Hola, lince salvaje de las tundras amazonicas, maquina gillette prestobarba x3 para una mejor afeitada al ras, poringueros, goringeros, robertos carlos... etc.. hace tiempo que escucho un programa radial "La Noche de los Guardianes" la cual tiene un segmento semanal donde relatan viviencias paranormales que ocurren en el norte argentino, tome como hobby transcribir aquellas mas impactantes
Una simple acotacion antes de comenzar, si vas a comentar hacelo con el debido respeto, sin insultar, cada uno cree lo que uno quiere, que opines distinto no te da derecho a imponerte a los demas de una forma tan baja y arbitraria.......
Lince te dejo un tema para ambientar el post (deja que cargue el post un toque es bastante largo)
link: https://www.youtube.com/watch?v=YYTSp9qNxFo
EL TELEFONO NEGRO
hola sergio (asi se llama el locutor que conduce la radio) lo que te voy a comentar fue tema de dialogo recurrente con mi prima y mi flia que siempre se ha mantenido un poco cerrada a este tema cuando se trata de hablarlo con terceros, si bien no es una historia muy paranormal el misterio que rodea a esta la hace poco comun, sin mas que esto comienzo pidiendote que me dejes permanecer en el anonimato......
Había llegado el mes de enero del año 1982 y por primera viajaría a Tucumán; si bien había nacido en ésta ciudad, desde que me fui con mi familia a vivir a Bs As, siendo aún un bebé, nunca regrese; a mis 9 años volvería por primera vez.
Una tarde en la que mis padres querian "deshacerse de mi por un rato", me dejaron en casa de mis abuelos. yo los quería mucho, pues estos, en sus viajes a la ciudad porteña, acostumbraban llevarme regalos; sin embargo eran abuelos muy chapados a la antigua y bastante estrictos en lo referente a la crianza de los nietos. Detalles tales como ir a dormir temprano, no interrumpir la charla de los mayores y cosas así me hacían un poco aburrirme en casa de ellos.
Llegada la hora de la siesta, fue casi obligado a tener que dormir, como lo hacían mis abuelos a diario. siendo niño, rebosante de energía, no quería saber nada; pues no estaba adaptado a ésta costumbre bien provinciana de dormir la siesta.
Así esperando a que mis abuelos se durmieran (habían improvisado una camita sobre el suelo pues aquella habitación tenia aire acondicionado), logre escapar del cuarto con la intención de ir a jugar al fondo.
De camino por un corredor en medio de la casa, encontre una habitación con la puerta cerrada, la cual llamó mi atención. En verdad lo que me intrigaba a mi fue la consigna dada por mis abuelos, de " no entrar nunca a esa habitación", para un niño travieso como lo era, un "no" significaba un: "¿te animas?"
Sabia que aquella habitación pertenecía a un tío mio (a quien le llamaremos Carlos), el cual no recordaba. A mi corta edad tampoco asimilaba el hecho de que éste tío, había desaparecido años atrás siendo un estudiante universitario, durante el nefasto gobierno de facto que hizo desaparecer a miles de jóvenes argentinos.
Como una travesura de tantas que hice, abri la puerta e ingrese a la habitación. Era un cuarto pequeño pero cálido, con olor a limpio; iluminado por la tenue luz natural que pasaba por la gran ventana de cortinas verdes que daba al patio. Una cama de media plaza, muy bien arreglada y, hacia un costado, reluciente, un estuche de guitarra. Sobre las paredes, unos posters la adornaban; del techo colgaban unos lustrosos aviones , y sobre una estanteria, gran cantidad de impecables juguetes: soldaditos, autitos, bolillas, cartas, tableros de juegos, etc. Era claro que para un niño, aquella habitación era el paraíso.
Mi curiosidad ganaba, es así que no pude evitar ser atraído a investigar, por la expectactiva que provocaban en mi, unas cajas que se encontraban sobre el techo de un ropero. Más aun, viendo que de una de esas cajas, sobresalían una pelota de basquet y el mango de lo que parecía una raqueta de tenis; evidentemente, ahí habían más juguetes todavía. mi perspicacia, me hizo dar cuenta de que subiendo a la cama, luego pisando cuidadosamente sobre la mesita de luz, podría alcanzar aquella tentadora caja y así lo hice.
Realizada la hazaña, puse la caja sobre la cama y empeze a descubrir los juguetes que adentro habían. Allí fue cuando uno me llamó poderosamente la atención. No era un juguete, al menos no lo parecía, sino que se trataba de un aparato, un teléfono negro antiguo, de esos que tenían aquellos ruidosos discadores rotativos. Prestándome al juego, tome el tubo del teléfono y lo lleve a mi oído.
