de Padilla apareció con sus tropas y, tal como era la costumbre de la época, devastó las bodegas del lugar para abastecer a sus huestes.
Una vez que se fue, el clérigo del lugar subió de nuevo al púlpito y habló al pueblo, pero ahora con un mensaje distinto, diciendo "habéis visto cómo pasó por aquí don Juan de Padilla y cómo sus soldados no me dejaron gallina viva, no tocino, ni estaca, ni tinaja sana. Os digo esto porque, de aquí en adelante, no deberéis rogar a Dios por él, sino por el rey don Carlos y la reina doña Juana, únicos reyes verdaderos...".
Como es de suponer, la gente comenzó a aplicar la frase ¡quién te ha visto y quién te ve! para referirse al sentimiento que despierta una persona que en un tiempo fue pujante, feliz, sana o rica y ahora se encuentra débil, triste, enferma o pobre.
Las paredes oyen (Walls have ears)
Es un modismo que procede de Francia, del tiempo de las persecuciones contra los hugonotes que culminó en la histórica "Noche de San Bartolomé" o "Noche de los cuchillos largos", episodio sangriento de las luchas religiosas que asolaron Francia en la segunda mitad del siglo XVI.
El hecho fue promovido por Catalina de Médicis y el duque de Guisa quienes instigaron a los católicos a llevar a cabo una matanza de hugonotes (seguidores de Calvino), la noche del 24 de agosto de 1572. Según algunos historiadores, en aquellos tiempo, la reina Catalina de Médicis mandó construir, en las paredes de sus palacios, conductos acústicos secretos que permitieran oír lo que se hablaba en las distintas habitaciones, para así poder controlar cualquier conspiración en su contra.
La frase las paredes oyen, con el tiempo, pasó a ser utilizada como señal de advertencia acerca de lo que se dice en determinado momento y lugar.
Estar en babia (To have one head in the clouds) [2da. versión]
Aunque al lector le parezca mentira, Babia existe y es una apartada comarca de la provincia de León, en España, poco fértil y bastante alejada de las zonas pobladas en cuyo territorio hoy se encuentran importantes pantanos de aprovechamiento hídrico.
Durante la Edad Media, al parecer, abundaba la caza en ese lugar y los reyes de León lo eligieron como punto de reposo, particularmente para alejarse de los problemas de la corte, complicada con las intrigas palaciegas de los nobles, empeñados en instaurar un régimen feudal semejante al de la Europa septentrional. Además, los reyes aprovechaban las bondades del lugar para -como diríamos en nuestros días- "desenchufarse" de la tarea estresante, que no era poca.
Estas ausencias del rey motivaban a menudo la inquietud de los súbditos a quienes, cuando preguntaban por él, se les respondía evasivamente que el rey estaba en Babia.
La expresión se hizo coloquial y pasó al lenguaje común para significar toda disposición de ánimo desentendida, de propósito o involuntariamente, ante cualquier tarea apremiante.
Hoy en día, nosotros la utilizamos específicamente para hacer referencia a toda persona distraída o que parece ausente en el momento en que más se necesita de su concentración.
Prof. Esteban Giménez (?) http://www.turemanso.com.ar/larevista/index.html
Hacer Macana: ¿Qué es una Macana?
La palabra macana proviene de un vocablo taíno, lengua caribe. Generalmente así se denomina a las mazas de madera que utilizaban los guerreros precolombinos, pero también a los garrotes pesados.
Las más famosas macanas son las mexicas, llamadas en náhuatl macuahuitl o maquahuitl, que eran del tamaño de un machete, hechas de madera dura (como el ocote), con varias hojas afiladas de obsidiana incrustadas en los bordes y una cinta en el extremo inferior para sujetarla al brazo del guerrero.
