A nadie le gusta la muerte: es inesperada en la mayoría de las ocasiones, aunque hay momentos en los que se espera y se afronta. Desgraciadamente, hay cientos de casos desde tiempos inmemoriales en los que las muertes se suceden de una forma tan irónica, que es estúpida. presentamos las muertes accidentales más estúpidas que hasta que no las leas no las vas a creer.
Jimm Fixx
Este americano inaugura la lista de muerte accidental estúpida, aunque debería ser bautizada como irónica. Fixx escribió un libro sobre deporte saludable, y promulgó la vida sana. Con toda la suerte del mundo y el dinero de los fans, Fixx mantuvo una vida sana llena de ejercicio... Hasta su muerte por un fulminante ataque al corazón: se produjo durante su salida diaria a correr por el parque. Tenía 52 años.
Adolfo Federico de Suecia
Rey de Suecia desde 1751 hasta 1771, se dice que tenía un apetito voraz, y eso fue lo que le llevó a la tumba: su última cena se basó en langosta, caviar, chucrut, champán y un suculento postre de semla con leche. Repitió el postre 14 veces. No pudo acabar vivo la digestión.
Esquilo
Considerado como el primer representante de la tragedia griega, el dramaturgo Esquilo murió de una forma realmente curiosa, pero lo sorprendente es que se predijo: en una ocasión una adivina le vaticinó morir al caerse una casa sobre su cabeza. Tiempo después un quebrantahuesos que volaba sobre él dejó caer una tortuga sobre su cabeza, matándolo en el acto.
Alex Mitchell
En 1975 el albañil inglés Alex Mitchell falleció como deberíamos hacerlo todos: riendo. Desgraciadamente para él, mientras veía un episodio de su comedia televisiva favorita, le entró un ataque de risa que duró más de 25 minutos, después cayó fulminado debido a un ataque al corazón.
Tennessee Williams
Este escritor, conocido por sus obras como 'Un tranvía llamado deseo' o 'La gata sobre el tejado de zinc', tiene una muerte increíblemente curiosa, a la par que angustiosa. Tennessee Williams era adicto a los calmantes y al alcohol: al intentar abrir un frasco de calmantes con la boca, el tapón salió disparado hacia su garganta, asfixiándolo hasta la muerte.
Frank Hayes
En 1923, el jockey Frank Hayes falleció haciendo lo que más le gustaba: cabalgar sobre su caballo. Al parecer Hayes habría sufrido un ataque al corazón durante la carrera, pero permaneciendo sobre el caballo en todo momento. Aunque parezca mentira, Hayes nunca había ganado una carrera... salvo ésta. Frank Hayes tiene el honor de ser la primera y única persona en ganar una carrera de caballos estando muerto.
Hans Steininger
Este austriaco fue famoso en el siglo XVI por su larga barba, que según los que le conocieron y dejaron datos sobre su vida, llegó a medir más de 1,4 metros. Por desgracia su virtud se convirtió en su perdición: se produjo un terrible incendio en el que Hans corrió despavorido, pero se enredó los pies con su propia barba, cayendo y rompiéndose el cuello.
Papa Juan XII
Este Papa tiene una muerte tan irónica como la de Jim Fixx. Con una vida dedicada a servir a Dios, se dice que el 14 de mayo de 964, el papa Juan XII murió asesinado por un marido furioso al encontrar al pontífice yaciendo con su mujer. Hay otra variante de la historia que cuenta que quizás murió de una apoplejía mientras realizaba el acto.
Francis Bacon
El filósofo y escritor Francis Bacon murió de una forma que seguro que no se esperaba. Durante una gran tormenta de nieve, decidió investigar si el frío conservaría los alimentos, como por ejemplo, un pollo. Al salir a la calle a realizar el experimento, cogió una neumonía que lo mató en 1926.
Yooket Paen
La historia de la muerte de Yooket Paen es muy asquerosa. Esta tailandesa caminaba en 1991 por su granja, hasta que pisó una boñiga de cerdo, cayendo hacia atrás pero agarrándose a un cable para evitar un mal mayor. Sin saberlo, ese cable estaba electrificado. Tiempo más tarde, su hermana fue al mismo lugar, tropezando con las mismas heces y agarrándose en el mismo cable. Eso se llama mala suerte.
George Allen
Este entrenador de fútbol americano es de los más famosos de toda la Liga de Fútbol Profesional de América. Desgraciadamente, una de las celebraciones más famosas en este deporte fue también su perdición: al ganar un partido los jugadores le lanzaron un gran cubo con Gatorade sobre su cuerpo, lo que le produjo más adelante una terrible neumonía que acabó tiempo después con su vida.
Wan Hu
Este asiático se convirtió en el primer astronauta de la historia. En el siglo XVI, Wan Hu se dedicaba a servir como funcionario de la Dinastía Ming, y su obsesión por las estrellas era tal, que decidió atar 50 cohetes a una silla para que fuera lanzado al espacio. Tras la explosión producida, no se volvió a ver a Wan Hu ni a su silla nunca más.
Federico I Barbarroja
Apodado así por el color de su barba, este emperador del Imperio Sacro Romano Germánico, falleció buscando lo que más necesitaba antes de morir: agua. Tras ganar varias batallas contra los musulmanes, el pobre Federico murió en el río Saleph de Anatolia, al ahogarse. Se dice que su armadura pesaba tanto que no pudo salir a flote, aunque otros dicen que fue su caballo el que le tiró. Lo más plausible es que muriera al beber agua abundante de forma instantánea tras varias horas de deshidratación.

