Un testimonio en Facebook que ayuda a enfrentar la obesidad
Patricia Jacob se sentía morir. Pesaba 107 kilos y ya no podía desarrollar una vida normal.
Pero hizo un click y con mucha voluntad enfrentó el problema. Bajó 34 kilos en un año y contó su historia en la popular red social para concientizar.
El sobrepeso afecta al 52,1% de los argentinos.
Patricia Jacob decidió contar su historia en la red social Facebook, para que otros sigan su ejemplo. A los 19 pesaba 62 kilos.
Tras su primer embarazo su peso fue aumentando hasta los 107 kilos. Su vida se volvió tortuosa. Hasta que hizo un click y empezó el camino de la rehabilitación.
Casada, con cinco hijos, hoy siente que la vida le dio otra oportunidad. Llegó a bajar 44 kilos y se estabilizó en 73. No fue un camino fácil el que recorrió. Hoy la obesidad afecta al 52,1% de los argentinos.
–¿Cuándo comienzan sus problemas de sobrepeso que derivaron en obesidad?
–Más con el primer embarazo, tenían problemas, no subía de peso, estaba de siete meses, había bajado incluso. Tenía 62 kilos y bajé a 60. Entonces el médico consideró que venía complicada, y me dio vitaminas.
Y en los últimos 2 meses de embarazo aumenté 20 kilos. Después no bajé nunca más.
Todos los embarazos me fueron agregando kilos hasta acumular 40 kilos. Siempre estaba en 90 a 96 kilos muchos años. En 2012 aumenté de golpe a 107, estaba en un estado muy depresivo y me deterioré mucho.
–¿Y cómo era esa vida con 107 kilos?
–Me costaba dormir, me deprimí mucho. Sentía dolores de espalda que no me dejaban mover. Me levantaba como podía y caminaba porque no podía dormirme.
Ya no podía trabajar, no podía vivir. Arrastraba a mi familia porque estaba deprimida totalmente. Me veía cada vez peor porque aumentaba y aumentaba de peso.
No podía parar. Hacía consultas médicas, quería entrar al CIR (Centro Integral de Rehabilitación que funciona en el Hospital Militar).
Me hicieron una entrevista y llorando les pedí una oportunidad, que yo iba a hacer el tratamiento. Eso fue en enero de 2012 y en marzo entré.
–¿Cuándo te diste cuenta que tenías que hacer un click y buscar ayuda?
–Yo toqué fondo, al punto de decir no puedo vivir más así, eso es lo peor. Estaba mal y me decía “estoy gorda”.
Entraba a un lugar a comprar ropa y no la conseguía, entonces empezaba una dieta, pero veía una comida rica y la comía y me decía “total el lunes empiezo” y abandonas la dieta.
Pero llega un momento en que no das más y tenés que cambiar porque sino te morís. Sentía que no iba a vivir.
Con profesionales. –¿Cómo es el tratamiento?
–Es una internación de día, te buscan, te llevan, estás toda la tarde ahí, haces caminatas, te dan la vianda para comer. Es muy bueno el tratamiento, muy integral porque incluye psicóloga, kinesiólogo. Mientras lo haces está muy bueno.
–¿Cuánto tiempo estuviste ahí?
–Un año. Empecé a sentirme mejor, bajar de peso. Lo que más necesitas en ese momento es la ayuda de personas que estén en lo mismo que vos.
Es lo que por ahí te falta con una nutricionista. Te dan la dieta, vas a tu casa, la comes, pero cuando tenés el problema de que no te llenas, con quién lo hablas. Pero necesitas gente que esté en la misma que vos. Por eso yo rescato a ALCO (Anónimos Luchadores Contra la Obesidad), ahí tenemos todos el mismo idioma.
En el Centro de Rehabilitación te dan el alta cuando creen que ya llegas al peso saludable y ahí termina el tratamiento. No te hacen una etapa de mantenimiento.
Me fui con 68 kilos, pero empecé a aumentar, le ocurre al 90% de la gente que sale de ahí. Llegué a 75 y me fui a ALCO y ahora ya bajé 2 kilos, veía que sola no podía que iba a volver a subir. Puedo aumentar 5 kilos, pero más no. Tengo que mantenerme.
–¿Qué rol jugó la familia?
–La familia me ayudó mucho, mis hijos estaban conmigo, ellos por ahí querían comer cosas especiales, pero en todo ese tiempo que duró mi tratamiento no me pedían nada e incluso comían lo mismo que yo.
–¿Qué actividades desarrollan en ALCO?
-Te enseñan qué comer y cómo preparar los alimentos. Te enseñan a hacer actividades físicas. Es más integral.
