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Canción de sábado a la noche para ambientar:

link: https://www.youtube.com/watch?v=sICR7D0GDEI


Todo empezó un viernes a la noche, escuchaba Justin Bieber al mango para motivarme, para sentirme rudo, ganador, el ídolo


De repente, me suena el teléfono, me invita un amigo a ir a un boliche, le digo que estoy ocupado, estoy con una amiga en su casa, que me vuelva a llamar en media hora. En realidad, me puse a ver un capítulo de Detective Conan mientras comía pizza acostado, pero quería dar la impresión de que me había levantado una mina.


Me llama de nuevo, le digo que me corto el pelo, me baño y paso por su casa para hacer la previa. Me corto el pelo como el rey de la facha y la cultura

Me baño, bueno, lo pienso bien, y decido quedarme con el sudor de una semana sin bañarme, me deja un brillo que resalta mis facciones e ilumina el boliche. Eso sí, me lleno de perfume.

Llego a lo de mi amigo, tomamos unas birras, y salimos en el bondi. Se sube una mina de 20 años, y pregunta si hay un caballero para darle el asiento. Le digo, quedate pilla, putita, tu género no te merece un asiento. Respetá las normas de convivencia para que todos los pasajeros tengamos un viaje tranquilo. Ella me escupe en la cara, así que toco el timbre, el chofer abre, me agarro del pasamanos y le pego una patada que la tira del bondi al grito de "Esto es Esparta, puta!"


Al llegar al boliche, el patova nos hace entrar ahorrándonos la cola de envidiosos que nos puteaban mientras entrábamos triunfantes, de una, con lentes de sol y magníficos jopos.


La noche transcurre, veo una lincesa espectacular, me acerco, le hablo del Comandante, la tengo ganada, le iba a decir que era un Roberto, y que iba al boliche por los bitcoins, pero me acordé que estábamos en la vida real. En su mirada noté que le encantó cómo iba vestido, traje negro ceñido, camisa blanca con dos botones abiertos, zapatos italianos lustrados y jogging.


De repente, no sé por qué, estalla en risa, en mi cara, y se va jocosa de mi vista, capaz es porque todavía no tengo un top post. Me deprimí, me acerqué a la barra, le pedí un martini con una pitusa en el borde de la copa. Estaba violento, empecé a acusar a todos de reposteros, el barman me quería denunciar. Le pido otro trago


Cuando voy a agarrar el vaso, siento un brillo que me enceguece, cuando recompongo mi visión veo números, veo agujas. Lo comprendí, era un Rolex de oro. Una mano toma con fuerza la mía, escucho entre la música una voz.... ¡Detente, hijo de perra, de pie porque Ricky te ama! Era él... el Comandante se me apareció a rescatarme, a guiar mis pasos


Entre llanto, y tartamudeo, logro decirle que fracasé en mi conquista. Él me dio una cachetada, mandó a buscar la botella más cara de Champagne, nos servimos. Me dice que intente de nuevo, que esa perra no me merecía. Su frase más fuerte fue: NO TE DES POR BASTADO NI AÚN BASTADO, CHICO. Pero no estoy listo, Comandante, le digo con lágrimas. Él me dice que si fuera así, no hubiera aparecido, se despide en su Rolls Royce que se adentra en el firmamento. Saluda desde lo alto y me guiña el ojo


Motivado y conmovido, me acerco a otra lincesa, le saco el trago de las manos y lo reviento contra el piso, le como la boca frente a todo el boliche. Finalmente me retiro sin una sola palabra pronunciada. Ella corre detrás mío, me persigue mientras salgo del local bailable. Ya se imaginarán cómo terminó la noche. Nos acercamos después del acto al balcón, vemos las estrellas. Yo sé que una de ellas es un Rólex dorado...