
El "Síndrome de la cabeza que estalla" es una rara condición clínica que generalmente se evidencia durante la noche. Fue descrito en el año 1920 por Armstrong-Jones como "un chasquido en el cerebro"; no obstante, el término fue acuñado mucho más tarde, en el año 1989, cuando Pearce describió 50 casos clínicos que presentaban este desorden. Las personas aquejadas usualmente sobrepasan los 50 años y es más frecuente entre las mujeres.
Las personas generalmente se quejan de percibir un súbito ruido explosivo en sus cabezas (una sensación totalmente diferente del dolor de cabeza o la migraña). Esta explosión suele ocurrir cuando las personas están a punto de dormirse, produciéndoles un brusco despertar de la somnolencia. La sensación puede permanecer durante unos segundos y solo desaparece en su totalidad cuando la persona ha pasado completamente al estado vigil. En algunos casos puede suceder solo una vez durante la noche mientras que otras ocasiones se vivencian varios episodios a lo largo del sueño (se han reportado un máximo de siete interrupciones sonoras).
Los ruidos han sido descritos como: "un fortísimo bang", "un disparo de pistola", "una bomba" o "una gran explosión". El 10% de las personas aquejadas también han reportado la existencia simultánea de una luz que flashea.
A continuación les presento dos casos muy interesantes que fueron atendidos en el Departamento de Neurología del Instituto Médico de Vivekananda, en Calcuta.
Caso 1. Hombre de 48 años. En los meses anteriores a la consulta este señor había sufrido "ataques" y una sensación muy particular cuando iba a dormir: sentía en su cabeza el ruido de una bomba al estallar. La "explosión" lo despertaba y desaparecía completamente en el momento en el cual adquiría plena consciencia.
Debe aclararse que este hombre no presentaba dolores de cabeza, nauseas, vómitos o ningún otro tipo de sensaciones visuales anómalas anteriores al problema. En los tres meses precedentes a la consulta la frecuencia de estos episodios había aumentado; incluso tenían lugar durante el día. Durante la noche, el episodio se manifestaba solo una vez y después podía conciliar el sueño.
Los exámenes físicos y neurológicos no presentaron nada anormal. Se le prescribió 10 mg diarios de flunarazine y después de seis meses el cuadro clínico comenzó a remitir hasta tal punto que la "explosión" solo se presentó en dos ocasiones más.
Caso 2. Hombre de 65 años. En esta ocasión el paciente si presentaba un historial clínico anterior de migraña desde los 15 años. En los cuatro meses que antecedieron a la consulta, cada 2 o 3 semanas el hombre antes de ir a dormir (generalmente durante el día) escuchaba el sonido de una bomba al estallar. Este sonido usualmente se acompañaba de la elevación de su brazo derecho. Posteriormente podía dormir sin ninguna dificultad.
Al igual que en el caso anterior, los exámenes físicos y neurológicos no presentaron nada anormal.
Se le prescribió 10 mg diarios de flunarazine y después de cuatro meses el cuadro clínico había desaparecido totalmente.
Probablemente está de más acotar que las personas se sienten altamente impresionadas y experimentan un gran miedo al desconocer el origen de la explosión que perciben como muy vívida. Usualmente estos episodios están acompañados por palpitaciones y sudoraciones; aunque de seguro estas se encuentran más relacionadas con una respuesta fisiológica al miedo que experimenta la persona y no es una manifestación somática del síndrome.
Las causas de este extraño padecimiento permanecen en el más absoluto misterio. Los especialistas que atendieron estos casos (coincidiendo con otras opiniones médicas) hipotetizan que puede deberse a la reducción de la actividad en determinadas áreas de la Formación Reticular (una de sus funciones es regular los estados de sueño-vigilia). Cuando la persona va avanzando en el calendario, la estabilidad de los ciclos entre el sueño NoRem y el sueño REM comienza a afectarse, hasta el punto que los períodos de sueño delta se reducen como máximo al 5%. Algunos especialistas consideran que podría estar relacionado con el mioclonus nocturno (movimientos y contracciones de las piernas).
Aunque como puede observarse, la explicación es muy parca por lo cual serán necesarios estudios verdaderamente profundos.
