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¿Vivís nervioso y puteando? Una japonesa y su pluma te dan una fabulosa clase de equilibrio


link: https://www.youtube.com/watch?v=K6rX1AEi57c


Primero, no sé, tomate un té y mirá el video que está aquí arriba. Yo sé que no es fácil. Vivimos enloquecidos. Con diez mil millones de cosas para hacer. Que la casa, que la oficina, que la reunión de consorcio, que los pibitos que están en vacaciones de invierno y se te suben la cabeza para jugar a la Play con más perspectiva. Yo sé todo. Pero nadie puede hacer esto por vos. Así que te aconsejo que te tomes un ratito, como sea, y lo mires. ¿Por qué creo que es tan importante? Porque sin querer, sin sospecharlo, Miyoko Shida, una artista japonesa maravillosa que se convirtió en estrella por este video, nos da a todos una real y verdadera clase equilibrio. Justo lo que te andaba faltando. Justo lo que me andaba faltando. Justo lo que nos andaba faltando a todos.


Ella y su plumita. La mujer y la pluma. Tratando de que no se le venga abajo todo lo que armó, con confianza, con absoluta paz y armonía, Miyoko consigue mantener en pie lo impensado. Lo imposible. De verdad, que no sé si Miyoko tiene algo que ver con cuestiones espirituales, supongo que sí porque es asiática y ellos andan más cerca de esos temas que nosotros, pero reconozco que, por lo menos, nos demostró a todos lo que significa estar en presencia absoluta. Si en ese momento, en el momento del video, Miyoko pensaba en el pasado (lo mal que le salió el pollo al horno del día anterior) o si se preocupaba por el futuro (de dónde sacaría la plata para pagar el aumento de luz del último mes) les apuesto que la pluma se le hubiera ido al piso.

Así que Miyoko, sin una palabra, nos terminó diciendo que…

TENEMOS QUE ESTAR EN EL PRESENTE.

En todo acto tenemos que estar totalmente en el presente. Miyoko estaba en lo que se dicen, aquí y ahora. Y esto se observa en sus ojos, en su expresión y en sus movimientos. En ella no hay dudas, preguntas, idas para adelante y detrás. Ella simplemente es y en este ser, crea. Cada pausa, cada rama, cada deslizamiento delicado de su pie sobre el suelo, tiene sentido y propósito. Además de lo anterior, Miyoko nos ancla en su propio “ahora”. Por casi siete minutos, nos involucramos con ella en el proceso y en cierta manera co-creamos, porque cada palito y rama despiertó en nosotros imágenes y significados personales. Durante esos siete minutos, nuestra mente no saltó, nuestro ego desapareció.

TODO ESTA PERFECTAMENTE CONECTADO.

La vida es una serie de frágiles conexiones. Si alguien alguna vez necesita una lección sobre la interconectividad y como todo y todos somos necesarios para sostener a la creación, este video sería una gran herramienta educativa. No hay una sola pieza en la estructura que esté puesta sin sentido. Que no cumpla su función. Cada una de ellas es importante para que la obra sea posible. Y si alguna de las ramas fuera colocada unos milímetros más a la derecha o más a la izquierda, toda la escultura colapsaría. Y sin embargo, ese colapso sería el único destino posible de esta pieza. Nada está puesto al azar en nuestras vidas y todo está ahí por un motivo. Y aunque no lo sepamos, o no lo creamos así, es perfecto.

NI BUENO NI MALO: EQUILIBRIO.

Sólo existe nuestra esencia, el centro. Finalmente, una de las lecciones más importantes tiene que ver con la capacidad para elevarnos y observar. No juzgar el destino de la pluma. Sólo tratar de ubicarla donde debe descansar. Nadie de los que conozcas será, entonces, ni tan bueno, ni tan malo. En estado de equilibrio, sin desmesuras, siendo sólo observadores de nuestro propio juego de vida, sólo somos almas tratando de aprender a estar cada vez más serenas, cada vez más erguidas y bien ubicadas como las ramas de Miyoko. Sabiendo que cumplimos todas una función. Y que nadie es imprescindible. Que todo somos alumnos y maestros. Que las polaridades sólo sirven si sabemos equilibrarlas. Y que ese, como el de la pluma, es el mayor desafío de todos.