Tremenda sorpresa me lleve al escuchar en el auricular telefónico un sonido seco, como un chasquido, que puso mis sentidos a máxima atención; y a continuación, la voz áspera de un hombre que me dijo: "hola". Asustado, instintivamente arroje el teléfono sobre la cama. Sin poder entender aquello, y con los pelos de punta, sali de aquella habitación corriendo hacia el patio. Allí quede intentando comprender lo que había pasado, una rara mezcla de sentimientos embargaron mi ser, siendo el miedo el que reinaba.
Empero mi mayor preocupación fue caer en la cuenta de que las cosas de la habitación habían quedado desperdigadas y, sabiendo la consigna que me pusieron mis abuelos, a quienes respetaba y hasta temía por el fuerte carácter que tenían, pues no tuve más chance que regresar para acomodar las cosas, no se de donde saque coraje, pero aun con el frío en las venas, por el terror que me ocasionó aquella situación incomprensible, me preste a acomodar las cosas dentro de la caja como pude
Luego la subi sobre el ropero y sali en silencio de la habitación para regresar a la de mis abuelos, los cuales dormían plácidamente. Y allí me quede en mi camita, recostado de lado, pensado con mi mente infantil de quien fue aquella voz. una mente llena de imaginación, empezó a crear todo tipo de monstruos, hasta que en una posición fetal logre dormirme.
Desperte con las voces de mis padres que hablaban en otra habitación. Habían pasado unas horas y mis abuelos, junto a mis papas, estaban tomando mates en el comedor, no sabia que decir, ni a quien contar lo que había pasado.
Llegada la noche, se lo conte a mi madre, quien era la que más apañaba mis travesuras. Al conocer lo que me habia pasado, se quedó callada por un rato, luego sin más me retó diciendo que nunca vuelva a jugar con las cosas de mi tío. Además, que no entre de nuevo a esa habitación y que no lo comente con nadie, que olvidara lo sucedido, yo al preguntarle a mi mama sobre de quien era aquella voz, tras un nuevo silencio, solo finalizó diciendo: "fue solo tu imaginación"
Pasaron los años, ya me había convertido en un adolescente que pronto iba a terminar mis estudios secundarios. Realmente había obedecido a mi madre, pues de lo que había pasado, no se lo comente nunca a nadie, y lo sepulte en mi subconsciente casi como si hubiera sido un sueño para olvidar. Habían pasado 7 años desde aquello, me encontraba en un casamiento, allí aquel recuerdo casi olvidado, sin querer, volvería a resurgir.
En aquella fiesta, permanecí junto a una prima, cuatro años mayor que yo, la cual se encontraba junto a un "amigovio"; los tres, luego de un rato salimos hacia un amplio patio donde empezamos hablar de todo un poco.
El amigo de mi prima, de pronto comenzó a contar historias de miedo, relatos de apariciones en las cercanías al salón donde se llevaba a cabo la fiesta, tenía la intención de provocarle temor a ella; es así que esta, no quedándose atrás, también conto una historia de terror que nadie se la esperaba.
Comento que siendo niña, se encontraba de paseo por la casa de mis abuelos, en Tucumán. Allí vivía todabia mi tío, el cual era muy bueno y simpático. Éste al verla a su sobrinita sola, pues todos eran mayores, la mimaba mucho, comprándole helados, llevándola a algún parque o bien al cine.(estoy hablando de mi tio carlos)
Cierta noche, mientras mis abuelos preparaban pizzas caseras para la cena, ella junto a mi tío se hallaban en la habitación de éste, jugando a uno de tantos juegos de mesa que él tenia. Hubo un instante en que lo llaman a carlos y así quedando sola en la habitación. De pronto escucha un sonido, era un timbre, bajo, no sonó fuerte, miró hacia una esquina del cuarto y vio, sobre un pequeño escritorio, un antiguo teléfono negro.
Se acercó curiosa y pudo comprobar que aquel teléfono que parecía real, no tenia cables, por lo que supuso era uno de tantos juguetes de su tío. Así tomó el tubo y llevándoselo al oído escuchó muy claramente como una respiración, seguida luego por la voz gruesa de un hombre, que como enfadado le dijo: "...¿quien eres?...vos no sos Carlos..."
