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Cómo el enojo y las emociones afectan tu salud
Las emociones y el cuerpo

El cuerpo es como una esponja: además de absorber los nutrientes y energía de los alimentos, también es muy susceptible a almacenar la forma en como sentimos la vida. El enojo es una emoción de resistencia, de control. Se puede manifestar de muchas formas: cuando somos intolerantes, desesperados, tenemos sentimientos de violencia o de venganza.
Para no ir más lejos, biológicamente podemos sentir los efectos evidentes de la emoción en nuestro cuerpo si nos observamos.






EFECTOS DEL ENOJO EN EL CUERPO

Cuando estamos muy enfadados:

• Todo el cuerpo se tensa.

• La sangre circula más lento

• Los músculos y articulaciones se engarrotan.

• Se altera y rompe su equilibrio el sistema cardiovascular, hormonal y nervioso.

• La presión arterial se desequilibra y hay un aumento descontrolado en la frecuencia cardíaca y en la testosterona.

• Se altera la actividad cerebral, especialmente los lóbulos frontal y temporal, de una forma negativa.

• La bilis se derrama dentro del cuerpo, la sangre se envía a la periferia dejando a órganos importantes sin sangre.

Si nos imaginamos que todos estos efectos suceden una, dos tres o hasta más veces al día, si nos imaginamos que estos efectos están en nuestro cuerpo una semana, dos meses, 10 años, 40 años… ¿Cómo podría sentirse el cuerpo después de estar sufriendo este desgaste severo interior? Y a esto no se le ha agregado los síntomas que produce el miedo o la tensión, por ejemplo, que aunque son muy similares a los efectos del enojo, son muchas veces más acentuados.

En realidad no es que este mal enfadarse o sentir miedo, ansiedad, etc. El problema es que, como no sabemos que hacer con lo que sentimos, muchas veces guardamos el enojo, la ira, o lo disfrazamos u ocultamos, así como el miedo y la tensión.

Pero el cuerpo no miente. El cuerpo refleja tarde o temprano todo lo que hemos sentido por dentro: si has estado tenso, por ejemplo, o has querido controlar frecuentemente las situaciones o a las personas, entonces lo más probable es que tus articulaciones, por ejemplo, padezcan de endurecimiento y dolor ¡están cansadas y agotadas de estar bajo una severa tensión! Así mismo, si las emociones que predominan en tu vida son, por ejemplo, de incertidumbre o miedo, lo más seguro es que padezcas de gastritis o problemas del estómago o intestinales, o podría degenerar en problemas de vista o nerviosos. La decepción o desilusión, por otro lado, pueden degenerar en diabetes o lupus, o anemia e incluso infecciones severas.

La tensión y el agotamiento de sentir la vida se guarda como piedritas en el almacén de nuestro cuerpo. Incluso aquellas emociones que creemos olvidadas de tiempo atrás, muchas veces aun siguen ahí, creando tensión y dolor emocional en nuestras vidas.

Es por eso la importancia de comprender lo que sentimos. Muchas veces vivimos tan deprisa que no nos damos el tiempo de asimilar lo que sentimos y vivimos, evadimos los mensajes tan valiosos que nos quieren dar las emociones, las cuales lo único que quieren es llevarnos a que nos conozcamos y nos comprendamos mejor como seres humanos.