El objetivo principal de esas macanas no era el de matar a los enemigos, sino poder malherirlos o aturdirlos para que pudiesen ser capturados después. Para los mexicas era más valioso un enemigo malherido que uno muerto, pues así podía ser sacrificado en los templos. Al dar sus primeros golpes las macanas eran mortales, pero mientras golpeaban, las piedras se iban rompiendo en el curso de la batalla. Cuando ya no tenían ninguna, no eran más que simples garrotes de madera.
Para tener una idea de lo mortales que eran los macahuitl con obsidianas: se sabe por crónicas españolas que una decapitó, de un solo golpe, a la yegua de un jinete desprevenido. También podían cortar un cráneo de un golpe o cercenar las extremidades del cuerpo.
La versión policial contemporánea se denomina PR 24 y está generalmente hecha de policarbonato, la tonfa es una macana con un manguito que sirve para sostener, empuñar y asestar golpes, así como para realizar inmovilizaciones. es la evolución de la macana tradicional.
http://es.wikipedia.org/wiki/Macana
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Espero que lo hayan gozado

http://www.taringa.net/posts/offtopic/125814/Expresiones-Cotidianas:-%C2%BFqu%C3%A9-significan.html
En ésta ocación se dá una explicacion mas detallada y extensa que la vez anterior.
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A otro perro con ese hueso
La expresión se usa como una forma de desanimar a quien quiere hacernos creer una mentira o bien nos ofrece algo cuya calidad es inferior. Es la forma de invitarlo a que lo intente con otra persona, aludiendo de esta forma a la ingenuidad del perro, que corre detrás de cualquier cosa que se parezca a un hueso, sea una piedra o un hueso de plástico.
Respecto de la versión en inglés -tell that to the marines!, algo así como "andá a contárselo a los "marines"- está basada en la proverbial integridad que caracterizaba a los integrantes de ese Cuerpo de la marina de los EE.UU., célebres por su fama de incorruptibles, particularmente, durante la guerra fría, a partir de los años 50. En esa época, era poco probable que los "marines" aceptaran la imposición de una orden, sobre todo si esta vulneraba su integridad moral.
Con el tiempo, y en la misma medida en que decayó la popularidad de los "marines", esa interpretación dejó de ser corriente en los Estados Unidos y entonces comenzó a usarse -con idéntico valor- la expresión I am from Missouri (yo soy de Missouri), en alusión a la característica seriedad y poca credulidad de los habitantes de ese estado.
Hoy en día, la locución a otro perro con ese hueso -que bien parece ser propia del Río de la Plata- se usa con idéntico valor.
Mucho ruido y pocas nueces.(Much ado about nothing)
No es muy segura la procedencia de este modismo, aunque circula por España una anécdota que podría explicar el origen del dicho.
Según cuenta el conde de Clonard, en 1597 las tropas españolas tomaron la ciudad de Amiens merced a una treta urdida por el capitán Hernán Tello de Portocarrero, que vistió de labradores a dieciséis de sus soldados que hablaban muy bien en francés.
Estos hombres penetraron en la ciudad provistos de sacos de nueces, cestos de manzanas y un carro de heno. Apenas entraron en la ciudad, uno de los soldados dejó caer voluntariamente uno de los sacos de nueces, lo que movió a los soldados franceses a recoger las nueces del piso. Esta situación permitió a los españoles que sacaran sus armas de la carreta de heno y así reducir a las tropas locales para permitir el ingreso de una columna invasora.
Posteriormente, los franceses recobraron la plaza, pero la astucia de la estratagema habrían dado origen al dicho ser más el ruido que las nueces.
Con el correr del tiempo, la frase pasó a ser parte del uso popular, como manifestación de exagerada demostración de un hecho que no tiene tanta trascendencia.
Dar en el clavo (To hit the nail in the head)
Esta expresión, seguramente, será asociada por el lector con la acción de martillar, clavar... y nada más alejado de la verdadera procedencia del dicho.