En ese momento soltó el auricular telefónico y salió asustada corriendo fuera del cuarto. Histérica intentó contarles a todos lo que pasó, pero parecían incrédulos, y solo intentaban calmarla sin ir a comprobar si lo que decía era cierto. Sin embargo, más tarde, su tío le dijo que no se preocupara, que eso no era más que un juguete. Pero ella nunca se convenció, y pasado el tiempo fue dándose cuenta que juguetes así, a finales de la década de los 70's, no habían.
Mientras mi prima narraba su experiencia en aquella noche, no pude evitar recordar lo que me pasó en mi infancia en ese cuarto y con aquel mismo aparato. Estuve callado y muy atento al relato de ella, mientras mis recuerdos afloraban, dándome cuenta de que aquello no fue un sueño como me había auto-convencido.
Casi interrumpo el relato de mi prima al decirle que yo también tuve un experiencia muy similar. El amigovio de mi prima, incrédulo y creyendo en una confabulación de nosotros para tomarle el pelo, decidió irse por unos tragos. Aprovechando y en más confianza, le cuento a mi prima, la vivencia de hace años atras con todos los detalles. Ambos no lo podíamos creer, tuvimos la misma experiencia y en todos estos años creimos que eramos los únicos.
Mi prima, más determinada, busca a su madre quien se encontraba por los alrededores y entre los dos empezamos a exigir explicaciones respecto a lo que pasaba con aquel teléfono, mi tia se puso en un principio nerviosa, he intentado cambiar de tema, evadía las preguntas, pero la insistencia nuestra la hizo hablar.
Es allí cuando comienza a contar una historia que desconociamos. Contó que el hermano menor de ella, quien había sido uno de tantos desaparecidos en el ultimo gobierno de facto, quien ademas era tío nuestro, cuando era muy pequeño, les empezó a contar a todos que él tenía un amigo que no era de este mundo, que éste amigo, (el cual para todos no era más que un amigo imaginario), le decía que alguna vez vendría a buscarlo para llevarlo a su mundo; cuando le preguntaron como era aquel ser, él sólo respondía que nunca lo había visto, puesto que sólo hablaba con él a través de su teléfono negro.
El tío, Carlos, cuando estaba estudiando tercer año de derecho, desapareció en una noche de abril de 1978. Unos amigos suyos dijeron que su desaparición fue muy extraña y que quizás no tuvo que ver con los militares. Pues el día anterior, habían salido todos (en total eran cuatro, entre los que se encontraba Carlos). Fueron al cerro San Javier, allí mi tio les empezó a contar a ellos que pronto lo vendrían a buscar unos seres de otro mundo y lo llevarían a conocer el mundo de estos.
Sus amigos, que ya lo habían visto extraño por tener bastante interés en ovnis y esas cosas, solo rieron, pero al anochecer, cuando decidieron bajar del cerro, todos vieron una esfera rojiza y luminiscente que venia descendiendo del cerro y pasó muy cerca de ellos. Todos quedaron boquiabiertos, excepto Carlos quien dijo con total tranquilidad: "son ellos, y me avisan que pronto me llevarán"
La desaparición de Carlos, representó un gran dolor para toda la familia, tal cual sucedió con muchas familias argentinas que perdieron a sus hijos, hermanos, padres, etc. en aquellos años negros de nuestro país. Sin embargo, para nuestra familia, la extrañeza de las cosas que sucedieron alrededor de la vida de Carlos, nos hizo pensar en más de una oportunidad, quizás intentando amenguar el dolor, que este se encuentra bien en aquel otro mundo donde "sus amigos" lo llevaron.
AGUANTE EL PACO Y LAS HISTORIAS DE TERROR VIEJA, NO ME IMPORTA NADA.....
si deseas mas relatos paranormales, pasate por mis post anteriores....
Una simple acotacion antes de comenzar, si vas a comentar hacelo con el debido respeto, sin insultar, cada uno cree lo que uno quiere, que opines distinto no te da derecho a imponerte a los demas de una forma tan baja y arbitraria.......
Lince te dejo un tema para ambientar el post (deja que cargue el post un toque es bastante largo)
link: https://www.youtube.com/watch?v=YYTSp9qNxFo
EL TELEFONO NEGRO
hola sergio (asi se llama el locutor que conduce la radio) lo que te voy a comentar fue tema de dialogo recurrente con mi prima y mi flia que siempre se ha mantenido un poco cerrada a este tema cuando se trata de hablarlo con terceros, si bien no es una historia muy paranormal el misterio que rodea a esta la hace poco comun, sin mas que esto comienzo pidiendote que me dejes permanecer en el anonimato......