Jimm Fixx
Este americano inaugura la lista de muerte accidental estúpida, aunque debería ser bautizada como irónica. Fixx escribió un libro sobre deporte saludable, y promulgó la vida sana. Con toda la suerte del mundo y el dinero de los fans, Fixx mantuvo una vida sana llena de ejercicio... Hasta su muerte por un fulminante ataque al corazón: se produjo durante su salida diaria a correr por el parque. Tenía 52 años.

Adolfo Federico de Suecia
Rey de Suecia desde 1751 hasta 1771, se dice que tenía un apetito voraz, y eso fue lo que le llevó a la tumba: su última cena se basó en langosta, caviar, chucrut, champán y un suculento postre de semla con leche. Repitió el postre 14 veces. No pudo acabar vivo la digestión.

Esquilo
Considerado como el primer representante de la tragedia griega, el dramaturgo Esquilo murió de una forma realmente curiosa, pero lo sorprendente es que se predijo: en una ocasión una adivina le vaticinó morir al caerse una casa sobre su cabeza. Tiempo después un quebrantahuesos que volaba sobre él dejó caer una tortuga sobre su cabeza, matándolo en el acto.

Alex Mitchell
En 1975 el albañil inglés Alex Mitchell falleció como deberíamos hacerlo todos: riendo. Desgraciadamente para él, mientras veía un episodio de su comedia televisiva favorita, le entró un ataque de risa que duró más de 25 minutos, después cayó fulminado debido a un ataque al corazón.

Tennessee Williams
Este escritor, conocido por sus obras como 'Un tranvía llamado deseo' o 'La gata sobre el tejado de zinc', tiene una muerte increíblemente curiosa, a la par que angustiosa. Tennessee Williams era adicto a los calmantes y al alcohol: al intentar abrir un frasco de calmantes con la boca, el tapón salió disparado hacia su garganta, asfixiándolo hasta la muerte.

Frank Hayes
En 1923, el jockey Frank Hayes falleció haciendo lo que más le gustaba: cabalgar sobre su caballo. Al parecer Hayes habría sufrido un ataque al corazón durante la carrera, pero permaneciendo sobre el caballo en todo momento. Aunque parezca mentira, Hayes nunca había ganado una carrera... salvo ésta. Frank Hayes tiene el honor de ser la primera y única persona en ganar una carrera de caballos estando muerto.

Hans Steininger
Este austriaco fue famoso en el siglo XVI por su larga barba, que según los que le conocieron y dejaron datos sobre su vida, llegó a medir más de 1,4 metros. Por desgracia su virtud se convirtió en su perdición: se produjo un terrible incendio en el que Hans corrió despavorido, pero se enredó los pies con su propia barba, cayendo y rompiéndose el cuello.

Papa Juan XII
Este Papa tiene una muerte tan irónica como la de Jim Fixx. Con una vida dedicada a servir a Dios, se dice que el 14 de mayo de 964, el papa Juan XII murió asesinado por un marido furioso al encontrar al pontífice yaciendo con su mujer. Hay otra variante de la historia que cuenta que quizás murió de una apoplejía mientras realizaba el acto.

Francis Bacon
El filósofo y escritor Francis Bacon murió de una forma que seguro que no se esperaba. Durante una gran tormenta de nieve, decidió investigar si el frío conservaría los alimentos, como por ejemplo, un pollo. Al salir a la calle a realizar el experimento, cogió una neumonía que lo mató en 1926.

Yooket Paen
La historia de la muerte de Yooket Paen es muy asquerosa. Esta tailandesa caminaba en 1991 por su granja, hasta que pisó una boñiga de cerdo, cayendo hacia atrás pero agarrándose a un cable para evitar un mal mayor. Sin saberlo, ese cable estaba electrificado. Tiempo más tarde, su hermana fue al mismo lugar, tropezando con las mismas heces y agarrándose en el mismo cable. Eso se llama mala suerte.

George Allen
Este entrenador de fútbol americano es de los más famosos de toda la Liga de Fútbol Profesional de América. Desgraciadamente, una de las celebraciones más famosas en este deporte fue también su perdición: al ganar un partido los jugadores le lanzaron un gran cubo con Gatorade sobre su cuerpo, lo que le produjo más adelante una terrible neumonía que acabó tiempo después con su vida.

Wan Hu
Este asiático se convirtió en el primer astronauta de la historia. En el siglo XVI, Wan Hu se dedicaba a servir como funcionario de la Dinastía Ming, y su obsesión por las estrellas era tal, que decidió atar 50 cohetes a una silla para que fuera lanzado al espacio. Tras la explosión producida, no se volvió a ver a Wan Hu ni a su silla nunca más.

Federico I Barbarroja
Apodado así por el color de su barba, este emperador del Imperio Sacro Romano Germánico, falleció buscando lo que más necesitaba antes de morir: agua. Tras ganar varias batallas contra los musulmanes, el pobre Federico murió en el río Saleph de Anatolia, al ahogarse. Se dice que su armadura pesaba tanto que no pudo salir a flote, aunque otros dicen que fue su caballo el que le tiró. Lo más plausible es que muriera al beber agua abundante de forma instantánea tras varias horas de deshidratación.