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Últimamente en la ciudad se habían registrado abundantes casos de pederastia, sin duda los escándalos habían trascendido fronteras, haciendo por ende, que muchas familias abandonaran el lugar y ganando la fama de ser la ciudad donde vivía Pedobear, la Policía hacía esfuerzos inútiles por encontrar a los responsables de los abusos pues aunque tenían el testimonio de los niños, no podían siquiera hacerse una idea de quien o quienes podrían haber cometido estos actos viles.
Así fue como la pequeña Angie conoció a aquel singular personaje llamado Pedobear, para ella no dejaba de ser un gracioso osito con intenciones malas y esta combinación producía el efecto de ser horriblemente graciosa, su familia se iba de aquella ciudad tan peligrosa, se dirijan a la casa de sus abuelos que quedaba en el campo.
Al llegar sus padres saludaron a sus abuelitos que de inmediato al ver a Angie la abrazaron y la llenaron de besos -que grandes estás!! exclamo su abuelita-, quien al punto la llevo de la mano a la cocina para darle de comer, Angie estaba feliz de visitar a sus abuelos, sus papás y su hermano también estaban a gusto, -llegaron a la hora de la Cena, exclamó el abuelo de Angie con una sonrisa.
En la cena surgió una charla amena, nostálgica, en la que las anécdotas se llevaron gran parte del tiempo, hasta que el Abuelo se puso serió, y hablo a su hijo: mi hijo G.. debo saber cuánto tiempo te quedarás aquí?, el señor G. al ver la seriedad de la pregunta respondió a la altura de esta, dijo: Padre solo estaré aquí dos meses mientras consigo una casa donde mi mujer y mis hijos podamos estar tranquilos, verás no ha sido fácil dejar la ciudad, pero... su mamá lo interrumpió, dijo con voz dulce: no te preocupes hijo por el tiempo que estarás aquí, lo que importa es que tu familia este a salvo, supimos de las terribles noticias en tu ciudad, pero aquí están a salvo y no puedes irte hasta que estés seguro de a donde vas a ir, su hijo sonrió y le agradeció, el ambiente tenso se disipo cuando la Abuela dijo: bueno quien quiere postre...
Se iba el sol, a Angie le había llamado la atención un libro desgastado y roto que tenía el abuelo encima de su cama, lo había cogido, ojeaba algunas páginas, hasta que se sorprendió por lo que vio.
En una hoja había un dibujo muy curioso, era un camino, muy parecido al camino que conducía hacía la finca de sus abuelos, demasiado parecido, pero lo más curioso era que al final de este camino se asomaba una imagen difusa pero que claramente expresaba que alguien caminaba por ese sendero, tenía una apariencia ambigua, pero fijándose bien podría tratarse de un Oso, Un oso, Angie recordó a Pedobear, sin duda estaba empezando a temerle, ese maldito oso, pensó. Angie ya casi cumplía los 12 años y su hermanito de 8 era su responsabilidad.
Sin embargo Angie conservo el libro, pues este a pesar de lo viejo tenía varías imágenes atractivas, ya fueran de animales, casas, personas de todo tipo, etc.
Llegó la noche y a la familia del señor G. los invadió el sueño, estaban cansados con el viaje, supuso el señor G. Puesto que el sueño era demasiado pesado.
Cayeron profundos todos los miembros de la casa, excepto el Abuelo, quien a las 11 de la noche abandono la casa, dirigiéndose hacía la negrura de la noche...
Llego el amanecer Angie y su hermano despertaron a la dulce voz de la Abuela que ya tenía preparado el desayuno, El señor G. aún no despertaba, su mujer tampoco, La abuela le dijo a Angie: que dormilones son tus padres!!, Angie y su hermano rieron y al terminar el desayuno la abuela dijo: Llévale el desayuno a tu abuelo, mira el esta ahí, en esa cabaña que ves del otro lado, y le señalo una casucha que si apenas se alcanzaba a ver, Angie sintió temor de ir hasta allá, su abuela la tranquilizo, no te preocupes por aquí no hay nadie peligroso, te lo aseguro. Le dio a Angie una bolsa con el desayuno para su abuelo y ella lo tomó y salió de prisa a llevárselo, en eso recordó que tenía aquel libro de su abuelo en el bolsillo y aprovecharía para darle las dos cosas de inmediato..
Corría para llegar lo más pronto posible, pero su corazón auguraba algo, tenía miedo, mientras corría, escucho algo, detrás de ella.. volteó a ver ..
era el libro que se le había caído, pero no se tranquilizo en absoluto, el libro se abrió en esa página, en la del dibujo del camino, pero ahora el Oso se veía claramente, ya no estaba al final del camino, estaba a medio camino y tal vez más cerca, Angie se preguntó si Pedobear la seguía, si venía por ella, alzo el libro y siguió corriendo, en eso muchos pensamientos inundaron su mente, como el hecho que sus padres no hubieran despertado, -si ya es tarde- pensó, vió la casucha muy cerca, le faltaban unos cuantos metros, algo anda mal pensó, a mis papás les pasó algo.. y mi hermano .. mi hermano.. se lleno de angustia y se devolvió, no le llevó el desayuno a su abuelo, corría a toda prisa por el sendero de vuelta.
Mientras corría abrió el libro para saber que había sucedido con la imagen, al verla gritó, cayo de rodillas, y lloró, ahora en la Pagina ya no había camino, era el Oso que lo había tapado todo, mostraba su cara graciosa y a la vez malvada, Angíe sabía que había pasado, sus padres y su hermano estaban muertos, ahora seguía ella, sería la próxima victima de Pedobear, que era su abuelo, volteó a ver y efectivamente tras de ella venía su abuelo, disfrazado de pedobear, solo le faltaba ponerse la máscara del oso, que su abuelo se puso para que ella viera de nuevo al gracioso y maldito Oso que a medida que se acercaba tapaba el sendero. Angie temblaba de rodillas y su abuelo al llegar le dijo: Es hora de comer mi desayuno.