Había llegado el mes de enero del año 1982 y por primera viajaría a Tucumán; si bien había nacido en ésta ciudad, desde que me fui con mi familia a vivir a Bs As, siendo aún un bebé, nunca regrese; a mis 9 años volvería por primera vez.

Una tarde en la que mis padres querian "deshacerse de mi por un rato", me dejaron en casa de mis abuelos. yo los quería mucho, pues estos, en sus viajes a la ciudad porteña, acostumbraban llevarme regalos; sin embargo eran abuelos muy chapados a la antigua y bastante estrictos en lo referente a la crianza de los nietos. Detalles tales como ir a dormir temprano, no interrumpir la charla de los mayores y cosas así me hacían un poco aburrirme en casa de ellos.

Llegada la hora de la siesta, fue casi obligado a tener que dormir, como lo hacían mis abuelos a diario. siendo niño, rebosante de energía, no quería saber nada; pues no estaba adaptado a ésta costumbre bien provinciana de dormir la siesta.

Así esperando a que mis abuelos se durmieran (habían improvisado una camita sobre el suelo pues aquella habitación tenia aire acondicionado), logre escapar del cuarto con la intención de ir a jugar al fondo.

De camino por un corredor en medio de la casa, encontre una habitación con la puerta cerrada, la cual llamó mi atención. En verdad lo que me intrigaba a mi fue la consigna dada por mis abuelos, de " no entrar nunca a esa habitación", para un niño travieso como lo era, un "no" significaba un: "¿te animas?"

Sabia que aquella habitación pertenecía a un tío mio (a quien le llamaremos Carlos), el cual no recordaba. A mi corta edad tampoco asimilaba el hecho de que éste tío, había desaparecido años atrás siendo un estudiante universitario, durante el nefasto gobierno de facto que hizo desaparecer a miles de jóvenes argentinos.

Como una travesura de tantas que hice, abri la puerta e ingrese a la habitación. Era un cuarto pequeño pero cálido, con olor a limpio; iluminado por la tenue luz natural que pasaba por la gran ventana de cortinas verdes que daba al patio. Una cama de media plaza, muy bien arreglada y, hacia un costado, reluciente, un estuche de guitarra. Sobre las paredes, unos posters la adornaban; del techo colgaban unos lustrosos aviones , y sobre una estanteria, gran cantidad de impecables juguetes: soldaditos, autitos, bolillas, cartas, tableros de juegos, etc. Era claro que para un niño, aquella habitación era el paraíso.

Mi curiosidad ganaba, es así que no pude evitar ser atraído a investigar, por la expectactiva que provocaban en mi, unas cajas que se encontraban sobre el techo de un ropero. Más aun, viendo que de una de esas cajas, sobresalían una pelota de basquet y el mango de lo que parecía una raqueta de tenis; evidentemente, ahí habían más juguetes todavía. mi perspicacia, me hizo dar cuenta de que subiendo a la cama, luego pisando cuidadosamente sobre la mesita de luz, podría alcanzar aquella tentadora caja y así lo hice.

