
Seguramente habra gente que me diga "te falto esta", pero este top no es para pelis malas de culto, no es "son tan malas que estan buenas", estamos en el nivel “tumores cancerígenos del cine”, películas que no tienen razón de ser y cuya sola existencia representa un agujero negro en la cultura popular. El infierno del cine, a sólo unos píxeles de distancia… ¿estás preparado?
Top Dog (1995, Aaron Norris)

Cuando ningún actor del mundo quiere compartir cartel con vos, ¿qué hacés? ¿te retirás del cine como deberías? ¡Ni ahí! Te compras un perro y lo obligás a que actúe o no le das de comer, como hizo Chuck Norris con esta bazofia, su última película estrenada en cines. Durante varios minutos de su metraje, “Top Dog” es un bodrio más de Chuck, una película mediocre de acción dirigida con la nula emoción de su serie de tele “Walker Texas Ranger”. Y lo peor es que el perro no es el adorable pitbull de “Socios y Sabuesos” (olvidada maravilla de Tom Hanks) sino un mestizo callejero que no puede ni levantar la patita.
El Fin de los Tiempos (2008, M. Night Shyamalan)

No hay director que enfurezca más a sus seguidores que Shyamalan. Amamos “Sexto Sentido” y “El Protegido”, tanto que bancamos “Señales”, “La Aldea” y hasta “La Dama del Lago”... pero todo tiene un límite, y llegó con esta atroz película de suspenso/terror/la nada que empieza con 10 grandes minutos (una ola de suicidios filmada con estilo estremecedor) y que se convierte en un largo, larguísimo paseo de Mark Wahlberg y Zooey Deschanel de un monstruo que no se ve, no se oye, ni se huele - y que revela, en uno de los peores finales de la historia del cine, que el asesino silencioso no es otro que la flora del planeta, indignada por nuestra poca responsabilidad ecológica.
Tiburón: La Venganza (1987, Joseph Sargent)

¿Cómo pudo una de las mejores películas de la historia tener tan malas secuelas? “Tiburón 2” es innecesaria, “Tiburón 3” (¡perdón! “Tiburón 3-D”) convirtió el terror en puro kitsch, y esta cuarta película rompe todas las barreras de la credibilidad. Para empezar, comienza con el funeral de Martin Brody, que ha muerto de un ataque al corazón por su fobia a los tiburones. Hm. Minutos después, Sean, el hijo de Martin muere en un ataque… porque el tiburón se está VENGANDO de los Brody. Eso ya es bastante ridículo, pero lo peor de todo es el final, en el que ALGO se mueve, ALGO explota, pero nadie sabe qué, porque no se entiende nada lo que ocurre en pantalla - algo aceptable en una de ninjas, difícilmente tolerable en una producción millonaria de Hollywood.
Santa Claus: The Movie (1985, Jeannot Szwarc)

En los ‘80, todo estaba en venta en Estados Unidos, y de cualquier cosa se podía hacer una franquicia exitosa… ¿por qué no del entrañable mito de Papá Noel? Esta pésima, excesiva, carísima aventura agarra la simple historia de San Nicolás y la convierte en una ruidosa película de acción, puros efectos de neón y cartón pintado, que “explica” cada uno de los mitos navideños con la lógica de un cansado guionista hollywoodense. Cine mata-magia, tan rompecorazones para un niño como descubrir cómo se hacen las salchichas.
Glen or Glenda (1953, Ed Wood)

Sí, “Plan 9 del Espacio Exterior” es más conocida, pero esta película de Ed Wood, anterior a ese fiasco de ciencia ficción, es aún peor. Wood, como nos explicaron con afecto Tim Burton y Johnny Depp hace décadas, amaba vestirse de mujer pero (insistía) NO era gay, y esta película es a la vez un docudrama informativo, una fantasía erótica, y una plegaria en pos la aceptación social de esta extraña predilección. Ninguno de esos tonos funciona bien, y la película es como una pesadilla de la que no te podés despertar, alternada con apariciones especiales del legendario Bela Lugosi lanzando desencajados monólogos. Una experiencia que no se parece a nada.
Birdemic: Shock and Terror (2010, James Nguyen)

