James Van Praagh y John Edward aseguran que los muertos hablan y que ellos pueden escucharlos. En sus programas de televisión transmiten mensajes de ultratumba a los familiares de los difuntos.
La televisión lo ha intentado casi todo: enclaustrar personas en un estudio disfrazado de vivienda y registrar su intimidad con el ojo implacable de un detective privado, buscarle pareja a personas solitarias o lanzar jóvenes promesas artísticas a un estrellato fugaz o duradero. Ahora, también parece dispuesta a ir más lejos: mostrar lo invisible y hacer de eso un negocio redituable.
Para lograrlo, existen dos programas de televisión por cable que revelan cómo enfrentar el traumático tabú de la muerte desde una perspectiva que reafirma la esperanza en la posibilidad de una vida ultraterrena: éstos son Behind (Después de) y Crossing over with John Edward (Cruzando al más allá con John Edward).
En la esotérica señal Infinito, el programa Behind tiene por conductor al médium norteamericano James Van Praagh, quien se presenta como un enlace entre el mundo de los vivos y el de los espíritus.
De a ratos, ese hombre pequeño, de mirada intensa- al que una vidente le reveló su don a los 24 años puede, sin bolas de cristal ni conjuros mágicos, resultar hasta convincente.
El programa, que comenzó a emitirse en Estados Unidos en 2002, está estructurado en bloques fijos y tiene una duración de media hora. Al comienzo de cada emisión, Van Praagh realiza un par de lecturas sobre el público que asiste al show.
No señala a nadie en particular, sino que lanza una interrogación vaga: “¿Hay alguien que tenga un familiar que en vida haya sido médico?”, pregunta.
Una mujer se levanta del asiento y el médium, sin que ella diga una palabra, cierra los ojos un instante, frota sus manos y empieza su performance:
Le dice que el espíritu es su marido y que ella lo obligó a casarse porque la familia de él se oponía a la relación, que no le gustaba la tarta de atún que ella solía cocinarle y que su hermana vive abandonada y deprimida en un hotel y que debería comunicarse con ella y ayudarla. La mujer asiente ante cada frase y parece convencida sobre la veracidad del contacto. “Primero los siento y luego puedo visualizar las emociones y personalidades de los fallecidos”, explica Van Praagh.
En otro bloque recurrente del ciclo, el médium es consultado por personas cuyos seres queridos fueron asesinados y no se tienen pistas sobre la autoría del crimen. En estos casos, Van Praagh aporta datos nebulosos sobre cómo murieron las víctimas, pero jamás revela el nombre del victimario, ya sea porque no se contacta con ningún espíritu o por temor a represalias.
En la Argentina, el programa se emite de lunes a viernes a las 14.30, pero Van Praagh llega aquí con retraso: Behind se mantuvo en el aire hasta 2003, por lo que se tiene una visión desactualizada del médium, cuyo trabajo más reciente consistió en la escritura del guión de una miniserie llamada The dead will tell –basada en un hecho de su vida- que empezó a ser emitida a fines de 2004 por la cadena CBS.
Dado el carácter controversial de su oficio, a Van Praagh no le faltan encarnizados detractores que lo acusan de ser un fraude. Por ejemplo, Michael Shermer, editor y director de la revista Skeptic Magazine afirma que este hombre antes que hablar con los muertos echa mano a técnicas de lectura usadas por los mentalistas para obtener información de personas desconocidas a partir de las reacciones del consultante frente a un puñado de preguntas.
En verdad, el médium no es infalible y la refutación de Shermer tiene fundamento: a un hombre cuya mujer se quitó la vida de un disparo le dice que al contactar a su espíritu siente un fuerte estallido y le pregunta: “¿Murió durante el ataque a las Torres Gemelas?”. El hombre lo desmiente y Van Praagh prosigue lanzándole otras revelaciones para disipar el efecto del error.