En la Antigüedad, existía un juego infantil llamado "hito", que consistía en fijar un vástago o un gran clavo a cierta distancia de los participantes quienes, desde su lugar, arrojaban unos tejos anillados de hierro, de manera que el éxito en el juego lo lograban quienes conseguían acertar con el aro en el hito.
Y como el hito solía ser de hierro -por lo general, se trataba de un clavo- la expresión dar en el clavo vino a significar lo mismo.
Con el tiempo y como sucedió con casi todos los dichos populares, la gente comenzó a utilizarlo con otro sentido, en este caso, como equivalente de acertar en la solución de alguna cosa complicada y difícil.
Se armó la gorda (There was a great hullabaloo)
La Revolución Unionista de 1868, a causa de la cual la reina Isabel II se vio forzada a abandonar el poder, vino precedida de un insistente rumor callejero, en el que utilizando la muy castiza expresión de la Gorda, se proclamaba a los cuatro vientos la inevitabilidad de los acontecimientos.
Es decir, la gente aludía a la Gorda como un hecho consumado, como una cosa ya hecha: la Gorda ya está en camino... se va armar la Gorda... hasta que, finalmente, en septiembre de ese año, verdaderamente, se armó la Gorda con el pronunciamiento militar del marino Juan Bautista Topete y Carballo en Cádiz y de Primo de Rivera en Madrid.
Históricamente, el hecho tomó el ostentoso nombre de La Gloriosa, pero su duración fue efímera; no así el castizo alias que el pueblo le adjudicó: La Gorda, expresión que luego extendió su uso al lenguaje familiar, cuando alguien quiere referirse a cierto hecho ruidoso o de mucha trascendencia, o bien ante una situación de extrema gravedad.
Marchar a la francesa (To take a French leave) [A ésta la voy a poner en práctica]
Durante el transcurso del siglo XVIII, existía entre las personas de la alta sociedad francesa una moda que consistía en retirarse de un lugar en el que se estaba realizando una reunión o velada, sin despedirse, sin siquiera saludar a los anfitriones.
Llegó a tal punto este hábito, que era considerado un rasgo de mala educación saludar en el momento de la partida.
No se objetaba, por ejemplo, que la persona mirase el reloj para dar a entender las circunstancias por las que ella debía retirarse, pero de ninguna manera se veía con buenos ojos que el asistente saludase antes de ausentarse.
Esta costumbre, en Francia dio origen al dicho sans adieu (sin adiós), que el lenguaje coloquial español acuñó en la forma marchar a la francesa, pero en este caso como equivalente de reprobación del comportamiento de alguien que, sin despedida ni saludo alguno, se retira de una reunión.
Hablar por boca de ganso (To speak from hearsay)
Si usted, estimado lector, supone que este dicho tiene que ver con el animal que todo conocemos como ganso... se equivoca: Antiguamente, los hijos de los nobles y de los ricos eran formados y educados por una especie de monitor o ayo llamado, precisamente, ganso. Estos gansos o ayos ejercían una función educativa y pedagógica, por lo general rígida y dogmática, es decir, algo equivalente a lo que hoy llamamos "enseñanza enciclopedista".
De manera que, los niños repetían casi memoriosa y literalmente lo que habían escuchado de boca del ganso, y como casualmente estos gansos solían caminar por los caminos de palacio seguidos por los niños en fila india -tal como marchan los gansos con sus crías- la tradición popular se encargó de acuñar la frase hablar por boca de ganso, para dar a entender que alguien repite lo que otro ha dicho, como si fuera propio, pero sin el correspondiente discernimiento.
Otro factor que ayudó a confundir el "ganso-ayo" con el "ganso-animal" es el hecho de que el ganso es un animal que tiene fama de tonto, ya sea por su escasa inteligencia o por el sonido de su voz gutural, elementos que han dado origen a la expresión "la risa abunda en la boca de los gansos", generalmente aplicada a la persona que se ríe tonta y constantemente, sin motivo.