Realizada la hazaña, puse la caja sobre la cama y empeze a descubrir los juguetes que adentro habían. Allí fue cuando uno me llamó poderosamente la atención. No era un juguete, al menos no lo parecía, sino que se trataba de un aparato, un teléfono negro antiguo, de esos que tenían aquellos ruidosos discadores rotativos. Prestándome al juego, tome el tubo del teléfono y lo lleve a mi oído.

Tremenda sorpresa me lleve al escuchar en el auricular telefónico un sonido seco, como un chasquido, que puso mis sentidos a máxima atención; y a continuación, la voz áspera de un hombre que me dijo: "hola". Asustado, instintivamente arroje el teléfono sobre la cama. Sin poder entender aquello, y con los pelos de punta, sali de aquella habitación corriendo hacia el patio. Allí quede intentando comprender lo que había pasado, una rara mezcla de sentimientos embargaron mi ser, siendo el miedo el que reinaba.

Empero mi mayor preocupación fue caer en la cuenta de que las cosas de la habitación habían quedado desperdigadas y, sabiendo la consigna que me pusieron mis abuelos, a quienes respetaba y hasta temía por el fuerte carácter que tenían, pues no tuve más chance que regresar para acomodar las cosas, no se de donde saque coraje, pero aun con el frío en las venas, por el terror que me ocasionó aquella situación incomprensible, me preste a acomodar las cosas dentro de la caja como pude

Luego la subi sobre el ropero y sali en silencio de la habitación para regresar a la de mis abuelos, los cuales dormían plácidamente. Y allí me quede en mi camita, recostado de lado, pensado con mi mente infantil de quien fue aquella voz. una mente llena de imaginación, empezó a crear todo tipo de monstruos, hasta que en una posición fetal logre dormirme.

Desperte con las voces de mis padres que hablaban en otra habitación. Habían pasado unas horas y mis abuelos, junto a mis papas, estaban tomando mates en el comedor, no sabia que decir, ni a quien contar lo que había pasado.

Llegada la noche, se lo conte a mi madre, quien era la que más apañaba mis travesuras. Al conocer lo que me habia pasado, se quedó callada por un rato, luego sin más me retó diciendo que nunca vuelva a jugar con las cosas de mi tío. Además, que no entre de nuevo a esa habitación y que no lo comente con nadie, que olvidara lo sucedido, yo al preguntarle a mi mama sobre de quien era aquella voz, tras un nuevo silencio, solo finalizó diciendo: "fue solo tu imaginación"

Pasaron los años, ya me había convertido en un adolescente que pronto iba a terminar mis estudios secundarios. Realmente había obedecido a mi madre, pues de lo que había pasado, no se lo comente nunca a nadie, y lo sepulte en mi subconsciente casi como si hubiera sido un sueño para olvidar. Habían pasado 7 años desde aquello, me encontraba en un casamiento, allí aquel recuerdo casi olvidado, sin querer, volvería a resurgir.

En aquella fiesta, permanecí junto a una prima, cuatro años mayor que yo, la cual se encontraba junto a un "amigovio"; los tres, luego de un rato salimos hacia un amplio patio donde empezamos hablar de todo un poco.

El amigo de mi prima, de pronto comenzó a contar historias de miedo, relatos de apariciones en las cercanías al salón donde se llevaba a cabo la fiesta, tenía la intención de provocarle temor a ella; es así que esta, no quedándose atrás, también conto una historia de terror que nadie se la esperaba.

Comento que siendo niña, se encontraba de paseo por la casa de mis abuelos, en Tucumán. Allí vivía todabia mi tío, el cual era muy bueno y simpático. Éste al verla a su sobrinita sola, pues todos eran mayores, la mimaba mucho, comprándole helados, llevándola a algún parque o bien al cine.(estoy hablando de mi tio carlos)

Cierta noche, mientras mis abuelos preparaban pizzas caseras para la cena, ella junto a mi tío se hallaban en la habitación de éste, jugando a uno de tantos juegos de mesa que él tenia. Hubo un instante en que lo llaman a carlos y así quedando sola en la habitación. De pronto escucha un sonido, era un timbre, bajo, no sonó fuerte, miró hacia una esquina del cuarto y vio, sobre un pequeño escritorio, un antiguo teléfono negro.