Otro tramo del programa se basa en la presencia de invitados famosos que hacen valer el peso de la fama para enterarse, por ejemplo, si la persona que murió, y a cuyo funeral no pudieron acudir por las exigencias de su profesión, los ha perdonado. Siempre, son absueltos de culpa porque, como afirma James, en el mundo espiritual las entidades no juzgan sino que aplican la compasión.
Pero Van Praagh, no está solo. Lo acompaña una bella coconductora (sin poderes paranormales a la vista) llamada Lisa Canning, cuya función es entrevistar a las personas que participaron del contacto y corroborar la eficacia del médium. Todos, sin excepción, avalan la calidad de los dones del espiritista.
En honor a la verdad, Van Praagh ha tenido un predecesor en esto de llevar la vida después de la muerte a la pantalla de televisión. Desde 2000, John Edward, médium también nacido en EE. UU., contacta a los muertos y ayuda a los vivos a comunicarse fluidamente con quienes ya enfrentaron el último misterio.
Su aspecto físico es la antítesis del de Van Praagh: alto, bien parecido, dotado de una ironía que cae bien en el auditorio, su actitud suele oscilar entre formular preguntas que no se ajustan a nadie en particular (¿quién murió del corazón?, ¿quien tiene un familiar cuyo nombre empieza con M?) y aciertos bien específicos (por ejemplo, decirle a un hombre que su hermano murió en la Guerra de Vietnam).
Hace lecturas entre el público y también se sienta con invitados ignotos y les habla de sus relaciones afectivas con los que partieron y aspectos de la cotidianeidad compartida. También, utiliza el recurso de constatar la eficacia de su tarea con el testimonio de las personas involucradas.
Tanto Van Praagh como Edward son autores de best-sellers dedicados a la temática de la comunicación con los espíritus, realizan giras por todo el territorio de Estados Unidos, dictan seminarios y obtener una sesión individual con ellos demanda una espera mínima de tres años.
Mientras los escépticos se encolerizan por el éxito de estas propuestas esotéricas, Van Praagh se muestra indiferente al qué dirán y propone en 2005 un crucero para dilucidar el misterio del Triángulo de las Bermudas con tarifas que oscilan entre los 3.000 y los 9.000 dólares. Aunque su trabajo sea ponerle palabras a lo intangible, siempre cierra Behind con una paradoja: “Olviden lo que saben, crean en lo que ven”.
Atrapados con las manos en la masa(el truco)
Los escépticos aducen que ambos médium autoproclamados, John Edward y James Van Praagh, han sido atrapados con las manos en la masa usando técnicas de "lectura en caliente". La "lectura en caliente" involucra obtener información sobre una persona antes de hacer la predicción.
Si bien la mayoría de los escépticos está de acuerdo en que este tipo de técnicas probablemente no sean tan usadas ahora como lo usaron los espiritistas en el pasado, parece haber fuertes indicaciones de que tanto Edward como Van Praagh han intentado en ocasiones obtener información acerca de sus sujetos por adelantado.
En un artículo escrito para Skeptical Inquirer, Joe Nickell describe uno de estos episodios, que involucra a John Edward. El incidente ocurrió en un programa especial de Dateline. Durante una predicción grupal, Edward indicó que los espíritus le estaban diciendo que reconociera a alguien llamado Anthony.
El camarógrafo indicó a Edward que ese era su nombre. Edward aparentó estar sorprendido y preguntó: "¿No habías visto a tu papá antes de morir?". John Hockenberry, el periodista de Dateline, quedó impresionado inicialmente con esta revelación. El nombre del camarógrafo era Anthony y su padre había muerto. Hockenberry luego se enteró de lo que realmente había pasado.
Anteriormente ese día, Anthony "había sido el camarógrafo en otro filmación de Edward". Los dos hombres habían conversado y Edward se enteró de la muerte del padre de Anthony. Cuando fue confrontado por Hockenberry en una entrevista posterior, Edward lo reconoció de mala gana. Por supuesto, Edwars siguió sosteniendo que obtenía su información de los espíritus también. Pero, ¿hay alguien que puede culpar al escéptico por tener sospechas?