Cuantos “gansos” que hay por el mundo.. ¿no creen?
El hilo de la vida (The course of life)
De acuerdo con la mitología griega, las Parcas o Moiras -diosas de la Vida y de la Muerte- estaban representadas por tres hermanas, hijas de Nix, que era una personificación de la Noche: Clotho, Láchesis y Átropo.
Estas eran las ejecutoras del destino que regulaban la vida de cada mortal con la ayuda de un hilo y tenían repartida la tarea: Clotho se encargaba de hilarlo; Láchesis o Láquesis lo enrollaba y Átropo, la implacable, lo cortaba cuando la correspondiente existencia llegaba a su fin.
El hilo de la felicidad estaba hecho de lana blanca; el de la desgracia era de lana negra y aquellas personas en cuya existencia habían alternado los buenos momentos con los aciagos, estaba formado por una mezcla de ambas lanas.
De manera que, en realidad, se trataba del hilo del sostén de la vida y de él dependíamos todos los mortales.
De ahí nació la expresión el hilo de la vida, utilizada hoy con sentido metafórico, para dar a entender lo frágil, débil y quebradizo de nuestra existencia.
No hay moros en la costa (The coast is clear)
La historia relata que, durante varios siglos el Levante español (la zona mediterránea que abarca Valencia y Murcia) fue objeto de frecuentes invasiones por parte de los piratas berberiscos (habitantes de la región noroeste de África, entre el Mediterráneo y el Sahara).
Los pueblos que vivían en la ribera, a causa de ello, se encontraban en constante zozobra y para prevenir el peligro, se levantaron a lo largo de la costa numerosas atalayas de mampostería ciega, a las que se ascendía por medio de escalas de cuerda que luego eran retiradas.
Desde lo alto de esas torres se vigilaba el ancho horizonte y, no bien se avizoraban las velas de las naves berberiscas, el centinela de turno comenzaba a gritar: "¡hay moros en la costa!".
Sonaba entonces la campana, se encendían las hogueras de señal y la gente -alertada- se preparaba para la defensa.
El sistema perduró hasta muchos años después, cuando se firmó la paz con los reyes de Berbería, pero el proverbial grito de ¡hay moros en la costa! pasó a ser expresión de uso familiar para advertir a alguien sobre la presencia de quien representa cierto peligro, o bien no conviene que escuche algo de lo que estamos diciendo.
En sentido opuesto, se usa la expresión antónima no hay moros en la costa, para dar a entender que no existe peligro inminente para una persona que debe realizar determinada tarea.
Quién te ha visto y quién te ve
Según cuenta el obispo de Mondoñedo, fray Antonio de Guevara, en tiempos de las revueltas de las Comunidades de Castilla había en un pueblo de Ávila un clérigo de origen vasco, partidario y ferviente defensor del líder de la revuelta Juan de Padilla, a quien señalaba desde el púlpito como "verdadero rey de Castilla, y no el tirano que ahora nos gobierna".
Pero resultó que, una vez, el propio rebelde Juan de Padilla apareció con sus tropas y, tal como era la costumbre de la época, devastó las bodegas del lugar para abastecer a sus huestes.
Una vez que se fue, el clérigo del lugar subió de nuevo al púlpito y habló al pueblo, pero ahora con un mensaje distinto, diciendo "habéis visto cómo pasó por aquí don Juan de Padilla y cómo sus soldados no me dejaron gallina viva, no tocino, ni estaca, ni tinaja sana. Os digo esto porque, de aquí en adelante, no deberéis rogar a Dios por él, sino por el rey don Carlos y la reina doña Juana, únicos reyes verdaderos...".
Como es de suponer, la gente comenzó a aplicar la frase ¡quién te ha visto y quién te ve! para referirse al sentimiento que despierta una persona que en un tiempo fue pujante, feliz, sana o rica y ahora se encuentra débil, triste, enferma o pobre.