Te encontrás con un montón de gente que está en lo mismo. No son profesionales, sino gente que te enseña desde su misma experiencia.
Las reuniones son muy dinámicas, te sentís como en un grupo de amigos y eso es lo que lo hace muy agradable.
–¿Sentís que la vida te ha dado una segunda oportunidad?
–Sí, totalmente. Veo la vida de otra forma. La última vez que me vi flaca fue a los 19 años cuando me casé, mis hijos nunca me conocieron flaca, volver a tener un peso normal después de 26 años no es fácil.
Me cuesta entrar a un negocio donde antes me miraban diferente, pedía un jeans y me preguntaban si era para mí. Cuando era gorda me miraban de otra forma. La gente discrimina mucho y te duele.
Hay un mundo para la gente gorda y otro para la gente flaca. Recuerdo en el programa de televisión Cuestión de Peso (canal El Trece de Buenos Aires) una de las personas recuperadas se vistió de gordo y salió a la calle para volver a vivir lo que era sentirse gordo, para no volver a estar así. Todo flaco debería ponerse alguna vez un traje y salir a la calle para sentir lo que es, cómo la gente te mira y te discrimina.
–¿Ese tipo de programas como Cuestión de Peso, alienta a la persona a iniciar un tratamiento?
–Ayuda a mucha gente que incluso se recuperó, pero está el show también. Mucha gente que se divierte viendo a un gordo, riéndose de ellos. No me gusta la parte del show.
–¿Desde su ejemplo, que le diría a una persona que hoy se encuentra con el problema de la obesidad y aún no se trata?
-Comer sano lo puede hacer cualquiera, cualquiera puede darse la oportunidad de salir a caminar y de tener otra vida. Cualquiera puede entrar a Internet y buscar la forma de comer, de cuidarse, de quererse.
Tenemos que darnos la oportunidad de creer que podemos cambiar y no quedarse en el “yo no puedo”. Se puede cambiar.
El Centro de Rehabilitación es para muy pocos, porque lamentablemente a veces surgen problemas con la mutual o económicos. A ALCO cualquiera puede ir, sale $15 nada más, está abierto para cualquier persona, es todos los lunes, 2 horas.
En cualquier momento podes empezar la dieta, hervir verduras, salir a caminar, consumir más agua previo chequeo médico.
–¿De qué cosas disfruta ahora que no podía antes?
–Disfrutar de la vida, ahora puedo hacer cualquier cosa. Antes no hacía nada, me invitaban a salir o pasear y decía que no. Cualquier cosa tenía primero el “no”.
-Contó su historia en las redes sociales. ¿Es una forma de generar conciencia?
–Sí, pero para que no esperen como yo que toqué fondo y me sentí morir para empezar el tratamiento.
Yo veía hasta la cara de tristeza de mis hijos que veían perder a su madre y eso me hizo dar cuenta que no los podía ver así.
Y ahora haber vivido el cumpleaños de 15 de mi hija fue algo maravilloso. Pude cambiar mi vida.
¿Qué es ALCO?
Anónimos Luchadores Contra la Obesidad (ALCO) San Roque es un grupo de autoayuda que brinda apoyo a personas con obesidad y desórdenes alimentarios.
Se reúnen los lunes a las 17.30 en la Escuela República de Chile, en avenida Ramírez, frente a la Terminal de ómnibus de Paraná.
Pertenece a la Fundación fundada por el conocido doctor Alberto Cormillot, que constituyó la institución a partir de formar grupos de ayuda mutua.
ALCO tiene sede en Argentina y varios países, y sus oficina central se encuentra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“El programa de ALCO está basado en brindar herramientas al participante con obesidad para modificar hábitos alimentarios y de actividad física, logrando la autogestión de la enfermedad y el control a lo largo del tiempo”, se señala en su sitio en internet.
“La experiencia personal del participante obeso (testimonio), la literatura desarrollada por profesionales y su asesoramiento para dar conocimiento técnico sobre la obesidad y el grupo en sí, constituyen los principales puntales del tratamiento”, se explica.
“ALCO se constituye como la institución de habla hispana más importante que lucha contra la obesidad y está reconocida por la Organización Mundial de la Salud”, se recalca.
PARA DESTACAR
Perfil. Patricia María Jacob tiene 46 años, está casada con Héctor Solaro y se desempeña en Mesa de Entradas del Ministerio de Desarrollo Social de Entre Ríos. Tiene cinco hijos (Matías, 26, Iván, 24, Francisco, 20, Marcelo, 18, y Milagros, 15). Su peso máximo fue de 107 kilos, a los 19 pesaba 62 y actualmente 73. Bajó 34 kilos.