Michael Shermer relata un incidente similar, que involucra, en este caso, a James Van Praagh, y que ocurrió en el programa 20/20. Mientras descansaba durante un intervalo, Van Praagh preguntó a una joven:
"¿Falleció tu mamá?". La mujer sacudió su cabeza, pero dijo que había muerto su abuela. Lamentablemente para Van Praagh, las cámaras habían quedado prendidas por error durante el intervalo. ¡Todo el episodio quedó grabado!
Sin saber esto, Van Praagh se dirigió luego a la mujer durante su predicción y le dijo: "Quiero decirte que hay una mujer sentada detrás de ti. Me parece que es una abuela". Luego, al ser confrontado por Bill Ritter de 20/20 con la evidencia del video capturada durante el descanso, Van Praagh insistió:
"Yo no hago trampa. No tengo que probar... No hago trampa. No hago trampa. Vamos ..." Shermer concluye: "Es interesante. Nadie dijo nada acerca de hacer trampa. El caballero protesta demasiado".
El hecho de que tanto Edward como Van Praagh hayan sido atrapados usando información en sus predicciones que obtuvieron de antemano debería alertarnos en cuanto a la posibilidad de que estos hombres no sean realmente lo que dicen ser.
Igualmente, si queremos ser justos, debemos al menos admitir la posibilidad de que estos hombres no sólo tenían información por adelantado sobre sus sujetos, sino que también recibieron este tipo de información más adelante mediante una revelación espiritista.
La Biblia dice que los mensajes de los muertos humanos son sumamente infrecuentes. Por lo tanto, es improbable que Edward y Van Praagh reciban este tipo de mensajes todo el tiempo. Por supuesto, podría ser que Edward y Van Praagh no están comunicándose con espíritus. Pero si en ocasiones lo están haciendo, temo que sea probablemente con espíritus demoníacos, y no espíritus de humanos fallecidos
Fuente: http://www.bolinfodecarlos.com.ar/hablando_con_muertos.htm
La televisión lo ha intentado casi todo: enclaustrar personas en un estudio disfrazado de vivienda y registrar su intimidad con el ojo implacable de un detective privado, buscarle pareja a personas solitarias o lanzar jóvenes promesas artísticas a un estrellato fugaz o duradero. Ahora, también parece dispuesta a ir más lejos: mostrar lo invisible y hacer de eso un negocio redituable.
Para lograrlo, existen dos programas de televisión por cable que revelan cómo enfrentar el traumático tabú de la muerte desde una perspectiva que reafirma la esperanza en la posibilidad de una vida ultraterrena: éstos son Behind (Después de) y Crossing over with John Edward (Cruzando al más allá con John Edward).
En la esotérica señal Infinito, el programa Behind tiene por conductor al médium norteamericano James Van Praagh, quien se presenta como un enlace entre el mundo de los vivos y el de los espíritus.
De a ratos, ese hombre pequeño, de mirada intensa- al que una vidente le reveló su don a los 24 años puede, sin bolas de cristal ni conjuros mágicos, resultar hasta convincente.
El programa, que comenzó a emitirse en Estados Unidos en 2002, está estructurado en bloques fijos y tiene una duración de media hora. Al comienzo de cada emisión, Van Praagh realiza un par de lecturas sobre el público que asiste al show.
No señala a nadie en particular, sino que lanza una interrogación vaga: “¿Hay alguien que tenga un familiar que en vida haya sido médico?”, pregunta.
Una mujer se levanta del asiento y el médium, sin que ella diga una palabra, cierra los ojos un instante, frota sus manos y empieza su performance:
Le dice que el espíritu es su marido y que ella lo obligó a casarse porque la familia de él se oponía a la relación, que no le gustaba la tarta de atún que ella solía cocinarle y que su hermana vive abandonada y deprimida en un hotel y que debería comunicarse con ella y ayudarla. La mujer asiente ante cada frase y parece convencida sobre la veracidad del contacto. “Primero los siento y luego puedo visualizar las emociones y personalidades de los fallecidos”, explica Van Praagh.
