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PALABRAS Y FRASES POSITIVAS DICHAS POR TI



Cuando usas el lenguaje para comunicarte, no estás transmitiendo sólo signos, sonidos y el significado estricto que éstos tienen en el diccionario.


Las palabras y frases que dices también expresan tu actitud ante la vida. Y no sólo son los demás quienes interpretan el mensaje. También lo haces tú mismo.


Tu cerebro siempre escucha lo que dices y está dispuesto a creerte.


La negatividad se retroalimenta


Cuando en tu vocabulario cotidiano comienzan a ser abundantes las críticas, las quejas, las preocupaciones, las frustraciones y otros malestares, es hora de tomar medidas.


La negatividad no desaparecerá por sí sola, porque cada día la estás alimentando. Se convierte en un hábito nada saludable.


¿Cómo puedes ser feliz, si continuamente destacas todo lo negativo que percibes? Lo estás subrayando, como si de un libro se tratara, y avisándole a tu cerebro de que “eso” es importante.


“Decir lo que sentimos; sentir lo que decimos; concordar las palabras con la vida. (Séneca)


5 Recomendaciones para hablar en positivo


1. Deja de criticarte a ti mismo:


Admitir los errores es una cosa y otra, bien distinta, es hablar mal de ti; peor aún si se trata de descalificaciones e insultos. Éste es uno de esos pequeños gestos que hieren la autoestima.


2. Deja de criticar a otros:


Exactamente igual que lo anterior, pero en lo referente a otras personas. Todos somos distintos y merecemos respeto. Como dice un amigo mío: "Si no hay nada bueno que decir, mejor no decir nada".


3. No te vengas abajo si una situación escapa a tu control:


Después de la primera impresión, deja de malgastar palabras definiéndola como “un asco” o “un desastre”. Esfuérzate en buscar las palabras positivas que describan qué vas a hacer para afrontarla.


4. Cambia lo que te dices a ti mismo cuando te sientes inseguro:


Si te enfrentas a situaciones amenazantes y el miedo campa a sus anchas por cada pensamiento, detenlo.


“Lo superaré. Saldré de ésta. Aún no sé cómo, pero lo haré…” Ábrele la puerta al valor.


5. Llena tu vocabulario cotidiano de frases positivas:


Frases como, por ejemplo: “Puedo hacerlo. Tendré que trabajar duro, pero lo conseguiré. ¡Es posible!”


Úsalas, incluso cuando te enfrentes a algo difícil y abrumador. Elige subrayar aquellas palabras que te impulsen a seguir luchando.