Patricia Jacob se sentía morir. Pesaba 107 kilos y ya no podía desarrollar una vida normal.
Pero hizo un click y con mucha voluntad enfrentó el problema. Bajó 34 kilos en un año y contó su historia en la popular red social para concientizar.
El sobrepeso afecta al 52,1% de los argentinos.

Patricia Jacob decidió contar su historia en la red social Facebook, para que otros sigan su ejemplo. A los 19 pesaba 62 kilos.
Tras su primer embarazo su peso fue aumentando hasta los 107 kilos. Su vida se volvió tortuosa. Hasta que hizo un click y empezó el camino de la rehabilitación.
Casada, con cinco hijos, hoy siente que la vida le dio otra oportunidad. Llegó a bajar 44 kilos y se estabilizó en 73. No fue un camino fácil el que recorrió. Hoy la obesidad afecta al 52,1% de los argentinos.
–¿Cuándo comienzan sus problemas de sobrepeso que derivaron en obesidad?
–Más con el primer embarazo, tenían problemas, no subía de peso, estaba de siete meses, había bajado incluso. Tenía 62 kilos y bajé a 60. Entonces el médico consideró que venía complicada, y me dio vitaminas.
Y en los últimos 2 meses de embarazo aumenté 20 kilos. Después no bajé nunca más.
Todos los embarazos me fueron agregando kilos hasta acumular 40 kilos. Siempre estaba en 90 a 96 kilos muchos años. En 2012 aumenté de golpe a 107, estaba en un estado muy depresivo y me deterioré mucho.
–¿Y cómo era esa vida con 107 kilos?
–Me costaba dormir, me deprimí mucho. Sentía dolores de espalda que no me dejaban mover. Me levantaba como podía y caminaba porque no podía dormirme.
Ya no podía trabajar, no podía vivir. Arrastraba a mi familia porque estaba deprimida totalmente. Me veía cada vez peor porque aumentaba y aumentaba de peso.
No podía parar. Hacía consultas médicas, quería entrar al CIR (Centro Integral de Rehabilitación que funciona en el Hospital Militar).
Me hicieron una entrevista y llorando les pedí una oportunidad, que yo iba a hacer el tratamiento. Eso fue en enero de 2012 y en marzo entré.
–¿Cuándo te diste cuenta que tenías que hacer un click y buscar ayuda?
–Yo toqué fondo, al punto de decir no puedo vivir más así, eso es lo peor. Estaba mal y me decía “estoy gorda”.
Entraba a un lugar a comprar ropa y no la conseguía, entonces empezaba una dieta, pero veía una comida rica y la comía y me decía “total el lunes empiezo” y abandonas la dieta.
Pero llega un momento en que no das más y tenés que cambiar porque sino te morís. Sentía que no iba a vivir.
Con profesionales. –¿Cómo es el tratamiento?
–Es una internación de día, te buscan, te llevan, estás toda la tarde ahí, haces caminatas, te dan la vianda para comer. Es muy bueno el tratamiento, muy integral porque incluye psicóloga, kinesiólogo. Mientras lo haces está muy bueno.
–¿Cuánto tiempo estuviste ahí?
–Un año. Empecé a sentirme mejor, bajar de peso. Lo que más necesitas en ese momento es la ayuda de personas que estén en lo mismo que vos.
Es lo que por ahí te falta con una nutricionista. Te dan la dieta, vas a tu casa, la comes, pero cuando tenés el problema de que no te llenas, con quién lo hablas. Pero necesitas gente que esté en la misma que vos. Por eso yo rescato a ALCO (Anónimos Luchadores Contra la Obesidad), ahí tenemos todos el mismo idioma.
En el Centro de Rehabilitación te dan el alta cuando creen que ya llegas al peso saludable y ahí termina el tratamiento. No te hacen una etapa de mantenimiento.
Me fui con 68 kilos, pero empecé a aumentar, le ocurre al 90% de la gente que sale de ahí. Llegué a 75 y me fui a ALCO y ahora ya bajé 2 kilos, veía que sola no podía que iba a volver a subir. Puedo aumentar 5 kilos, pero más no. Tengo que mantenerme.
–¿Qué rol jugó la familia?
–La familia me ayudó mucho, mis hijos estaban conmigo, ellos por ahí querían comer cosas especiales, pero en todo ese tiempo que duró mi tratamiento no me pedían nada e incluso comían lo mismo que yo.
–¿Qué actividades desarrollan en ALCO?
-Te enseñan qué comer y cómo preparar los alimentos. Te enseñan a hacer actividades físicas. Es más integral.
