Luché tanto y ahora pierdo todo.
Algunos argentinos caídos en desgracia económica casi 15 años atrás, no nos hemos podido recuperar hasta el día de hoy.
Quienes planeamos nuestra existencia y la de nuestros seres queridos a partir de las coordenadas del “1 a 1” de los noventas, terminamos cayendo estrepitosamente, como Ícaro, desde esa nube con la cual nos hiciera fantasear un ministro de economía innombrable y posteriormente un presidente sin iniciativa, que se limitó a mantener el “statu quo” por miedo a que una segura debacle del sistema financiero se le viniera encima.
Si ser deudora ´hipotecaria en mi país es una mala palabra, entonces, en el diccionario de la Irreal Academia Latina, mi nombre encabeza la lista de vocablos, en cualquier orden alfabético que se lo ponga.Tengo dos frentes abiertos con acreedores : uno, la hipoteca que contraté con una financiera;y el otro, el consorcio de copropietarios del edificio en el que está mi departamento
.Las leyes de refinanciación mediante las que se creó un Fondo Fiduciario o Fideicomiso especial para auxilio de quienes tomaron préstamos con tal garantía real para compra, refacción, o construcción de vivienda única y familiar, no contemplan mi caso.
Mucho hice desde entonces para evitar ser despojada de mi única vivienda en la que habito con mi nieta de 4 años y mis dos hijos. Uno de ellos padece una patología cardíaca congénita.
Soy único sostén de familia. Tengo trabajo en un kiosco con un sueldo paupérrimo,jamas estuve “bancarizada”. No cuento con tarjeta de crédito. Vivimos al día, con restricciones y privaciones. Soy asistente de quirófano, pero no he podido encontrar trabajo de lo que estudié, ni de ninguna otra cosa; por lo que mantengo mi modesto puesto en el comercio.
Después de un largo batallar en los tribunales durante todos estos años en las más diversas instancias ( hasta llegue a la Corte Suprema, en el juicio de ejecución hipotecaria),seguí solicitando ayuda a nuestros legisladores nacionales, ministros,y legisladores porteños.Todos anotaron mis datos abrieron expedientes,pero ninguno hasta el día de hoy me tendió una mano.Con un trabajo bien remunerado hubiese refinanciado mi deuda. Finalmente se dispuso fecha de remate en el proceso de ejecución de expensas: el 10 de diciembre se subastará mi inmueble; el 10 de diciembre perderemos todo, mis dos hijos, mi nieta, y yo.
GENOVEVA BEATRIZ VALLOREO.-
DNI 16973430
Algunos argentinos caídos en desgracia económica casi 15 años atrás, no nos hemos podido recuperar hasta el día de hoy.
Quienes planeamos nuestra existencia y la de nuestros seres queridos a partir de las coordenadas del “1 a 1” de los noventas, terminamos cayendo estrepitosamente, como Ícaro, desde esa nube con la cual nos hiciera fantasear un ministro de economía innombrable y posteriormente un presidente sin iniciativa, que se limitó a mantener el “statu quo” por miedo a que una segura debacle del sistema financiero se le viniera encima.
Si ser deudora ´hipotecaria en mi país es una mala palabra, entonces, en el diccionario de la Irreal Academia Latina, mi nombre encabeza la lista de vocablos, en cualquier orden alfabético que se lo ponga.Tengo dos frentes abiertos con acreedores : uno, la hipoteca que contraté con una financiera;y el otro, el consorcio de copropietarios del edificio en el que está mi departamento
.Las leyes de refinanciación mediante las que se creó un Fondo Fiduciario o Fideicomiso especial para auxilio de quienes tomaron préstamos con tal garantía real para compra, refacción, o construcción de vivienda única y familiar, no contemplan mi caso.
Mucho hice desde entonces para evitar ser despojada de mi única vivienda en la que habito con mi nieta de 4 años y mis dos hijos. Uno de ellos padece una patología cardíaca congénita.
Soy único sostén de familia. Tengo trabajo en un kiosco con un sueldo paupérrimo,jamas estuve “bancarizada”. No cuento con tarjeta de crédito. Vivimos al día, con restricciones y privaciones. Soy asistente de quirófano, pero no he podido encontrar trabajo de lo que estudié, ni de ninguna otra cosa; por lo que mantengo mi modesto puesto en el comercio.
Después de un largo batallar en los tribunales durante todos estos años en las más diversas instancias ( hasta llegue a la Corte Suprema, en el juicio de ejecución hipotecaria),seguí solicitando ayuda a nuestros legisladores nacionales, ministros,y legisladores porteños.Todos anotaron mis datos abrieron expedientes,pero ninguno hasta el día de hoy me tendió una mano.Con un trabajo bien remunerado hubiese refinanciado mi deuda. Finalmente se dispuso fecha de remate en el proceso de ejecución de expensas: el 10 de diciembre se subastará mi inmueble; el 10 de diciembre perderemos todo, mis dos hijos, mi nieta, y yo.
GENOVEVA BEATRIZ VALLOREO.-
DNI 16973430