A veces me pasa que estoy de lo mejor con mi esposa nipona, cuando de la nada saca un problema y me lo deja encima, como me deja el desayuno por las mañanas. Con sutileza, con encanto, siempre mostrando algo, una pierna, un seno, una sonrisa. Siempre. Te dejan ese problema y desaparecen.
Típico que el problema son tus hijos, envueltos en alguna cosa estúpida que no tiene importancia. Entonces, te enteras que Manuel Kazuki no está yendo a clases, desde el mes pasado. Ese gran hijo de puta se está acostando con mi hermana. El vecino, no mi hijo. Hijo de puta. Y llamas a tu hijo para que te explique la situación, pensando en cuál sería el castigo mas justo para aquella acción. Entonces eliges el cinturón, una extensión más veloz y dolorosa que tu propia palma. Y cuando entra, ves que tu hijo esta muriendo por una peste que le carcome todo el cuerpo y te das cuenta que nadie se había percatado de su estado, ni la madre que pasa todo el día en la casa ni yo, que estoy la mayor parte del tiempo, en el trabajo, produciendo.
Entonces entiendes que las mujeres viven en un universo desconocido, irreal y lleno de fantasía. Un universo que es imposible transitar. Un universo que se rige por reglas completamente absurdas, pero que de una u otra forma a veces son más eficaces que las nuestras, y es allí cuando las humillamos mostrando una hermosa mujer latina con un fisico brillante, jugoso, perfecto. Y le dices, éstas son las mujeres que a mi me gustan, mujeres dispuestas a todo. Y mientras piensas eso, sientes como el vecino se coge a tu hermana y sientes a tu hermana llorar y luego a gritar... esperen, voy ver que mierda pasa.

Típico que el problema son tus hijos, envueltos en alguna cosa estúpida que no tiene importancia. Entonces, te enteras que Manuel Kazuki no está yendo a clases, desde el mes pasado. Ese gran hijo de puta se está acostando con mi hermana. El vecino, no mi hijo. Hijo de puta. Y llamas a tu hijo para que te explique la situación, pensando en cuál sería el castigo mas justo para aquella acción. Entonces eliges el cinturón, una extensión más veloz y dolorosa que tu propia palma. Y cuando entra, ves que tu hijo esta muriendo por una peste que le carcome todo el cuerpo y te das cuenta que nadie se había percatado de su estado, ni la madre que pasa todo el día en la casa ni yo, que estoy la mayor parte del tiempo, en el trabajo, produciendo.
Entonces entiendes que las mujeres viven en un universo desconocido, irreal y lleno de fantasía. Un universo que es imposible transitar. Un universo que se rige por reglas completamente absurdas, pero que de una u otra forma a veces son más eficaces que las nuestras, y es allí cuando las humillamos mostrando una hermosa mujer latina con un fisico brillante, jugoso, perfecto. Y le dices, éstas son las mujeres que a mi me gustan, mujeres dispuestas a todo. Y mientras piensas eso, sientes como el vecino se coge a tu hermana y sientes a tu hermana llorar y luego a gritar... esperen, voy ver que mierda pasa.