En otro bloque recurrente del ciclo, el médium es consultado por personas cuyos seres queridos fueron asesinados y no se tienen pistas sobre la autoría del crimen. En estos casos, Van Praagh aporta datos nebulosos sobre cómo murieron las víctimas, pero jamás revela el nombre del victimario, ya sea porque no se contacta con ningún espíritu o por temor a represalias.
En la Argentina, el programa se emite de lunes a viernes a las 14.30, pero Van Praagh llega aquí con retraso: Behind se mantuvo en el aire hasta 2003, por lo que se tiene una visión desactualizada del médium, cuyo trabajo más reciente consistió en la escritura del guión de una miniserie llamada The dead will tell –basada en un hecho de su vida- que empezó a ser emitida a fines de 2004 por la cadena CBS.
Dado el carácter controversial de su oficio, a Van Praagh no le faltan encarnizados detractores que lo acusan de ser un fraude. Por ejemplo, Michael Shermer, editor y director de la revista Skeptic Magazine afirma que este hombre antes que hablar con los muertos echa mano a técnicas de lectura usadas por los mentalistas para obtener información de personas desconocidas a partir de las reacciones del consultante frente a un puñado de preguntas.
En verdad, el médium no es infalible y la refutación de Shermer tiene fundamento: a un hombre cuya mujer se quitó la vida de un disparo le dice que al contactar a su espíritu siente un fuerte estallido y le pregunta: “¿Murió durante el ataque a las Torres Gemelas?”. El hombre lo desmiente y Van Praagh prosigue lanzándole otras revelaciones para disipar el efecto del error.
Otro tramo del programa se basa en la presencia de invitados famosos que hacen valer el peso de la fama para enterarse, por ejemplo, si la persona que murió, y a cuyo funeral no pudieron acudir por las exigencias de su profesión, los ha perdonado. Siempre, son absueltos de culpa porque, como afirma James, en el mundo espiritual las entidades no juzgan sino que aplican la compasión.
Pero Van Praagh, no está solo. Lo acompaña una bella coconductora (sin poderes paranormales a la vista) llamada Lisa Canning, cuya función es entrevistar a las personas que participaron del contacto y corroborar la eficacia del médium. Todos, sin excepción, avalan la calidad de los dones del espiritista.

En honor a la verdad, Van Praagh ha tenido un predecesor en esto de llevar la vida después de la muerte a la pantalla de televisión. Desde 2000, John Edward, médium también nacido en EE. UU., contacta a los muertos y ayuda a los vivos a comunicarse fluidamente con quienes ya enfrentaron el último misterio.
Su aspecto físico es la antítesis del de Van Praagh: alto, bien parecido, dotado de una ironía que cae bien en el auditorio, su actitud suele oscilar entre formular preguntas que no se ajustan a nadie en particular (¿quién murió del corazón?, ¿quien tiene un familiar cuyo nombre empieza con M?) y aciertos bien específicos (por ejemplo, decirle a un hombre que su hermano murió en la Guerra de Vietnam).
Hace lecturas entre el público y también se sienta con invitados ignotos y les habla de sus relaciones afectivas con los que partieron y aspectos de la cotidianeidad compartida. También, utiliza el recurso de constatar la eficacia de su tarea con el testimonio de las personas involucradas.
Tanto Van Praagh como Edward son autores de best-sellers dedicados a la temática de la comunicación con los espíritus, realizan giras por todo el territorio de Estados Unidos, dictan seminarios y obtener una sesión individual con ellos demanda una espera mínima de tres años.
Mientras los escépticos se encolerizan por el éxito de estas propuestas esotéricas, Van Praagh se muestra indiferente al qué dirán y propone en 2005 un crucero para dilucidar el misterio del Triángulo de las Bermudas con tarifas que oscilan entre los 3.000 y los 9.000 dólares. Aunque su trabajo sea ponerle palabras a lo intangible, siempre cierra Behind con una paradoja: “Olviden lo que saben, crean en lo que ven”.

