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*Sacada del asombroso libro de Richard Matheson: "Tercero a partir del sol"

Continuación...



11 de julio de 1951

¡Oh, querido Toddbaker!
¡Piensa! Qué felicidad está. Conseguí una nave espacial. Puedo ir ahora enseguida mañana. Qué suerte. Prepara tus cosas, querido. Voy para traerte con yo. Estoy llena de alegría. Por favor, date prisa.
Con todo,

LOOLIE




¡LOOLIE!
¡No! No puedes hacerme eso. Soy terrícola y quiero seguir siéndolo. Quédate donde estás. No iré a ninguna parte contigo. Te lo advierto.
¡Por favor, no vengas!

T. BAKER

P. D.: Ten cuidado: tengo un revólver.




(Del Fort Daily Tribune, 13 de julio de 1951)

GLOBO FLOTANTE SOBRE EL RECINTO DE LA UNIVERSIDAD


Más de treinta estudiantes y ciudadanos de Fort afirman haber visto anoche un globo flotante en esta ciudad. Según los informes, dicho globo permaneció suspendido por sobre el recinto de la Universidad durante diez minutos, por lo menos. Luego se dirigió hacia las afueras de la ciudad, donde desapareció.





Querido Diario:


Bueno, aquí estoy, de regreso. No entiendo nada. Me han tomado el pelo. Parece tan extraño…

Después del trabajo que me costó insertar ese aviso en la publicación terráquea, cuando ese Toddbaker se tomó la molestia de contestar, pensé: «Bueno, ya está. Por fin encontré una pareja».
Parecía tan interesado y tan bueno…

Pero… ¡Santo cielo! En cuanto le dije que nos íbamos a unir, empezó a protestar muchísimo, como si fuera algo horrible. ¿Tiene sentido una cosa semejante? Pensé que sería tímido, como los machos agotados que tenemos aquí.
Por lo tanto, llegada la tercera fase, me embarqué en la nave (las penurias me costó conseguirla), y en unos siete eks estuve en la Tierra.
Permanecí casi medio ek allá abajo, suspendida sobre un lugar verde lleno de estructuras altas.
Con ayuda del protobuscador, localicé las ondas de Toddbaker y me dirigí hacia la calle J.
Aterricé detrás de su estructura particular. Entonces salí y me dirigí hacia ese lugar. El proto me permitía percibir su presencia, pues las ondas surgían con toda fluidez por un agujero cuadrado que había en lo alto de una pared.
Conecté mi cinturón de aire y floté hasta allí para introducirme por ese agujero. Apenas pude escurrirme, pues era muy estrecho.
Y allí estaba. ¡Qué sorpresa!
Tenía en las manos una cosa larga y brillante, apuntada hacia mí. Pero después la dejó en el suelo y dijo algo.

No sé cómo hacen estos hombres terrícolas para entenderse entre sí. Era un gorgoteo muy extraño y no le brotaba de la garganta. Se quedó mirándome; la cavidad de la voz era muy grande. Luego la estiró hacia los costados y mostró los dientes.
Entonces los órganos de la vista, situados en la parte superior, se dieron vuelta hacia atrás y desaparecieron. Creí que el aire de mi nube había causado ese efecto. Alargó un brazo hacia mí y trató de dar un paso, pero enseguida cayó al suelo con un chillido. Dijo algo: «Mamá».
Me acerqué para examinarlo. ¡Oh, oh!
Sus características no eran similares en absoluto. Resultaba imposible manipularlo. ¡Se lo veía tan frágil y pálido! No creo que esa raza pueda durar mucho. Con esa forma, es imposible. ¡Son tan pequeños!
Y allí lo dejé, pobrecito. Me sentía tan feliz antes de que pasara esto…
Ahora continúo solitaria. Quiero una pareja. ¿Y ahora qué? Nada, me imagino. Bueno, tal vez alguno…



Parte 2