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El humo inhalado por los fumadores pasivos promueve su aumento de peso




Esta es la inesperada conclusión a la que se ha llegado en una nueva investigación que desafía la creencia mantenida desde hace décadas de que inhalar el humo de los cigarrillos ayuda a mantener delgada a la persona.

El equipo integrado, entre otros, por Benjamin Bikman, Mikayla Thatcher y Paul Reynolds, de la Universidad Brigham Young, en Estados Unidos, ha determinado que la exposición al humo de cigarrillo puede en realidad causar un aumento de peso. Además, y esto resulta especialmente importante, el efecto tiene una especial incidencia en el humo de “segunda mano” (el que inhalan los fumadores pasivos y que viene del extremo ardiente de un cigarrillo o de las bocanadas de humo exhaladas por el fumador).

Para las personas que conviven con un fumador, en especial los niños, el riesgo de que aumenten los problemas cardiovasculares o metabólicos es enorme, en palabras de Bikman, profesor de fisiología y biología del desarrollo en la citada universidad.

Los datos muestran que la mitad de la población estadounidense está expuesta al menos una vez al día al humo de segunda mano de cigarrillos, y aproximadamente el 20 por ciento de los niños vive con alguien que fuma en casa. La situación es parecida en otros países.

Para llevar a cabo el estudio, sus autores expusieron a ratones de laboratorio a humo de segunda mano e hicieron un seguimiento de sus cambios metabólicos.

Claramente, aquellos que fueron expuestos al humo ganaron peso. Cuando los científicos examinaron los animales hasta el nivel celular, encontraron que el humo activó un lípido llamado ceramida que altera a las mitocondrias en las células, lo que causa a su vez la alteración de la función celular normal e inhibe la habilidad de las células para reaccionar debidamente a la insulina.

Una vez que alguien se convierte en resistente a la insulina, su cuerpo necesita más cantidad de ella. Y cada vez que la insulina alcanza niveles demasiado altos, el cuerpo fabrica grasa que tiende a acumularse en este.

La clave para revertir los efectos generados por el humo de cigarrillo es, según han descubierto los autores del nuevo estudio, inhibir la ceramida. Estos investigadores hallaron que los ratones tratados con miriocina (un conocido bloqueador de la ceramida) no ganaron peso ni experimentaron problemas metabólicos. Sin embargo, cuando ratones expuestos al humo fueron además alimentados con una dieta muy rica en azúcares, la alteración metabólica no pudo ser resuelta.

Ahora, Bikman y sus colaboradores trabajan con la mayor celeridad posible junto a otros investigadores para encontrar un inhibidor de la ceramida que sea lo bastante adecuado en humanos para este tipo de uso y a las dosis necesarias.