Te encontrás con un montón de gente que está en lo mismo. No son profesionales, sino gente que te enseña desde su misma experiencia.
Las reuniones son muy dinámicas, te sentís como en un grupo de amigos y eso es lo que lo hace muy agradable.
–¿Sentís que la vida te ha dado una segunda oportunidad?
–Sí, totalmente. Veo la vida de otra forma. La última vez que me vi flaca fue a los 19 años cuando me casé, mis hijos nunca me conocieron flaca, volver a tener un peso normal después de 26 años no es fácil.
Me cuesta entrar a un negocio donde antes me miraban diferente, pedía un jeans y me preguntaban si era para mí. Cuando era gorda me miraban de otra forma. La gente discrimina mucho y te duele.
Hay un mundo para la gente gorda y otro para la gente flaca. Recuerdo en el programa de televisión Cuestión de Peso (canal El Trece de Buenos Aires) una de las personas recuperadas se vistió de gordo y salió a la calle para volver a vivir lo que era sentirse gordo, para no volver a estar así. Todo flaco debería ponerse alguna vez un traje y salir a la calle para sentir lo que es, cómo la gente te mira y te discrimina.
–¿Ese tipo de programas como Cuestión de Peso, alienta a la persona a iniciar un tratamiento?
–Ayuda a mucha gente que incluso se recuperó, pero está el show también. Mucha gente que se divierte viendo a un gordo, riéndose de ellos. No me gusta la parte del show.
–¿Desde su ejemplo, que le diría a una persona que hoy se encuentra con el problema de la obesidad y aún no se trata?
-Comer sano lo puede hacer cualquiera, cualquiera puede darse la oportunidad de salir a caminar y de tener otra vida. Cualquiera puede entrar a Internet y buscar la forma de comer, de cuidarse, de quererse.
Tenemos que darnos la oportunidad de creer que podemos cambiar y no quedarse en el “yo no puedo”. Se puede cambiar.
El Centro de Rehabilitación es para muy pocos, porque lamentablemente a veces surgen problemas con la mutual o económicos. A ALCO cualquiera puede ir, sale $15 nada más, está abierto para cualquier persona, es todos los lunes, 2 horas.
En cualquier momento podes empezar la dieta, hervir verduras, salir a caminar, consumir más agua previo chequeo médico.
–¿De qué cosas disfruta ahora que no podía antes?
–Disfrutar de la vida, ahora puedo hacer cualquier cosa. Antes no hacía nada, me invitaban a salir o pasear y decía que no. Cualquier cosa tenía primero el “no”.
-Contó su historia en las redes sociales. ¿Es una forma de generar conciencia?
–Sí, pero para que no esperen como yo que toqué fondo y me sentí morir para empezar el tratamiento.
Yo veía hasta la cara de tristeza de mis hijos que veían perder a su madre y eso me hizo dar cuenta que no los podía ver así.
Y ahora haber vivido el cumpleaños de 15 de mi hija fue algo maravilloso. Pude cambiar mi vida.
¿Qué es ALCO?
Anónimos Luchadores Contra la Obesidad (ALCO) San Roque es un grupo de autoayuda que brinda apoyo a personas con obesidad y desórdenes alimentarios.
Se reúnen los lunes a las 17.30 en la Escuela República de Chile, en avenida Ramírez, frente a la Terminal de ómnibus de Paraná.
Pertenece a la Fundación fundada por el conocido doctor Alberto Cormillot, que constituyó la institución a partir de formar grupos de ayuda mutua.
ALCO tiene sede en Argentina y varios países, y sus oficina central se encuentra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“El programa de ALCO está basado en brindar herramientas al participante con obesidad para modificar hábitos alimentarios y de actividad física, logrando la autogestión de la enfermedad y el control a lo largo del tiempo”, se señala en su sitio en internet.
“La experiencia personal del participante obeso (testimonio), la literatura desarrollada por profesionales y su asesoramiento para dar conocimiento técnico sobre la obesidad y el grupo en sí, constituyen los principales puntales del tratamiento”, se explica.
“ALCO se constituye como la institución de habla hispana más importante que lucha contra la obesidad y está reconocida por la Organización Mundial de la Salud”, se recalca.
PARA DESTACAR
Perfil. Patricia María Jacob tiene 46 años, está casada con Héctor Solaro y se desempeña en Mesa de Entradas del Ministerio de Desarrollo Social de Entre Ríos. Tiene cinco hijos (Matías, 26, Iván, 24, Francisco, 20, Marcelo, 18, y Milagros, 15). Su peso máximo fue de 107 kilos, a los 19 pesaba 62 y actualmente 73. Bajó 34 kilos.