Las paredes oyen (Walls have ears)
Es un modismo que procede de Francia, del tiempo de las persecuciones contra los hugonotes que culminó en la histórica "Noche de San Bartolomé" o "Noche de los cuchillos largos", episodio sangriento de las luchas religiosas que asolaron Francia en la segunda mitad del siglo XVI.
El hecho fue promovido por Catalina de Médicis y el duque de Guisa quienes instigaron a los católicos a llevar a cabo una matanza de hugonotes (seguidores de Calvino), la noche del 24 de agosto de 1572. Según algunos historiadores, en aquellos tiempo, la reina Catalina de Médicis mandó construir, en las paredes de sus palacios, conductos acústicos secretos que permitieran oír lo que se hablaba en las distintas habitaciones, para así poder controlar cualquier conspiración en su contra.
La frase las paredes oyen, con el tiempo, pasó a ser utilizada como señal de advertencia acerca de lo que se dice en determinado momento y lugar.
Estar en babia (To have one head in the clouds) [2da. versión]
Aunque al lector le parezca mentira, Babia existe y es una apartada comarca de la provincia de León, en España, poco fértil y bastante alejada de las zonas pobladas en cuyo territorio hoy se encuentran importantes pantanos de aprovechamiento hídrico.
Durante la Edad Media, al parecer, abundaba la caza en ese lugar y los reyes de León lo eligieron como punto de reposo, particularmente para alejarse de los problemas de la corte, complicada con las intrigas palaciegas de los nobles, empeñados en instaurar un régimen feudal semejante al de la Europa septentrional. Además, los reyes aprovechaban las bondades del lugar para -como diríamos en nuestros días- "desenchufarse" de la tarea estresante, que no era poca.
Estas ausencias del rey motivaban a menudo la inquietud de los súbditos a quienes, cuando preguntaban por él, se les respondía evasivamente que el rey estaba en Babia.
La expresión se hizo coloquial y pasó al lenguaje común para significar toda disposición de ánimo desentendida, de propósito o involuntariamente, ante cualquier tarea apremiante.
Hoy en día, nosotros la utilizamos específicamente para hacer referencia a toda persona distraída o que parece ausente en el momento en que más se necesita de su concentración.
Prof. Esteban Giménez (?) http://www.turemanso.com.ar/larevista/index.html
Hacer Macana: ¿Qué es una Macana?
La palabra macana proviene de un vocablo taíno, lengua caribe. Generalmente así se denomina a las mazas de madera que utilizaban los guerreros precolombinos, pero también a los garrotes pesados.
Las más famosas macanas son las mexicas, llamadas en náhuatl macuahuitl o maquahuitl, que eran del tamaño de un machete, hechas de madera dura (como el ocote), con varias hojas afiladas de obsidiana incrustadas en los bordes y una cinta en el extremo inferior para sujetarla al brazo del guerrero.
El objetivo principal de esas macanas no era el de matar a los enemigos, sino poder malherirlos o aturdirlos para que pudiesen ser capturados después. Para los mexicas era más valioso un enemigo malherido que uno muerto, pues así podía ser sacrificado en los templos. Al dar sus primeros golpes las macanas eran mortales, pero mientras golpeaban, las piedras se iban rompiendo en el curso de la batalla. Cuando ya no tenían ninguna, no eran más que simples garrotes de madera.
Para tener una idea de lo mortales que eran los macahuitl con obsidianas: se sabe por crónicas españolas que una decapitó, de un solo golpe, a la yegua de un jinete desprevenido. También podían cortar un cráneo de un golpe o cercenar las extremidades del cuerpo.
La versión policial contemporánea se denomina PR 24 y está generalmente hecha de policarbonato, la tonfa es una macana con un manguito que sirve para sostener, empuñar y asestar golpes, así como para realizar inmovilizaciones. es la evolución de la macana tradicional.
http://es.wikipedia.org/wiki/Macana
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Espero que lo hayan gozado