Se acercó curiosa y pudo comprobar que aquel teléfono que parecía real, no tenia cables, por lo que supuso era uno de tantos juguetes de su tío. Así tomó el tubo y llevándoselo al oído escuchó muy claramente como una respiración, seguida luego por la voz gruesa de un hombre, que como enfadado le dijo: "...¿quien eres?...vos no sos Carlos..."

En ese momento soltó el auricular telefónico y salió asustada corriendo fuera del cuarto. Histérica intentó contarles a todos lo que pasó, pero parecían incrédulos, y solo intentaban calmarla sin ir a comprobar si lo que decía era cierto. Sin embargo, más tarde, su tío le dijo que no se preocupara, que eso no era más que un juguete. Pero ella nunca se convenció, y pasado el tiempo fue dándose cuenta que juguetes así, a finales de la década de los 70's, no habían.

Mientras mi prima narraba su experiencia en aquella noche, no pude evitar recordar lo que me pasó en mi infancia en ese cuarto y con aquel mismo aparato. Estuve callado y muy atento al relato de ella, mientras mis recuerdos afloraban, dándome cuenta de que aquello no fue un sueño como me había auto-convencido.

Casi interrumpo el relato de mi prima al decirle que yo también tuve un experiencia muy similar. El amigovio de mi prima, incrédulo y creyendo en una confabulación de nosotros para tomarle el pelo, decidió irse por unos tragos. Aprovechando y en más confianza, le cuento a mi prima, la vivencia de hace años atras con todos los detalles. Ambos no lo podíamos creer, tuvimos la misma experiencia y en todos estos años creimos que eramos los únicos.

Mi prima, más determinada, busca a su madre quien se encontraba por los alrededores y entre los dos empezamos a exigir explicaciones respecto a lo que pasaba con aquel teléfono, mi tia se puso en un principio nerviosa, he intentado cambiar de tema, evadía las preguntas, pero la insistencia nuestra la hizo hablar.

Es allí cuando comienza a contar una historia que desconociamos. Contó que el hermano menor de ella, quien había sido uno de tantos desaparecidos en el ultimo gobierno de facto, quien ademas era tío nuestro, cuando era muy pequeño, les empezó a contar a todos que él tenía un amigo que no era de este mundo, que éste amigo, (el cual para todos no era más que un amigo imaginario), le decía que alguna vez vendría a buscarlo para llevarlo a su mundo; cuando le preguntaron como era aquel ser, él sólo respondía que nunca lo había visto, puesto que sólo hablaba con él a través de su teléfono negro.

El tío, Carlos, cuando estaba estudiando tercer año de derecho, desapareció en una noche de abril de 1978. Unos amigos suyos dijeron que su desaparición fue muy extraña y que quizás no tuvo que ver con los militares. Pues el día anterior, habían salido todos (en total eran cuatro, entre los que se encontraba Carlos). Fueron al cerro San Javier, allí mi tio les empezó a contar a ellos que pronto lo vendrían a buscar unos seres de otro mundo y lo llevarían a conocer el mundo de estos.

Sus amigos, que ya lo habían visto extraño por tener bastante interés en ovnis y esas cosas, solo rieron, pero al anochecer, cuando decidieron bajar del cerro, todos vieron una esfera rojiza y luminiscente que venia descendiendo del cerro y pasó muy cerca de ellos. Todos quedaron boquiabiertos, excepto Carlos quien dijo con total tranquilidad: "son ellos, y me avisan que pronto me llevarán"

La desaparición de Carlos, representó un gran dolor para toda la familia, tal cual sucedió con muchas familias argentinas que perdieron a sus hijos, hermanos, padres, etc. en aquellos años negros de nuestro país. Sin embargo, para nuestra familia, la extrañeza de las cosas que sucedieron alrededor de la vida de Carlos, nos hizo pensar en más de una oportunidad, quizás intentando amenguar el dolor, que este se encuentra bien en aquel otro mundo donde "sus amigos" lo llevaron.

AGUANTE EL PACO Y LAS HISTORIAS DE TERROR VIEJA, NO ME IMPORTA NADA.....
si deseas mas relatos paranormales, pasate por mis post anteriores....