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Barbatos, el demonio de la seducción.


Se dice que el promiscuo Barbatos se empeña en seducir a las mujeres, sobre todo en verano y a la hora de la siesta.

Algunos eruditos en fenómenos paranormales sostienen oscuramente que Barbatos manifiesta una marcada predilección por las mujeres de caderas generosas. 


Estos mismos sabios afirman que Barbatos hace verdaderos estragos durante las vacaciones y feriados, camuflándose como un muchacho amancebado o bien bajo el aspecto de un hombre viril y parco, según la fantasía de su víctima. 

Los diccionarios demonológicos observan en Barbatos uno de los aspectos arquetípicos del héroe cultural, similar, en parte, al legendario Robin Hood; es decir: un hábil asaltante de bosques y encrucijadas (y mujeres) que despoja a los poderosos (sus maridos) para repartir el botín entre los pobres (naturalmente, él mismo).

Físicamente, Barbatos es uno de los demonios más atractivos del infierno, lo cual facilita enormemente su tarea. La confianza, en cierta forma, puede despertarse gracias a la buena presencia del prestidigitador.

En el aspecto mántico, Barbatos se destaca por su habilidad para desentrañar los oráculos que se ocultan en la voz de los animales, cuyos resultados regala sin vacilar a sus devotos, acaso para aliviarlos de esa horrorosa ansiedad que llamamos porvenir.