¿Se puede hacer una película por 10.000 dólares? Técnicamente, sí. En la práctica, lo más probable es que te quede como Birdemic, un “drama romántico de terror y suspenso” inspirado/afanado del clásico de Hitchcock “Los Pájaros”. Birdemic cuenta la historia de amor de dos personas, o al menos dos maniquíes que simulan ser humanos, y que luego de 40 insoportables minutos de romance sufren el ataque de una bandada de pájaros… diría 3D, pero en realidad son 2D. Casi como si pegaras el sticker de un pájaro a tu pantalla y dijeras “¡cuidado Marcelo cuidado!” cuando ves Showmatch.
Glitter (2001, Vondie Curtis Hall)

Mariah Carey tiene un problemita de celos, y desde el día en que se estrenó “El Guardaespaldas” prometió que alguna vez iba a hacer una película tan exitosa como la de la finada Whitney. “Glitter” es 100 veces más ambiciosa que aquel correcto thriller de 1993, pero 1000 veces más ridícula, una biografía pop que huele a falsedad y que tiene a Mariah, que no sabe actuar ni parece interesarle simular que lo hace, en el centro de cada escena. Como ver el Hindenburg estallar en cámara lenta
Bionic Ninja (1985, Godfrey Ho)

No podía faltar en este top una de Godfrey Ho, el genio del VHS de Hong Kong que agarraba películas horrendas de su país de origen, les sumaba escenas aún más feas grabadas con actores norteamericanos en Filipinas, y las lanzaba al mercado con nombres inexplicables. “Bionic Ninja”, por ejemplo, no tiene personajes biónicos. Ni tampoco tiene TANTOS ninjas.
Lo que sí tiene son largas charlas en livings asiáticos dobladas por quién sabe quién, algunas escenas de desnudos musicalizadas por éxitos de la música disco libanesa, y machetes de cartón pintado. El ninja púrpura y el ninja ocre al menos tenían algo de melodrama. “Bionic Ninja” es como una peli de 90 minutos armada de los primeros 10 minutos de 9 pelis pésimas.
Pinocho (2002, Benigni)

Hagamos un experimento mental: si vos ganaras un par de Oscars por tu mediocre pero inexplicablemente admirada comedia ambientada en el Holocausto ¿qué harías después? ¿retirarte del cine y nunca más mostrar la cara, como se debe? ¿financiar pequeñas comedias humanistas como las que hacías antes de “La Vida es Bella”? ¿o invertir todos los millones del planeta en una versión que nadie quiere ver de “Pinocho”? Roberto Benigni eligió la última, interpretando a los 49 años al adorable niño de madera. Demasiado deprimente como para comentarla.
Samurai Cop (1991, Amir Shervan)

La época del VHS no sólo nos dio grandes películas de ninjas, sino también extraños engendros samuráis. Esta inexplicable película de acción, sin pies ni cabeza, ni principio, ni final, parece compuesta de todas las escenas sin sexo de una película porno. Los protagonistas son dos objetos de culto: el actor de “Maniac Cop” Robert Z’Dar y su hipnotizante quijada y Matt Hannon, un patova de Los Angeles que pasa la película entera con las pupilas dilatadas y la mandíbula apretada de un ávido consumidor de exóticas sustancias. Bajo presupuesto, altas ambiciones: el mejor de los combos.
Bloodrayne: El Tercer Reich (2011, Uwe Boll)

No podía faltar una del buen Uwe en la lista, uno de los primeros directores en adaptar videojuegos al cine, aprovechando una extraña ley alemana que le ahorraba millones en impuestos. Sus primeras pelis (“Alone in the Dark”, “Far Cry”) son malas, pero pronto Boll entendió que lo que pegaba era el kitsch, y logró películas… aún peores. Esta, por ejemplo, enfrenta a una cazadora de vampiros contra los nazis, en medio de los campos de concentración, logrando ser ofensiva aparte de impresentable ¿cómo se pueden dirigir 35 películas y nunca, pero nunca, aprender a narrar una secuencia de acción?
Epic Movie (2007, Friedberg y Seltzer)

