Emma O’Neil estaba muriendo de anorexia. Por muy loco que parezca Emma pesaba menos de 20 kilos. Un día se desmayó mientras cruzaba la carretera. Ella estuvo a punto de ser atropellada por un auto ya que no podía moverse. Es entonces cuando se dio cuenta de que no quería morir. Aceptó el tratamiento médico. Y ahora, ocho años más tarde, por fin está completamente sana y pesa unos saludables 50 kilos.