Atrapados con las manos en la masa(el truco)
Los escépticos aducen que ambos médium autoproclamados, John Edward y James Van Praagh, han sido atrapados con las manos en la masa usando técnicas de "lectura en caliente". La "lectura en caliente" involucra obtener información sobre una persona antes de hacer la predicción.
Si bien la mayoría de los escépticos está de acuerdo en que este tipo de técnicas probablemente no sean tan usadas ahora como lo usaron los espiritistas en el pasado, parece haber fuertes indicaciones de que tanto Edward como Van Praagh han intentado en ocasiones obtener información acerca de sus sujetos por adelantado.
En un artículo escrito para Skeptical Inquirer, Joe Nickell describe uno de estos episodios, que involucra a John Edward. El incidente ocurrió en un programa especial de Dateline. Durante una predicción grupal, Edward indicó que los espíritus le estaban diciendo que reconociera a alguien llamado Anthony.
El camarógrafo indicó a Edward que ese era su nombre. Edward aparentó estar sorprendido y preguntó: "¿No habías visto a tu papá antes de morir?". John Hockenberry, el periodista de Dateline, quedó impresionado inicialmente con esta revelación. El nombre del camarógrafo era Anthony y su padre había muerto. Hockenberry luego se enteró de lo que realmente había pasado.
Anteriormente ese día, Anthony "había sido el camarógrafo en otro filmación de Edward". Los dos hombres habían conversado y Edward se enteró de la muerte del padre de Anthony. Cuando fue confrontado por Hockenberry en una entrevista posterior, Edward lo reconoció de mala gana. Por supuesto, Edwars siguió sosteniendo que obtenía su información de los espíritus también. Pero, ¿hay alguien que puede culpar al escéptico por tener sospechas?
Michael Shermer relata un incidente similar, que involucra, en este caso, a James Van Praagh, y que ocurrió en el programa 20/20. Mientras descansaba durante un intervalo, Van Praagh preguntó a una joven:
"¿Falleció tu mamá?". La mujer sacudió su cabeza, pero dijo que había muerto su abuela. Lamentablemente para Van Praagh, las cámaras habían quedado prendidas por error durante el intervalo. ¡Todo el episodio quedó grabado!
Sin saber esto, Van Praagh se dirigió luego a la mujer durante su predicción y le dijo: "Quiero decirte que hay una mujer sentada detrás de ti. Me parece que es una abuela". Luego, al ser confrontado por Bill Ritter de 20/20 con la evidencia del video capturada durante el descanso, Van Praagh insistió:
"Yo no hago trampa. No tengo que probar... No hago trampa. No hago trampa. Vamos ..." Shermer concluye: "Es interesante. Nadie dijo nada acerca de hacer trampa. El caballero protesta demasiado".
El hecho de que tanto Edward como Van Praagh hayan sido atrapados usando información en sus predicciones que obtuvieron de antemano debería alertarnos en cuanto a la posibilidad de que estos hombres no sean realmente lo que dicen ser.
Igualmente, si queremos ser justos, debemos al menos admitir la posibilidad de que estos hombres no sólo tenían información por adelantado sobre sus sujetos, sino que también recibieron este tipo de información más adelante mediante una revelación espiritista.
La Biblia dice que los mensajes de los muertos humanos son sumamente infrecuentes. Por lo tanto, es improbable que Edward y Van Praagh reciban este tipo de mensajes todo el tiempo. Por supuesto, podría ser que Edward y Van Praagh no están comunicándose con espíritus. Pero si en ocasiones lo están haciendo, temo que sea probablemente con espíritus demoníacos, y no espíritus de humanos fallecidos
Fuente: http://www.bolinfodecarlos.com.ar/hablando_con_muertos.htm