El dúo de Friedberg y Seltzer es todo lo que está mal con las malas comedias. Sus “parodias” no tienen chistes, sino simples referencias a otra películas. F&S creen que con tener un gladiador que entre a escena y diga “¡soy Gladiador, soy Gladiador!” están satirizando con acidez a Ridley Scott, y cada una de sus películas es peor que la anterior, mezclándose en un pegote empalagoso de malos chistes.
Tan malas son, que es difícil saber CUÁL es peor. Han parodiado a “Crepúsculo”, “Los Juegos del Hambre”, “Taken”, y en esta se ríen de… de cualquier cosa, con tal de que haya recaudado más de 100 millones y puedan ponerla en la tapa del DVD. Acá aparecen Jack Sparrow, Borat, Superman, Willy Wonka, Harry Potter y hasta Snakes on a Plane. Pero las risas no aparecen. Hasta el elenco da la impresión de haberse rendido.
Un Buen Día (2010, Nicolás del Boca)

El cine argentino merece su top 10, quizás dedicado a la obra de Rodolfo Ledo (“Un Argentino en Nueva York”, “Papá se Volvió Loco”) o a la de Enrique Carreras… pero esas películas son malas porque son como comedias de televisión llevadas a la pantalla. Malas sin imaginación. Malas sin ganas. “Un Buen Día” apunta a las estrellas. Es SIDERALMENTE mala.
Esta es una historia de amor de (casualmente) un argentino en Nueva York, que camina por las calles de la ciudad en estado catatónico, conversando con otra argentina, en frases que parecen sacadas del Instagram de una quinceañera. A esto se le suma un ritmo soporífero y actuaciones dignas de una clase de primer año de teatro, todas susurradas, acentuadas, declamadas. Lucila Solá (la novia argentina de Al Pacino) es malísima, pero el “loco lindo” Anibal Silveyra es como un taladro en el alma. La peli es un poco demasiado pesada, pero el tráiler comprime TANTA troncada, que es un objeto de culto en sí mismo.
Batalla Final: La Tierra (2000, Roger Christian)

John Travolta es miembro de una terrorífica secta llamada “Cienciología” que hoy parece estar en sus últimos años, pero durante las últimas décadas ejerció enorme poder sobre Hollywood. La secta fue fundada en los ‘60s por el autor de ciencia ficción L. Ron Hubbard, y sus preceptos son demasiado delirantes, aún para este top - aunque estás invitado a ver el genial documental “Going Clear” y descubrir esta seudo religión por tu cuenta.
Cuando estaba en el pico post-Pulp Fiction de su recuperada fama, Travolta consiguió unos 80 millones de dólares para adaptar al cine una de las mediocres novelas de ciencia ficción de Hubbard, que incluye muchos de los preceptos de su obra. La novela narra la guerra de los humanos y una raza alienígena llamada los “Psychlos”, en un planeta que parece estar cubierto de barro y baba. Confusa, caótica, y dirigida por un tipo que amaba poner la cámara en ángulo, es tan mala como su reputación lo indica.
Manos: The Hands of Fate (1966, Harold P. Warren)

El programa de TV de culto Mystery Science Theater 3000 (que regresará el año que viene en Netflix) ponía a un astronauta y un grupo de robots a ver pésimas películas terrícolas tirando comentarios chistines desde la primera fila de un cine. El ciclo rescató varios bodrios, pero ninguno se le acerca a la suprema “Manos”, una verdadera película independiente, un delirio de brujería y cultos paganos creado por una figura legendaria.
Harold P. Warren era un vendedor de fertilizante de Texas que nunca había hecho una película y no se molestó en aprender cómo se hacían antes de empezar a filmar Manos, que no sólo está entre lo peor de todos los tiempos sino entre lo más aburrido, gracias a su música que estiiiiiira cada nota, las actuaciones rivotrilizadas de su elenco y una serie de escenas que parecen sumadas cuando se dio cuenta que la película dura poco más de una hora (que se sienten como 16).
Atlas Shrugged (2011-2014, tres directores)

