
Caracoles que muestran el futuro, restos de café que hablan sobre tu destino dentro de una taza, cartas que te contestan todo lo que quieres saber o péndulos que giran para afirmarte o negarte la verdad. Todas esas son algunas formas adivinatorias milenarias que hasta hoy siguen practicándose por personas que aseguran tener el poder de conectarse con el futuro para develarte lo que tantas personas desean saber.
Ahora imagina ver a un vidente abriendo a un animal por la mitad para encontrar en sus órganos las respuestas a todas tus interrogantes sobre el futuro; demasiado perturbador, ¿no es así? Pues esto no es una locura de ningún guión de terror, sino el poder divino con el que algunas culturas antiguas intentaban adivinar el futuro de su gran imperio.
Además de lo extraños que puedan resultar estos rituales, la realidad es que los seres humanos somos los únicos que tenemos consciencia del presente, el pasado y el futuro, lo que causa un enorme sentimiento de curiosidad al respecto. Es por ello que desde la antigüedad las personas buscaron la manera más “acertada” de adivinar lo que les deparaba el futuro e incluso de conocer la respuestas a preguntas específicas sobre su destino.

Oráculo
Hace cientos de años las culturas romana y griega acostumbraban preguntarle a los dioses paganos todo lo que les inquietaba sobre el porvenir, con la única premisa de que no podían hacerlo directamente. Los únicos que tenían ese contacto directo con las deidades supremas eran los sacerdotes y las pitonisas, quienes estaban facultados para dicha misión.

Durante estas prácticas se podía hacer cualquier tipo de pregunta, desde lo más banal hasta lo más imprescindible, y a todo este ritual se le denominó oráculo, pues tanto la respuesta que daban los dioses como el templo donde se realizaba la consulta recibieron ese nombre.

Profeta
Una profecía era el anuncio sobre lo que se avecinaba, mensaje que según los profetas había sido enviado por su mismo dios. Estos “elegidos” solamente avisaban a los demás sobre hechos de gran importancia, pero no se les podía consultar de manera individual para responder preguntas sobre el futuro de cada uno.

En la tradición judeo-cristiana lo profetas eran un método común y bastante influyente de adivinación, de hecho estas personas se dividían en profetas menores y mayores, como Jeremías, Ezequiel, Isaías y Daniel, o Mahoma en el Islam.

Hieroscopia
En Mesopotamia y Grecia se consultaba el futuro en las entrañas de los animales, donde ellos decían poder adivinar el porvenir. Después los romanos comenzaron a utilizar la misma técnica para contestar todas sus preguntas.

El arúspice, un adivino etrusco, era quien se encargaba de examinar los órganos de un animal recién sacrificado, principalmente se empleaban gallos o cabritos para los sacrificios. Ya una vez abierto el adivino observaba los dos lóbulos del hígado, la vesícula biliar, las venas y conductos para encontrar ciertas señales, por ejemplo, las marcas o manchas en el lado izquierdo de estos órganos eran un mal augurio, mientras que del lado derecho era una pista positiva, todo dependía también del color, aspecto y la posición del hígado.

Quiromancia
Las líneas de las manos son únicas en cada ser humano y muchas culturas antiguas creían poder encontrar en éstas un mapa de los días futuros. De hecho, la piel de los dedos, exactamente donde se se encuentran las huellas dactilares, es una prolongación de la palma de la mano y de ahí se pensaba que partía este supuesto mapa que contenía todos los datos y características sobre el destino de cada uno hasta llegar al día final, la muerte.

Posteriormente esta práctica se comenzó a popularizar y comercializar, pues muchos fueron los que creyeron que en su propias manos tenían escrito el futuro de sus vidas y que alguien se los podía leer.

Oniromancia
El hombre primitivo se perturbó en gran medida cuando comenzó a tener representaciones de imágenes mientras dormía, o sea, cuando comenzó a recordar sus sueños. El hombre empezó a considerar estos recuerdos como una especie de vida futura que en realidad no se vive, pero que para ellos significaba la revelación de su destino.

Así nació la oniromancia, la cual se considera el arte de la adivinación mediante la interpretación de los sueños.

Astromancia
Increíblemente, uno de los métodos adivinatorios más popular en la actualidad es el que algunos griegos utilizaban al leer las estrellas; hoy esta práctica se ha deformado a una reproducción de predicciones infundadas diarias sobre la personalidad y el destino de los seres humanos.

La astromancia anteriormente se basada en la astronomía y otras ramas que calculaban algunos fenómenos, hoy todo se reduce al horóscopo zodiacal que supuestamente se deduce de acuerdo a la posición de los astros.

Todos estos métodos reciben el nombre de mánticas y son utilizados desde los orígenes de la humanidad, pues desde ese entonces el ser humano se las ha ingeniado para conocer su futuro o confirmar la ilusión que tiene sobre su destino. Pero no todo se trató de la curiosidad por descubrir la verdad inexistente, pues personajes como Alejandro Magno utilizaban estos métodos para que los augurios de los adivinos estuvieran a su favor. Sin embargo, hoy es cuestión de cada quien el creer o no en estas prácticas milenarias que por años se emplearon como una herramienta para responder lo que la mente humana aún no se podía explicar.