“La Rebelión de Atlas” es el libro base de la filosofía llamada objetivista de la controvertida pensadora rusoamericana Ayn Rand. El libro, de unas 15.600 páginas, es una larga metáfora sobre la libre empresa y el estado, y quién sabe qué más. La novela ya es bastante repugnante, pero los fans de la filosofía “ley de la selva” de Rand han soñado durante 50 años con llevarla al cine… y en 2011 lo lograron ¡Y cómo!
La primera parte es mala, nomás. Ni siquiera merece estar en este ranking. Pero a pesar de que la crítica la destruyó y el “mercado libre” del que tanto habla Rand dejó claro que NO quería seguir viendo la trilogía, los productores la continuaron. Pero perdieron al director. Y a la protagonista. Y al 90% del elenco. Estrenaron la segunda, que es una parodia de sí misma, y les fue aún peor… ¿entonces abandonaron y decidieron dedicarse a algo más productivo? ¡NO!
A pesar de que habían perdido toda la plata con la segunda, hicieron un Kickstarter (¡comunismo!) para financiar una tercera, con TODO un elenco nuevo y un director que solamente había dirigido un capítulo de la serie “Nash Bridges” en 1996. Ahora tienen una trilogía que no pega ni con cola, que no recaudó ni un tercio de lo que se invirtió en ella, y que no es respetada ni por los megafans de la filósofa.
Mi Amigo Mac (Stewart Raffill, 1988)

No está del todo mal copiar una película exitosa, con tal de que lo hagas más o menos bien. Esta monstruosidad del averno fotocopia el guión de E.T. con un presupuesto nulo, al parecer compuesto exclusivamente de la inversión de distintas marcas: Coca Cola, Skittles, y especialmente McDonald’s que hasta bautiza al extraterrestre del título.
Toda la película es malísima, con el nivel de producción de un capítulo de “Full House” y un alien nivel Monguito, pero lo que la eleva hasta el codiciado tercer puesto es una escena en especial, en la que un nene en silla de ruedas (que no parece tener doble de riesgo y que mueve las piernas TODO EL TIEMPO) se tira por un acantilado, sólo para ser salvado por nuestro alien de buen corazón. Mirala. Creela.
The Room (2003, Tommy Wiseau)

A veces una película mala es rescatada por los fanáticos del kitsch y convertida en objeto de culto, un proceso que nos permite verlas de otra perspectiva y que nos resulten simpáticas, tanto que solemos descubrir que la peli, al final, no era taaaan mala. Pero “The Room” es así de mala. Y peor también.
“The Room” es un drama de pareja urbano. Imaginate una película independiente con Julianne Moore, William Macy… y un vampiro. Un señor de dos metros, de pelo grasoso, acento… ¿húngaro? que hace de un exitoso yuppie norteamericano. Sin ningún tipo de explicación.
Tommy Wiseau no es sólo el peor actor, director y guionista de la historia, sino que financió toda la película de su bolsillo, y por lo tanto, los mediocres compañeros de su clase de teatro que cubren los demás puestos deben simular que el protagonista de la peli es un ser humano. Hay que verla para creerla. Y otra vez más por las dudas. Y una tercera, cuarta, y quinta bajo los efectos de sustancias intoxicantes.
United Passions (2014, Frédéric Auburtin)

Como todo ser humano sensato, nunca había visto esta película, pero un amigo futbolero me dijo que TENÍA que verla antes de empezar este top. Que nunca hubo ni habrá una película peor, no sólo por su nulo valor cinematográfico sino las casi cómicas circunstancias de su estreno.
“United Passions” es nada más y nada menos que la historia de la FIFA, financiada con 30 millones de dólares… de la FIFA. Por supuesto, es una historia ridículamente sesgada, que presenta a Rimet, Havelange y (especialmente) Blatter como héroes modernos, hombres de negocios que llevaron el fútbol a los países más pobres y que hasta contribuyeron con la independencia de países africanos. Así de caraduras. Lo peor de todo es que la peli se estrenó en medio del escándalo que tumbó a Blatter, exponiendo al filme como un engaño absoluto al público.
¿Y si fuera una historia de ficción? ¿Si el escándalo nunca hubiera sido descubierto? No, también sería de las peores de la historia, una biografía mal narrada, actuada sin ganas, y filmada con todo el estilo de un video de entrenamiento corporativo de una empresa de seguros.
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EN LA PARTE DOS IRAN PELIS COMO BATMAN Y ROBIN (LA DEL TRAJE CON TETILLAS)
O "EL PEDAZO DE MIERDA VIVIENTE"
ETC

FUENTE
http://malditosnerds.com/notas/id/11580/Las-20-Peores-Pelculas-de-la-Historia